Cómo actuar ante una mala praxis sanitaria
Guía clara para actuar ante una mala praxis sanitaria: pasos legales, pruebas, plazos de reclamación e indemnización, y cómo iniciar la reclamación con éxito.
Índice
- Qué es la mala praxis sanitaria y cuándo existe
- Primeros pasos ante la sospecha de mala praxis
- Pruebas y documentación imprescindible
- Vías de reclamación: civil, penal y patrimonial
- Plazos de prescripción y cómputo
- Cuantificación del daño e indemnización
- El informe pericial médico: pieza clave
- Estrategia y negociación con aseguradoras
- Cómo preparar tu consulta con abogado sanitario
- Preguntas frecuentes
Qué es la mala praxis sanitaria y cuándo existe
La mala praxis sanitaria se produce cuando la actuación de un profesional o centro no se ajusta a la lex artis, es decir, a los estándares técnicos y de diligencia exigibles en la profesión según la ciencia disponible en el momento de la asistencia. No toda complicación o resultado adverso implica negligencia: para que exista responsabilidad debe concurrir una actuación inadecuada, un daño y una relación causal entre ambos. Bajo este paraguas caben errores de diagnóstico, tratamientos incorrectos, retrasos asistenciales, infecciones nosocomiales evitables, intervenciones quirúrgicas sin indicación, fallos de anestesia o ausencia de consentimiento informado suficiente.
La responsabilidad puede ser de carácter civil (en centros privados o por seguros), patrimonial (en servicios públicos) o incluso penal cuando la conducta resulta especialmente grave. También pueden responder las aseguradoras del profesional o del hospital. La clave está en comparar lo hecho con lo que debía haberse hecho: protocolos clínicos, guías de práctica, documentación del caso y la pericia de especialistas independientes permiten fijar ese estándar.
Ejemplos típicos: alta prematura sin pruebas esenciales; pérdida de oportunidad diagnóstica en cáncer; cirugía en lado equivocado; medicación contraindicada; parto con monitorización deficiente; prótesis mal colocada; no informar de riesgos relevantes que se materializan.
Primeros pasos ante la sospecha de mala praxis
Ante un resultado inesperado o una atención que consideras inadecuada, es crucial actuar con método. Mantén la calma y prioriza la salud: solicita una segunda opinión y, si procede, la derivación a otro especialista para estabilizar o corregir el daño. En paralelo, inicia la obtención de pruebas: pide copia íntegra de tu historia clínica y de todas las pruebas realizadas (imágenes DICOM, analíticas, informes, protocolos de quirófano, hojas de medicación, consentimientos informados y registro de monitorización).
Evita discutir con el personal o escribir quejas impulsivas en redes sociales: pueden perjudicar tu posición. Es preferible registrar una queja formal en atención al paciente o por escrito al centro, con tono objetivo, describiendo hechos, fechas y personas intervinientes. Conserva facturas, justificantes, bajas laborales y cualquier desembolso derivado del evento. Si hubo testigos (familiares, acompañantes), recaba sus datos de contacto y un relato de lo ocurrido.
- Solicita copia de historia clínica por registro y guarda el acuse de recibo.
- Pide por escrito la explicación médica de lo sucedido y las alternativas terapéuticas ofrecidas.
- Anota cronológicamente fechas, síntomas, conversaciones y decisiones clínicas.
- Consulta cuanto antes con un abogado especializado para no perder plazos.
Pruebas y documentación imprescindible
La prueba reina en estos casos es la historia clínica. Incluye anamnesis, exploraciones, resultados de laboratorio, imágenes, hojas de tratamiento, notas de enfermería y quirófano, consentimiento informado y el plan de alta. Exige copia completa y legible en soporte digital cuando sea posible. El consentimiento informado debe describir procedimiento, riesgos frecuentes y relevantes, alternativas y consecuencias de no hacerlo; la firma por sí sola no convalida una información insuficiente.
Además, son valiosas las comunicaciones por correo, WhatsApp corporativo, registros de cita, protocolos internos, partes de eventos adversos y guías clínicas vigentes. Guarda gastos derivados: medicación, rehabilitación, desplazamientos, adaptaciones en el hogar, ayuda de tercera persona y pérdida de ingresos. Estos sustentan el cálculo indemnizatorio. Si el centro se niega a entregar documentación, puede requerirse mediante burofax y, de ser necesario, por vía judicial.
Consejo: crea una carpeta con estructura clara (diagnóstico, pruebas, comunicaciones, facturas, bajas) y un cronograma de hechos. Facilita el trabajo pericial y jurídico y evita lagunas.
Vías de reclamación: civil, penal y patrimonial
Existen tres rutas principales. La vía civil se utiliza frente a centros y profesionales del ámbito privado y, habitualmente, contra su aseguradora. Permite reclamar daños personales y materiales, así como lucro cesante. Requiere demanda ante los juzgados civiles y un informe pericial médico robusto.
La vía patrimonial procede cuando el daño proviene de la sanidad pública. Se inicia con una reclamación administrativa de responsabilidad patrimonial frente al servicio de salud correspondiente. El procedimiento culmina con resolución administrativa y, en su caso, recurso contencioso-administrativo.
La vía penal se reserva para conductas que exceden la mera imprudencia leve: lesiones por imprudencia grave, falsedad documental, omisión del deber de socorro, etc. Aunque puede resultar eficaz para recabar documentación y depurar responsabilidades, no siempre es la estrategia óptima para obtener una indemnización rápida.
- Privado: demanda civil contra profesional/centro y aseguradora.
- Público: reclamación patrimonial administrativa previa.
- Penal: solo si hay gravedad, dolo o imprudencia cualificada.
Plazos de prescripción y cómputo
Los plazos son determinantes. En la sanidad privada, la acción civil suele prescribir en el término legal aplicable según la relación jurídica (contractual o extracontractual). En la sanidad pública, la reclamación patrimonial debe presentarse dentro del plazo legal contado desde la curación, estabilización de las secuelas o la determinación del alcance del daño. En penal rigen plazos distintos según el tipo delictivo atribuido. Es esencial analizar qué día empieza a contar: a veces el dies a quo es la fecha en que el paciente conoce razonablemente el daño y su causa (pérdida de oportunidad, diagnóstico tardío).
Los plazos pueden interrumpirse mediante reclamación extrajudicial fehaciente (burofax) o presentación de solicitud administrativa. Un error frecuente es confiar en conversaciones informales con el centro; sin constancia escrita, no detienen la prescripción. Por ello, antes de negociar, envía comunicación formal y conserva los justificantes.
Verifica el plazo aplicable a tu caso concreto y contabiliza con calendario en mano. Cuando falten semanas, prioriza presentar la reclamación para asegurar el derecho y luego profundiza en la cuantificación.
Cuantificación del daño e indemnización
La indemnización busca restituir económicamente el perjuicio sufrido. Se valoran daños personales (lesiones temporales, secuelas, daño moral), daños materiales (gastos médicos, adaptación del hogar, movilidad) y el lucro cesante (ingresos dejados de percibir). Para lesiones y secuelas, se suelen utilizar sistemas de baremación orientativos que ayudan a objetivar cuantías en función de la gravedad, edad y repercusión funcional, sin olvidar la singularidad del caso.
Documenta con rigor cada concepto: facturas, recibos, contratos, nóminas, certificados de empresa y vida laboral. En el daño moral —ansiedad, pérdida de calidad de vida, dolor— cobran fuerza los informes psicológicos, la repercusión en la vida cotidiana y los testimonios. La pérdida de oportunidad (por ejemplo, retraso en diagnosticar un cáncer que reduce probabilidades de curación) exige un análisis estadístico por peritos para estimar el porcentaje de éxito perdido y modular la indemnización.
- Incorpora pruebas objetivas y un relato coherente de cómo ha cambiado tu día a día.
- No olvides gastos futuros previsibles: rehabilitación prolongada, medicación crónica, ayudas técnicas.
- Considera intereses y actualización de cuantías desde el hecho dañoso.
El informe pericial médico: pieza clave
El peritaje médico es el eje probatorio. Un perito independiente y especialista en la materia debe revisar la historia clínica, explorar al paciente cuando proceda y contrastar la actuación con guías y protocolos. El informe debe responder tres preguntas: a) cuál era el estándar exigible; b) en qué se apartó la actuación; c) cómo ese apartamiento causó el daño. Debe ser pedagógico, con cronología, ilustraciones si aportan claridad y bibliografía técnica pertinente.
La independencia del perito es tan importante como su solvencia técnica. Evita informes meramente declarativos o genéricos. Un buen peritaje anticipa objeciones y analiza otros factores (comorbilidades, riesgos inherentes). En juicio, la ratificación y defensa del perito aportan fuerza persuasiva. Si hay especialidades implicadas (anestesia, ginecología, traumatología), valora informes complementarios coordinados para cubrir todo el proceso asistencial.
Solicita al perito un preinforme antes de invertir en un informe completo: orienta la viabilidad, la vía recomendable y los puntos críticos a reforzar.
Estrategia y negociación con aseguradoras
Una estrategia eficaz combina solidez probatoria y gestión procesal. Empieza por un requerimiento extrajudicial claro y bien documentado que fije hechos, daño y cuantía orientativa. Las aseguradoras valoran la fortaleza del caso: un informe pericial consistente y una cuantificación ordenada aumentan las opciones de acuerdo. Calcula un rango realista: identifica tu mínima aceptable (BATNA) y prepara escenarios.
Durante la negociación, evita anclajes emocionales. Responde por escrito a objeciones con evidencias. Si ofrecen una cantidad insuficiente, contrapropón motivando: secuelas, impacto laboral, gastos futuros, apoyo de terceros. Considera métodos adecuados de solución de controversias (mediación o conciliación) cuando permitan acelerar plazos sin renunciar a derechos. Y, llegado el momento, no dudes en judicializar si el riesgo/beneficio es favorable.
- Envía burofax para interrumpir plazos antes de iniciar conversaciones.
- Adjunta índice de pruebas enlazado y copias legibles.
- Solicita propuesta motivada por escrito; evita acuerdos verbales.
Cómo preparar tu consulta con abogado sanitario
Llegar preparado a la primera reunión ahorra tiempo y mejora el diagnóstico jurídico. Lleva la historia clínica completa en digital, informes recientes, pruebas de imagen, consentimientos, quejas y respuestas del centro, fotografías de lesiones o cicatrices y un resumen cronológico de lo ocurrido (máx. dos páginas) con fechas y nombres. Indica tus objetivos: reparación económica, disculpas, tratamiento corrector, medidas para que no vuelva a suceder.
Pregunta por la viabilidad, riesgos, costes y tiempos. Un despacho especializado explicará la vía adecuada, los plazos y el plan probatorio: qué peritos necesitamos, qué documentos faltan y cómo recabarlos. También debe informarte del presupuesto, posibilidades de éxito y alternativas como acuerdos extrajudiciales o medidas cautelares si precisas tratamiento urgente. La transparencia desde el inicio evita frustraciones posteriores.
- Ordena los archivos y renómbralos de forma consistente (fecha_tipo_documento).
- Prepara una lista de preguntas y dudas clínicas y legales.
- Si hay otros afectados, anota sus datos y autoriza el acceso a su documentación.
Preguntas frecuentes
¿Toda complicación es mala praxis sanitaria?
No. Las complicaciones pueden surgir incluso con una actuación correcta. Hay mala praxis cuando la asistencia se aparta de la lex artis y ese apartamiento causa el daño. La pericial médica ayuda a delimitarlo.
¿Qué hago si el hospital no me entrega la historia clínica?
Solicítala por registro o burofax, especifica todo lo requerido (informes, pruebas, consentimientos, hojas de enfermería). Si persiste la negativa, tu abogado podrá solicitarla judicialmente.
¿Es imprescindible un informe pericial?
En la práctica, sí. Sin perito independiente resulta muy difícil acreditar el estándar debido, el incumplimiento y la causalidad. Un buen preinforme permite valorar la viabilidad antes de invertir más.
¿Cuánto puedo reclamar por mala praxis?
Depende de lesiones, secuelas, edad, impacto laboral y gastos presentes y futuros. Se valoran daños personales, materiales y lucro cesante con apoyo en baremos y evidencia médica y económica.
¿Es mejor negociar o demandar?
Si la oferta es razonable y protege tus derechos, un acuerdo puede ahorrar tiempo. Pero si infravalora el daño o niega la responsabilidad, la vía judicial suele ser necesaria para una reparación justa.
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