¿Te han dado un diagnóstico incorrecto? Así puedes reclamar

¿Te han dado un diagnóstico incorrecto? Así puedes reclamar

Publicado el 15 de julio de 2025


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Qué es un diagnóstico incorrecto y cuándo es reclamable

Un diagnóstico incorrecto ocurre cuando se identifica erróneamente una enfermedad, se retrasa su detección de forma injustificada o se ignoran signos que un profesional diligente habría tenido en cuenta. No todo error clínico es negligencia: para que sea reclamable debe existir un incumplimiento de la lex artis (las reglas de la buena práctica médica), un daño real y una relación causal entre ambos. Por ejemplo, confundir un infarto con una indigestión sin realizar pruebas mínimas recomendables, o desestimar una fractura evidente sin solicitar radiografías básicas, puede exceder un simple desacierto y convertirse en una actuación contraria a los estándares.

Las situaciones típicas incluyen diagnóstico tardío de cáncer pese a síntomas persistentes, atribuir infecciones graves a cuadros banales sin analíticas, o pasar por alto alergias registradas. También abarca el error de diagnóstico diferencial cuando no se descartan causas probables con pruebas accesibles, y el tratamiento erróneo derivado del diagnóstico, que puede agravar la patología, generar secuelas o alargar la recuperación.

El contexto importa: urgencias, atención primaria, consultas especializadas, hospitalización o telemedicina plantean recursos y tiempos distintos. Aun así, el deber de diligencia exige valorar antecedentes, explorar adecuadamente, pedir pruebas proporcionadas y explicar opciones y riesgos relevantes. Si la actuación se aparta injustificadamente de esos estándares y se produce un perjuicio (físico, psicológico, económico o pérdida de oportunidad terapéutica), es posible reclamar por negligencia médica.

Clave práctica: Para sostener la reclamación necesitarás: (1) actuación médica por debajo de la lex artis, (2) daño valorable y (3) nexo causal entre ambos. El diagnóstico incorrecto por sí solo, sin daño, raramente genera indemnización.

Recuerda que el paciente tiene derecho a su documentación clínica y a recibir información comprensible. Esa documentación, junto con un informe pericial independiente, será la base para acreditar por qué el diagnóstico fue incorrecto y cómo influyó en el resultado. Desde el primer momento, piensa en recopilar y conservar evidencias.

Primeros pasos: documenta y prioriza tu salud

Tras un posible diagnóstico incorrecto, tu prioridad es la salud. Busca una segunda opinión con otro profesional o centro y solicita las pruebas necesarias para encaminar el tratamiento correcto. Paralelamente, inicia un archivo con fechas, síntomas, visitas, llamadas y recomendaciones recibidas. Anotar de forma cronológica lo sucedido te ayudará a reconstruir la historia y a demostrar demoras o decisiones injustificadas.

Solicita de manera formal tu historia clínica completa (informes de urgencias, exploraciones, analíticas, imagen, consentimientos, recetas y pautas). Pide copias en formato digital cuando sea posible y conserva resultados originales. Guarda facturas, recibos de fármacos, desplazamientos, bajas laborales y cualquier gasto o pérdida de ingresos que derive del error, porque integrarán el perjuicio económico reclamable.

  • Acude a un especialista independiente para encauzar el diagnóstico.
  • Redacta una línea de tiempo con fechas exactas y síntomas.
  • Pide la historia clínica y pruebas de imagen en soporte digital.
  • Reúne gastos médicos, transporte y justificantes laborales.
  • Evita discutir con el personal sanitario; comunica por escrito y con respeto.

Tip: escribe en el momento (o lo antes posible) notas breves sobre lo ocurrido en cada visita. Los apuntes contemporáneos refuerzan tu credibilidad y ayudan al perito a fijar el nexo causal.

Antes de presentar una reclamación formal, conviene una valoración jurídica preliminar. Un despacho especializado revisará viabilidad, estrategia y urgencias procesales. Actuar pronto es esencial: ciertos trámites tienen plazos estrictos y algunas acciones interrumpen la prescripción. Avanzar con método —salud primero, evidencias después, estrategia legal al final— te ahorrará tiempo y aumentará opciones de acuerdo.

Pruebas clave: historia clínica e informe pericial

El éxito de una reclamación por diagnóstico incorrecto descansa en la prueba. La historia clínica es el documento troncal: recoge síntomas, exploraciones, decisiones, consentimientos y resultados. Si encuentras omisiones llamativas, tachaduras o inconsistencias de fechas, anótalas y pide aclaraciones. Las pruebas de imagen (radiografías, TAC, RM) y analíticas deben conservarse en formato completo; las imágenes DICOM, por ejemplo, permiten una reevaluación pericial rigurosa.

El informe pericial médico lo emite un especialista de la misma área que evaluará si la actuación se apartó de la lex artis y si ese desvío causó el daño. Un buen perito explica qué protocolos o guías debían seguirse, qué pruebas eran razonables y qué habría cambiado con un diagnóstico a tiempo. Además, valora las secuelas, la pérdida funcional y la necesidad de tratamientos futuros, aspectos clave para cuantificar la indemnización.

  • Entrega al perito toda la documentación ordenada y paginada.
  • Incluye cronología, síntomas, medicación y bajas laborales.
  • Facilita pruebas comparativas (por ejemplo, antes y después del diagnóstico correcto).
  • Solicita que el informe detalle nexo causal y pérdida de oportunidad, si procede.

Importante: el peritaje debe ser independiente. Evita conflictos de interés y elige un experto con experiencia declarando en juicio. La claridad del informe y su solidez metodológica pesan tanto como sus conclusiones.

No subestimes la prueba documental complementaria: correos, reclamaciones previas, citas, tiempos de espera, informes de urgencias posteriores, partes de baja o testimonios de familiares pueden corroborar la versión de los hechos. Cuanto más coherente y verificable sea el conjunto probatorio, más margen tendrás para negociar o litigar con garantías.

Vías de reclamación: privada, pública, civil y penal

La vía adecuada depende del tipo de centro y del alcance del daño. Si el diagnóstico incorrecto ocurrió en un centro privado, la reclamación suele canalizarse por la jurisdicción civil frente al profesional y/o el centro, habitualmente con la intervención de su aseguradora de responsabilidad. En el sistema público, se articula una reclamación patrimonial frente a la administración sanitaria competente, con trámites y plazos específicos. En supuestos graves —conductas manifiestamente imprudentes o que pudieran encajar en delito— cabe valorar la vía penal, aunque no es la opción más frecuente ni necesariamente la más eficaz para resarcir económicamente.

Antes de demandar, es común una reclamación extrajudicial acompañada de informe pericial, que permite abrir negociación con la aseguradora. Algunos colegios profesionales o servicios autonómicos ofrecen mediación sanitaria o sistemas de conciliación que, si bien no sustituyen la indemnización plena, pueden acortar tiempos y costes. La hoja de reclamaciones puede ayudar a dejar constancia, pero por sí sola rara vez compensa el daño.

  • Privado (civil): demanda de responsabilidad contractual o extracontractual; negociación con aseguradora.
  • Público (responsabilidad patrimonial): reclamación administrativa con posible recurso contencioso.
  • Penal: reservada a supuestos de imprudencia grave o resultados especialmente lesivos.
  • Mediación/conciliación: útil para acuerdos rápidos cuando la cuantía y los hechos están claros.

Consejo estratégico: elige la vía en función de la prueba disponible, el objetivo (rapidez vs. cuantía), el perfil del contrario y el coste procesal. A veces, una buena reclamación extrajudicial bien peritada obtiene resultados sin litigar.

Sea cual sea la vía, cuida el tono y el contenido del escrito: hechos claros y ordenados, base médica sólida y una petición económica motivada. Eso incrementa la probabilidad de acuerdo y sienta bases robustas si debes acudir a los tribunales.

Plazos orientativos y hitos del procedimiento

En materia de negligencia médica los plazos son determinantes. Aunque varían según la vía y el tipo de responsabilidad, lo prudente es actuar cuanto antes: recopila documentación, solicita la historia clínica y busca una valoración pericial preliminar. Además, ciertas actuaciones interrumpen la prescripción, lo que te da margen para completar pruebas y negociar con la aseguradora.

El proceso suele recorrer varios hitos desde que detectas el diagnóstico incorrecto hasta la resolución:

  • Fase médica: segunda opinión, estabilización del paciente y documentación del daño.
  • Recopilación probatoria: historia clínica, pruebas complementarias y preinforme pericial.
  • Reclamación previa: escrito extrajudicial motivado con oferta indemnizatoria referenciada.
  • Negociación: intercambio con la aseguradora; posibilidad de mediación.
  • Demanda: presentación ante el orden competente (civil/contencioso o, en su caso, penal).
  • Audiencia y prueba: declaración de partes, testifical y ratificación del perito.
  • Sentencia o acuerdo: resolución judicial o pacto homologado.

Atención: no confíes en plazos “genéricos”. Cada caso tiene su cómputo particular (desde el alta, estabilización del daño o conocimiento del alcance). Revisa tu situación concreta con un profesional para no perder la acción.

Planifica con una hoja de ruta realista: tiempos de peritaje, respuestas de la administración o aseguradoras y posibles dilaciones judiciales. Anticipar fases te permite gestionar expectativas y reducir la ansiedad propia de estos procesos.

Cálculo de indemnización: daños y cuantías

La indemnización derivada de un diagnóstico incorrecto persigue restituir —en la medida de lo posible— los perjuicios causados. Se distinguen, a grandes rasgos, el daño material (gastos médicos, farmacéuticos, desplazamientos, adaptaciones, lucro cesante por pérdida de ingresos) y el daño moral (dolor, angustia, pérdida de calidad de vida). Cuando hay secuelas, se valoran limitaciones funcionales, estéticas, necesidad de ayuda de tercera persona y tratamientos futuros.

En ocasiones se reconoce la pérdida de oportunidad: no es que se garantizara la curación, sino que el retraso o error privó de una probabilidad razonable de mejor pronóstico. Su cuantificación tiene criterios propios y exige un peritaje cuidadoso que estime qué opciones terapéuticas se cerraron por el fallo diagnóstico.

  • Daño emergente: gastos acreditados con facturas y recibos.
  • Lucro cesante: ingresos dejados de percibir; prueba contable o laboral.
  • Daño moral: intensidad del sufrimiento, impacto en la vida cotidiana y en el entorno familiar.
  • Secuelas: limitaciones permanentes, rehabilitación y apoyos futuros.
  • Pérdida de oportunidad: probabilidad perdida de un mejor resultado clínico.

Pista práctica: aunque existen baremos orientativos en otros ámbitos, la cuantía sanitaria exige individualización máxima. Documenta con detalle el “antes” y el “después” para sostener cada euro reclamado.

Tu abogado integrará el informe pericial con los justificantes económicos para proponer una oferta motivada. Un relato claro del impacto —tiempos de baja, limitaciones, efectos psicológicos— facilita que la aseguradora comprenda el alcance global del perjuicio y mejore su propuesta.

Errores frecuentes al reclamar y cómo evitarlos

Reclamar por diagnóstico incorrecto exige método. Algunos tropiezos se repiten y tienen fácil prevención. El primero es dejar pasar el tiempo: la sensación de injusticia no interrumpe la prescripción; sí lo hacen determinados actos formales. Otro error es reclamar sin peritaje, lo que debilita tu posición y reduce las probabilidades de acuerdo.

  • No pedir la historia clínica completa o conformarse con resúmenes.
  • Basar la reclamación en argumentos emocionales sin soporte técnico.
  • Solicitar cantidades desproporcionadas sin desglose ni pruebas.
  • Publicar detalles del caso en redes sociales que puedan usarse en tu contra.
  • Descuidar los gastos “menores” (transportes, fármacos), que suman y se pagan si se acreditan.

Evita esto: enviar quejas genéricas o formularios estándar esperando una gran oferta. Prepara un expediente sólido, con cronología, documentos ordenados y peritaje. La calidad del dossier es tu mejor palanca negociadora.

Por último, cuida tu coherencia: que lo que cuentas al médico, a la aseguradora y al juez sea compatible y verificable. Si algo cambia, justifícalo con nuevas pruebas o informes. Una narrativa estable y técnica convence mejor que los adjetivos.

Costes, honorarios y financiación del caso

Reclamar por negligencia médica implica invertir en prueba y representación. Los principales costes son: honorarios de abogado, posible procurador (según vía), y el perito médico, cuya intervención es crítica para probar el diagnóstico incorrecto. También pueden surgir tasas o gastos de copias y certificaciones.

Existen distintos modelos de honorarios: tarifas por fase, success fee (con un fijo más un porcentaje en caso de éxito) o combinados. Solicita una hoja de encargo clara con alcance del trabajo, hitos, costes previsibles y política de provisiones. Pregunta si cuentas con defensa jurídica en tu póliza de hogar o salud: a veces cubre parte de peritajes o honorarios. Si cumples requisitos, valora la justicia gratuita.

  • Pide presupuesto cerrado del perito e incluye una posible ampliación para juicio.
  • Planifica cuándo pagar: informe pericial, reclamación previa, demanda, vista.
  • Valora mediación si reduce costes y acelera el cobro sin sacrificar cuantía.

Transparencia: una previsión económica con escenarios (acuerdo rápido, litigio largo) evita sorpresas. Revisa también el riesgo de costas si pierdes, y acuerda por escrito cómo se gestionará.

Invertir de forma inteligente —buen perito, documentación sólida y estrategia clara— suele mejorar la oferta y reducir tiempos. No es gastar por gastar: es optimizar la probabilidad de éxito.

Preguntas frecuentes

¿Todo error médico es negligencia? No. Para reclamar es necesario acreditar que la actuación se apartó de la lex artis y que ese desvío causó un daño. La medicina no promete resultados, pero sí diligencia y prudencia. El peritaje ayuda a distinguir un resultado adverso inevitable de un diagnóstico incorrecto evitable.

¿Qué hago si el hospital no me entrega la historia clínica? Solicítala por escrito, identifica tu número de paciente y las fechas, y conserva el resguardo. Si no hay respuesta razonable, formula una nueva petición y valora apoyo legal. La historia clínica es tuya y es esencial para probar la reclamación.

¿Es mejor acuerdo o juicio? Depende de la prueba, del daño y de la oferta. Un acuerdo temprano reduce tiempos y costes, pero no debe aceptar cuantías injustificadamente bajas. Si tu pericial es sólida y la oferta no refleja el perjuicio, acudir a juicio puede ser la opción adecuada.

¿Cómo se calcula la indemnización? Se suman daños materiales (gastos y pérdidas) y morales (sufrimiento, impacto vital), más secuelas y, cuando procede, pérdida de oportunidad. La cuantía debe estar documentada y motivada con informes y justificantes.

¿Cuánto tiempo tengo para reclamar? Los plazos varían según si el centro es público o privado y la vía elegida. Actúa pronto: una consulta inicial y una reclamación bien planteada pueden interrumpir la prescripción mientras completas prueba y peritaje.

Resumen: prioriza tu salud, reúne documentos, consigue un peritaje independiente y elige la vía adecuada. Con método y buena prueba, una reclamación por diagnóstico incorrecto puede prosperar y resarcir el daño.

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