Negligencia en cirugía ginecológica: reclamación
Guía para reclamar por negligencia en cirugía ginecológica: requisitos, pruebas, plazos e indemnización. Cómo actuar paso a paso.
Índice
- Qué es la negligencia en cirugía ginecológica
- Ejemplos frecuentes y banderas rojas
- Requisitos de responsabilidad y prueba
- Documentación indispensable y cómo obtenerla
- Cuánto puedo reclamar: indemnización y conceptos
- Plazos y vías de reclamación en España
- Paso a paso de la reclamación
- Papel del perito ginecólogo y otras pericias
- Errores habituales que evitar
- Preguntas frecuentes
Qué es la negligencia en cirugía ginecológica
La negligencia en cirugía ginecológica se produce cuando, durante intervenciones como histerectomía, miomectomía, laparoscopia, cirugía de suelo pélvico, quistectomía ovárica o procedimientos de endometriosis, la actuación del equipo médico se aparta de la lex artis (el estándar profesional exigible) y ese desvío provoca un daño evitable. No toda complicación implica culpa: la medicina conlleva riesgos, pero la diferencia está en si se asumieron medidas razonables de prevención, se informó correctamente y se actuó con diligencia en la indicación, la técnica y el seguimiento postoperatorio.
En ginecología, la especial complejidad anatómica (vasos iliacos, uréteres, vejiga, recto, nervios pélvicos) convierte pequeños desvíos técnicos en lesiones serias: perforaciones, fístulas vesicovaginales o rectovaginales, lesión ureteral con hidronefrosis, hemorragias tardías, infecciones profundas o adherencias severas. La negligencia puede darse por mala indicación (operar cuando bastaba tratamiento conservador), por técnica inadecuada (uso inseguro de energía, falta de control de hemostasia, no conversión oportuna a cirugía abierta) o por seguimiento insuficiente (alta prematura sin controles, demora en diagnosticar complicaciones). También alcanza a fallos organizativos: quirófano sin recursos, listas de verificación omitidas o ausencia de protocolos de profilaxis antibiótica y tromboprofilaxis.
Idea clave: para que exista responsabilidad debe concurrir un daño, un incumplimiento del estándar y relación causal. Si alguno falta, la reclamación será débil. La información preoperatoria (consentimiento informado) y las decisiones documentadas en historia clínica suelen ser determinantes.
Ejemplos frecuentes y banderas rojas
Entre los supuestos que más acaban en reclamación destacan: lesión de uréter durante histerectomía (con fiebre, dolor lumbar y anuria en días posteriores), perforación intestinal no detectada intraoperatoriamente tras laparoscopia de endometriosis, hemorragia por traumatismo vascular con shock hipovolémico, fistulización tras sutura deficiente, quemaduras por electrocauterio, retención de material quirúrgico, y sepsis por profilaxis inadecuada. En cirugía de suelo pélvico, el mal posicionamiento de mallas puede generar dolor crónico, dispareunia e infecciones recidivantes.
Algunas banderas rojas para el paciente: consentimiento informado genérico que no menciona riesgos específicos (lesión ureteral, fístulas, conversión a laparotomía), ausencia de exploración preoperatoria adecuada (analítica, imagen), demoras injustificadas ante fiebre o dolor severo, altas sin instrucciones claras, o contradicciones en la historia clínica (órdenes no firmadas, huecos temporales). También deben vigilarse resultados de anatomía patológica que no justifican la cirugía realizada (p. ej., extirpación de ovario sano sin indicación sólida) o informes que no reflejan la complicación finalmente diagnosticada.
- Mala indicación quirúrgica frente a alternativas conservadoras.
- Falta de identificación y protección de uréteres durante disección.
- Uso inseguro de energía (monopolar) junto a vísceras huecas.
- Seguimiento postoperatorio insuficiente ante signos de alarma.
- Defectos organizativos: checklists y profilaxis omitidas.
Requisitos de responsabilidad y prueba
En España, la responsabilidad médica se valora con base en tres pilares: daño (lesión corporal, secuelas, perjuicios económicos o morales), infracción de la lex artis (conducta por debajo del estándar profesional exigible en ese contexto) y causalidad (nexo entre la conducta y el daño). El paciente debe aportar indicios; el dictamen pericial compara la actuación con guías y protocolos. En centros públicos se examina además el funcionamiento del servicio (responsabilidad patrimonial). En centros privados se discute la responsabilidad civil contractual del hospital y de los profesionales implicados.
La prueba clave incluye historia clínica completa, hojas de consentimiento, registros de quirófano y anestesia, informes de anatomía patológica, pruebas de imagen y evolución en urgencias. La carga probatoria puede aligerarse cuando se trata de daños desproporcionados (p. ej., olvido de gasa o bisturí) o cuando la información fue deficiente; en tales supuestos se invierten o comparten cargas de prueba. El informe pericial debe ser claro en explicar cómo el resultado habría sido evitable con una actuación diligente y qué alternativas existían.
Consejo práctico: registra por escrito desde el primer día síntomas, visitas a urgencias y bajas médicas. Ese “diario clínico” apoya la cronología y la causalidad, especialmente en complicaciones que emergen días después de la cirugía.
Documentación indispensable y cómo obtenerla
Lo primero es solicitar la historia clínica íntegra al hospital o clínica: informes de preoperatorio, anestesia, parte quirúrgico, hojas de consentimiento, medicación administrada, curas, analíticas y seguimientos. Tienes derecho a copia; si hay negativa o retraso, se puede reclamar ante la Autoridad de Protección de Datos o vía judicial. Pide también las imágenes DICOM (TAC, RM) y los resultados de anatomía patológica.
Reúne además: partes de baja/alta laboral, facturas de tratamientos, tickets de farmacia, gastos de desplazamiento y cuidadores, así como correspondencia con aseguradoras. Si acudiste a urgencias en otros centros, solicita esos historiales para completar la cronología. Finalmente, encarga un informe pericial a un ginecólogo con experiencia pericial o a un médico forense privado; su análisis técnico ordenará la prueba, propondrá bibliografía y ayudará a valorar viabilidad y cuantía.
- Historia clínica y registros de quirófano.
- Consentimientos informados específicos.
- Imágenes DICOM y anatomía patológica.
- Gastos, bajas y evidencias económicas.
- Informe pericial ginecológico y/o urológico/coloproctológico si hay fístulas.
Cuánto puedo reclamar: indemnización y conceptos
La cuantía se estima combinando el Baremo de Tráfico (por analogía para daños personales) y criterios jurisprudenciales de responsabilidad sanitaria. Se valora la entidad de las secuelas (dolor pélvico crónico, incontinencia, dispareunia, infertilidad, cicatrices, pérdida de órgano), los días de perjuicio personal básico o moderado (baja médica), y los perjuicios patrimoniales: lucro cesante, gastos médicos futuros, ayudas técnicas y adaptaciones. Cuando el defecto es informativo (consentimiento insuficiente) cabe indemnización por pérdida de oportunidad, incluso si la técnica fue correcta, si el paciente no pudo ponderar riesgos y alternativas.
Los conceptos típicos incluyen: daño corporal y moral, secuelas estéticas, gastos presentes y futuros, apoyo psicológico/sexual, pérdida de fertilidad, y daño emergente (reintervenciones, consultas, transporte). En lesiones urológicas o rectales, el impacto en calidad de vida es elevado y las cuantías tienden a ser superiores por afectación funcional e íntima. Un buen informe pericial y una tabla de daños bien justificada maximizan la reclamación.
Tip: acompaña la demanda de un plan de rehabilitación y presupuesto de tratamientos futuros (suelo pélvico, fisioterapia, farmacología), con informes de especialistas y facturas proforma. Facilita al juez una visión económica completa.
Plazos y vías de reclamación en España
El plazo depende del tipo de centro y de la relación jurídica:
- Sanidad pública: responsabilidad patrimonial de la Administración, 1 año desde la estabilización de secuelas o el alta. Se inicia con reclamación administrativa previa; si es desestimada, vía contencioso-administrativa.
- Sanidad privada (hospital/aseguradora): normalmente 5 años para responsabilidad contractual (art. 1964 CC) desde que el paciente pudo conocer el alcance del daño; 1 año si se formula como extracontractual (art. 1968 CC).
- Vía penal: reservada a supuestos graves (imprudencia profesional). Exige valorar riesgo/beneficio porque la carga probatoria y los tiempos son mayores.
La elección de vía incide en pruebas, peritos, tasas y tiempos. En privada es habitual reclamar contra clínica y aseguradora de responsabilidad civil; en pública, contra el Servicio de Salud correspondiente. Un análisis previo de viabilidad evita caducidades y sorpresas jurisdiccionales.
Paso a paso de la reclamación
1) Solicita y custodia toda la documentación clínica y económica. 2) Encarga un preinforme pericial para valorar opciones y cuantía aproximada. 3) Formula reclamación extrajudicial a la clínica/aseguradora (o administrativa en pública) detallando hechos, daños y cuantía orientativa, adjuntando prueba. 4) Explora mecanismos de resolución amistosa (MASC/mediación) sin renunciar a tus derechos. 5) Si no hay acuerdo, presenta demanda con informe pericial, cálculo de indemnización y prueba testifical. 6) Prepárate para la audiencia previa y juicio: cronología clara, perito convincente y relato coherente del impacto en tu vida.
En paralelo, cuida tu recuperación: sigue pautas médicas y recopila informes de evolución. Si la aseguradora propone una peritación propia, asiste acompañado de tu perito o abogado para evitar sesgos y documenta todo por escrito.
Resultado óptimo: acuerdo extrajudicial con indemnización justa y rápido cobro. Plan B: demanda bien fundamentada que resista tachas y objeciones sobre causalidad y riesgo aceptado.
Papel del perito ginecólogo y otras pericias
El perito ginecólogo traduce la técnica al lenguaje jurídico. Analiza indicación, técnica, complicaciones y seguimiento frente a guías y protocolos. Valora si había alternativas menos invasivas, si se tomaron medidas preventivas (identificación ureteral, profilaxis) y si se detectaron y trataron a tiempo las complicaciones. En lesiones urinarias será clave la pericia de urología; en fístulas rectales, la de coloproctología; en dolor crónico y dispareunia, la de suelo pélvico y sexología clínica. La coordinación de especialidades fortalece causalidad y cuantía.
Un buen dictamen detalla cronología, explica la fisiopatología del daño y cuantifica secuelas con escalas validadas. Debe anticipar objeciones frecuentes (riesgo inherente, adherencias previas, consentimiento genérico) y justificar por qué el resultado era evitable con conducta diligente. La presencia del perito en el juicio, con presentación didáctica y apoyos gráficos, suele inclinar la balanza.
Errores habituales que evitar
El error más común es esperar demasiado y perder plazos. El segundo, reclamar sin peritaje o con informes genéricos que no conectan conducta y daño. Tercero, infraestimar daños futuros (reintervenciones, fisioterapia de suelo pélvico, apoyo psicológico). Cuarto, aceptar ofertas a la baja sin un cálculo completo. Quinto, no documentar el impacto laboral y personal (bajas, tareas del hogar, vida sexual).
- Controla los plazos desde el alta y la estabilización de secuelas.
- Pericia específica en ginecología y, si procede, urología/coloproctología.
- Calcula la indemnización con tablas y justificantes, no “a ojo”.
- Evita redes sociales que contradigan tu situación clínica.
- Guarda toda comunicación con aseguradoras por escrito.
Preguntas frecuentes
¿Toda complicación es negligencia? No. Solo cuando el daño era evitable aplicando la lex artis y existe nexo causal. Si el riesgo se informó y la actuación fue diligente, no procede indemnización.
¿Qué valor tiene el consentimiento informado? Mucho. Debe ser específico y comprensible. Si fue genérico o no se explicaron alternativas y riesgos relevantes, puede haber indemnización por pérdida de oportunidad, además de la que derive del daño.
¿Cuánto tarda el proceso? Una negociación bien planteada puede cerrarse en meses; si hay juicio, puede extenderse más de un año según el juzgado y la complejidad pericial.
¿Puedo reclamar si firmé el consentimiento? Sí, si la información fue insuficiente o si el daño deriva de una mala praxis evitable. Firmar no exime de responsabilidad al centro ni al profesional.
¿Qué pasa si no me entregan la historia clínica? Reitéralo por escrito, cita tu derecho de acceso y, en su caso, reclama ante la Autoridad de Protección de Datos o solicita diligencias preliminares. La negativa injustificada perjudica a la defensa del centro.
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