Negligencias en cirugías de columna: pasos legales

Negligencias en cirugías de columna: pasos legales

Publicado el 24 de septiembre de 2025


📖 Tiempo estimado de lectura: 9 min

Qué es negligencia en cirugía de columna

Cuando hablamos de negligencias en cirugías de columna nos referimos a actuaciones contrarias a la lex artis —el conjunto de reglas técnicas y de diligencia exigibles a los profesionales de la salud— que ocasionan un daño evitable en el paciente. La cirugía de columna vertebral (por ejemplo, descompresiones, artrodesis, discectomías o correcciones de escoliosis) exige una planificación meticulosa, información adecuada de riesgos y una ejecución conforme a protocolos. No basta con un resultado no deseado para hablar de negligencia; se requiere un incumplimiento objetivable de los estándares médicos o de los deberes de información y seguimiento que, de haberse observado, hubieran evitado el perjuicio.

La diferencia entre complicación y negligencia es clave. Una complicación es un evento adverso posible y conocido aun actuando correctamente (por ejemplo, una infección postoperatoria pese a profilaxis adecuada). La negligencia implica omisiones o errores técnicos relevantes: indicación quirúrgica inadecuada, falta de consentimiento informado específico, errores de técnica que vulneran protocolos, ausencia de control intraoperatorio (como neuromonitorización en procedimientos de alto riesgo), o seguimiento insuficiente que retrasa diagnósticos de alarma.

Desde el punto de vista legal, la responsabilidad puede ser contractual (centro privado), extracontractual o patrimonial (sanidad pública), o incluso penal en supuestos graves. El núcleo probatorio será demostrar el nexo causal entre la actuación incorrecta y el daño (secuelas neurológicas, dolor crónico, reintervenciones, pérdida de movilidad), además del alcance económico del perjuicio. Por eso, el análisis combinado de documentación clínica y peritaje médico especializado en neurocirugía o traumatología de columna resulta determinante.

Idea clave: no toda secuela implica mala praxis. La reclamación sólida parte de evidencias objetivas de desviación de la lex artis y de un peritaje convincente que explique el nexo causal.

Tipos frecuentes de negligencias

En el ámbito de la cirugía de columna, los escenarios de negligencia médica más habituales se agrupan en cuatro categorías: (1) errores en la indicación o planificación, (2) defectos en el consentimiento informado, (3) fallos intraoperatorios, y (4) deficiencias en el postoperatorio y seguimiento. Cada categoría tiene patrones probatorios distintos y exige recopilar evidencias específicas para sustentar la reclamación.

  • Indicación o planificación inadecuada: operar sin agotar tratamientos conservadores razonables, seleccionar una técnica no indicada para el diagnóstico, o omitir pruebas preoperatorias clave (RM, TAC, EMG) que condicionan la estrategia quirúrgica.
  • Consentimiento informado deficiente: formularios genéricos que no detallan riesgos concretos (lesión radicular, síndrome de cola de caballo, pseudoartrosis, daño vascular), alternativas, o probabilidad de reintervención, o falta de entrega comprensible y a tiempo al paciente.
  • Errores intraoperatorios: mala colocación de tornillos pediculares, lesiones durales no advertidas ni reparadas, ausencia de control radiológico/fluoroscópico, deficiente hemostasia, o falta de neuromonitorización cuando está indicada.
  • Seguimiento insuficiente: alta precoz sin criterios, demora en detectar infecciones, síndrome de dolor postlaminectomía sin valoración adecuada, o no atender alertas neurológicas que exigen reintervención urgente.

También se examina la coordinación del equipo (anestesia, enfermería, radiología) y la trazabilidad de materiales implantados. Un fallo en la cadena de custodia de implantes, la ausencia de registro de pares de apriete o un check-list quirúrgico incompleto refuerzan la sospecha de mala praxis. El peritaje reconstruye el estándar exigible en el momento y contexto de la cirugía, compara la actuación concreta y explica técnicamente el porqué del daño.

Consejo práctico: solicita la hoja de verificación quirúrgica, partes de enfermería y registros intraoperatorios; suelen contener claves probatorias.

Pruebas y documentación imprescindible

El éxito de una reclamación por negligencias en cirugías de columna depende en gran medida de la calidad de la evidencia recopilada. La historia clínica completa es el punto de partida: informes de consultas, pruebas de imagen preoperatorias y postoperatorias, hoja de consentimiento informado, protocolo anestésico, parte quirúrgico y evolución en planta y consultas posteriores. A ello se suman el registro de implantes y el seguimiento rehabilitador. Si se efectuaron reintervenciones, sus partes y hallazgos aportan pistas objetivas del error inicial.

  • Imágenes: RM y TAC pre y post operatorios, radiografías dinámicas, estudios de fusión, que evidencien mala colocación de tornillos, pseudoartrosis o nuevas compresiones.
  • Pruebas neurofisiológicas: EMG, potenciales evocados, informes de neuromonitorización intraoperatoria.
  • Documentación administrativa: hojas de consentimiento, check-list de seguridad, registro de incidencias intraoperatorias y de medicación.
  • Informes periciales: valoración de daño corporal, informe de especialista en columna, y cálculo económico del perjuicio.

Es recomendable solicitar la historia clínica por escrito al centro. Si hubiese negativa o dilación injustificada, puede requerirse por vía legal. Asimismo, conservar correos, mensajes y facturas de costes adicionales (fármacos, desplazamientos, baja laboral, cuidadores) ayuda a cuantificar la indemnización. Cuanto antes se organice el expediente, mejor se preservan las evidencias y se evitan lagunas.

Checklist rápido: historia clínica completa, imágenes pre y post, consentimiento específico, parte quirúrgico, registro de implantes, rehabilitación, bajas e ingresos, facturas y tickets.

Plazos y prescripción

Los plazos para reclamar por negligencias en cirugías de columna varían según la vía y el régimen aplicable (pública, privada o aseguradora). La regla práctica es actuar con celeridad desde que el paciente tiene conocimiento del daño y puede relacionarlo razonablemente con la actuación médica. Aunque los detalles dependen del marco jurídico aplicable, el sentido común jurídico dicta: documentar el daño, interrumpir la prescripción con requerimientos fehacientes y obtener peritaje preliminar cuanto antes.

Los plazos son estrictos y su cómputo puede generar controversia (inicio desde el alta médica, desde la estabilización de secuelas, o desde la reintervención que descubre el error). Para evitar sorpresas, conviene enviar un burofax o requerimiento a la entidad responsable y a la aseguradora en cuanto se tenga documentación básica y una valoración pericial inicial, con el fin de interrumpir el plazo mientras se completa el expediente probatorio.

Recomendación: no esperes a la estabilización completa si ya hay indicios claros. La interrupción temprana de la prescripción compra tiempo para fortalecer la prueba.

Vías de reclamación: civil, penal y contenciosa

La elección de la vía de reclamación en casos de negligencias en cirugías de columna depende de la naturaleza del daño, la entidad responsable y la intensidad de la infracción. A grandes rasgos, existen tres caminos: la vía civil (centros y profesionales privados; reclamación a aseguradoras), la vía contencioso-administrativa (administraciones sanitarias y sus servicios públicos) y la vía penal (cuando la conducta alcanza relevancia penal por imprudencia grave). La decisión estratégica debe tomar en cuenta plazos, carga probatoria, tiempos de resolución, posibilidades de acuerdo y cuantías indemnizatorias habituales.

  • Civil: prioriza la reparación económica y permite negociar con aseguradoras. Suele requerir informe pericial robusto y facilita acuerdos extrajudiciales.
  • Contenciosa: orientada a la responsabilidad patrimonial por funcionamiento anormal del servicio público; exige agotar la vía administrativa previa.
  • Penal: reservada a supuestos graves (lesiones neurológicas severas, muerte) cuando existan indicios de imprudencia profesional de entidad.

Antes de demandar, es habitual cursar una reclamación previa o una reclamación a la aseguradora con toda la documentación y un cálculo de daños. La vía elegida no es excluyente en ciertas fases, pero conviene coordinar la estrategia para evitar incompatibilidades o preclusiones. Un despacho con experiencia en daños sanitarios puede valorar la viabilidad, ordenar el expediente y proponer la vía con mayor probabilidad de éxito y mejores tiempos.

Estrategia: evaluar fuerza probatoria y urgencia del paciente (económica y terapéutica). A veces, abrir negociación civil mientras se prepara la vía contenciosa optimiza resultados.

Cálculo de la indemnización

La indemnización por negligencias en cirugías de columna debe cubrir el daño corporal (secuelas, días de baja, intervenciones posteriores), el daño moral (dolor, sufrimiento, pérdida de calidad de vida), y los perjuicios económicos (lucro cesante, gastos médicos, rehabilitación, adaptación de vivienda o vehículo, ayudas técnicas). En lesiones medulares o radiculares, el impacto funcional y laboral puede ser muy significativo y prolongado, por lo que el cálculo exige proyecciones realistas y documentación sólida de gastos futuros probables.

Los informes periciales cuantitativos (valoración del daño corporal) integran baremos, escalas de discapacidad y necesidad de apoyos, junto a justificantes de gastos. Un buen informe explica por qué el daño se vincula a la actuación negligente, y cómo afectará la vida personal y profesional del paciente: limitaciones para esfuerzos, bipedestación prolongada, pérdida de fuerza, dolor neuropático, trastornos del sueño, necesidad de medicación crónica, o imposibilidad de mantener el empleo anterior.

  • Gastos presentes y futuros: medicación, rehabilitación, revisiones, dispositivos ortésicos, psicoterapia y cuidados.
  • Lucro cesante: pérdida de ingresos acreditada, impacto en carrera y empleabilidad futura.
  • Daño moral: intensidad, duración y repercusión en actividades esenciales y de ocio.

Tip probatorio: conserva facturas y justificantes desde el primer día; un registro ordenado incrementa la fuerza de la reclamación y evita partidas rechazadas.

Pasos legales para reclamar

Iniciar una reclamación por negligencias en cirugías de columna requiere método. El itinerario óptimo comienza por recopilar la historia clínica y todas las pruebas de imagen antes y después de la intervención. En paralelo, conviene realizar una valoración pericial preliminar para confirmar indicios de mala praxis y orientar la estrategia. Con esta base, se envía un requerimiento fehaciente (por ejemplo, burofax) al centro, profesional y aseguradora, detallando hechos, daños y cuantía estimativa o “abierta” a completar tras nuevas pruebas, con el objetivo de interrumpir la prescripción y abrir negociación.

  • 1. Documentación: historia clínica completa, imágenes, consentimiento, parte quirúrgico, seguimiento y gastos.
  • 2. Peritaje inicial: informe técnico que valore desviaciones de la lex artis y nexo causal.
  • 3. Requerimiento: comunicación formal y cronología clara de hechos y daños.
  • 4. Negociación: intercambio de ofertas con la aseguradora; posibilidad de mediación o peritaje conjunto.
  • 5. Demanda: si no hay acuerdo, elección de vía (civil, contenciosa o penal) y presentación con peritajes completos.

Durante el proceso, el paciente debe mantener coherencia médica (seguir pautas, rehabilitación, segundas opiniones cuando proceda) y coherencia documental (fechas, síntomas, bajas). La comunicación con el perito es esencial para ajustar el relato técnico y evitar contradicciones. Por último, la evaluación de coste-beneficio (tiempos, honorarios, probabilidades de éxito) ayuda a decidir si se busca un acuerdo temprano o se judicializa.

Resultado esperado: expediente ordenado, prueba sólida y estrategia clara multiplican opciones de obtener una indemnización adecuada.

Errores comunes y cómo evitarlos

Muchos casos viables se debilitan por errores evitables en la preparación de la reclamación. El primero es no pedir la historia clínica completa o conformarse con resúmenes. Falta con frecuencia el parte quirúrgico detallado, los registros intraoperatorios o el consentimento específico; sin ellos, demostrar la desviación de la lex artis resulta más difícil. Otro error es esperar en exceso, confiando en que “mejoren las secuelas” mientras corren los plazos. Aunque la estabilización ayuda a cuantificar, la interrupción de la prescripción puede y debe hacerse antes.

  • Subestimar el peritaje: un perito no especializado en columna puede pasar por alto matices críticos.
  • Desorden documental: facturas sueltas, informes sin fecha o sin firmar; esto complica el cálculo y la credibilidad.
  • Relato inconsistente: discrepancias entre lo que se afirma y lo que reflejan las revisiones clínicas.
  • Ofertas precipitadas: aceptar una indemnización insuficiente sin comparar escenarios a futuro (reintervenciones, bajas prolongadas).

La solución pasa por trabajar con un despacho y peritos expertos, elaborar un cronograma claro de hechos y síntomas, y mantener registros ordenados de gastos y citas médicas. Cuando la aseguradora ofrezca un acuerdo, contrasta la propuesta con el perito para valorar si cubre adecuadamente secuelas y perjuicios futuros razonables.

Evita: firmar finiquitos sin revisar letra pequeña y sin una cuantificación pericial completa y actualizada.

Ejemplos prácticos y escenarios habituales

Para comprender cómo se articulan las reclamaciones por negligencias en cirugías de columna, conviene revisar escenarios que se repiten en la práctica. Un ejemplo típico es el de tornillos pediculares mal posicionados que invaden el canal o forámenes, causando radiculopatía o déficit motor. En estos supuestos, el TAC postoperatorio y el informe pericial suelen ser concluyentes. Otro escenario es la lesión dural no advertida con fístula de LCR, que provoca cefalea ortostática severa e infecciones; la cronología postoperatoria, el parte quirúrgico y la evolución clínica ayudan a establecer el nexo causal.

También suelen verse reclamaciones por indicación quirúrgica errónea: pacientes operados sin agotar tratamiento conservador, o con imágenes que no justificaban la técnica aplicada. En estos casos, el peritaje evalúa proporcionalidad y alternativas no invasivas, y la falta de consentimiento informado específico suele jugar un papel clave. Por último, la falta de seguimiento adecuado puede derivar en infecciones no detectadas a tiempo, pseudoartrosis o síndromes dolorosos persistentes que requerirían una reintervención temprana.

  • Errores de posicionamiento de implantes con daño radicular.
  • Consentimiento genérico que no advierte riesgos específicos relevantes.
  • Retraso diagnóstico postoperatorio de infección o hematoma compresivo.
  • Cirugías indicadas sin correlación clínico-radiológica suficiente.

Lección: cada hipótesis exige una constelación probatoria diferente. El caso sólido une imágenes, historia y peritaje en un relato técnico coherente.

Preguntas frecuentes

¿Cómo sé si lo mío es complicación o negligencia? Si el daño estaba entre los riesgos informados y se siguieron los protocolos, puede tratarse de una complicación. Si hubo omisiones relevantes (falta de pruebas, mala técnica, consentimiento deficiente), podría ser negligencia. Un peritaje especializado en columna es el mejor filtro inicial.

¿Qué hago primero si sospecho mala praxis? Solicita de inmediato la historia clínica completa y las imágenes. Acude a un despacho especializado para una valoración pericial preliminar y envía un requerimiento fehaciente para interrumpir plazos.

¿Cuánto puedo reclamar? Depende de secuelas, gastos presentes y futuros y perjuicios laborales. La cuantificación exige informes periciales y justificantes económicos. No aceptes ofertas sin contraste pericial.

¿Cuánto tarda el proceso? Varía según la vía (negociación, civil, contenciosa o penal) y la carga del juzgado. Una negociación bien documentada puede acortar tiempos, pero prepara el caso como si tuviera que judicializarse.

¿Puedo reclamar si firmé un consentimiento? Sí, si el consentimiento era genérico, incompleto o no se explicaron riesgos específicos relevantes, o si hubo errores técnicos posteriores. El consentimiento no blinda la mala praxis.

Consulta legal GRATIS aquí

✅ ¡Tu consulta ha sido enviada con éxito!