
¿Qué hacer si tu médico no informó de riesgos?
Publicado el 20 de agosto de 2025
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Índice
Entender el consentimiento informado
El consentimiento informado es el procedimiento mediante el cual el profesional sanitario explica a la persona paciente, de forma comprensible y suficiente, los riesgos, beneficios, alternativas y posibles consecuencias de una intervención, tratamiento o prueba diagnóstica. No se limita a firmar un documento; es un proceso de información clara, adaptada al nivel de comprensión del paciente y con tiempo razonable para preguntar y decidir. Cuando el médico no informó de riesgos relevantes, puede existir responsabilidad por vulneración del derecho a la autonomía y por los daños que deriven de esa omisión.
La información debe abarcar riesgos típicos y también aquellos poco frecuentes pero graves que, de materializarse, puedan cambiar la decisión del paciente. Además, debe incluir alternativas terapéuticas, posibilidad de no tratar, y las consecuencias previsibles de cada opción. La entrega de una hoja estándar no suple la explicación personalizada, y una firma apresurada antes de entrar a quirófano no cumple el estándar de consentimiento informado.
El deber de información es activo: el profesional no debe esperar a que el paciente pregunte. Asimismo, la información debe proporcionarse en un momento oportuno (no minutos antes), en un lenguaje llano, con oportunidad real de reflexión y sin presiones. Si existen barreras idiomáticas o de comprensión, el centro debe poner medios (intérprete, material visual, tiempo adicional) para garantizar que el paciente entiende lo esencial antes de consentir.
Clave práctica: Si el riesgo que se materializó era previsible, relevante y no fue comunicado con antelación suficiente, la falta de consentimiento informado puede dar lugar a reclamación independiente de que la actuación técnica haya sido correcta.
- Proceso continuo, no un mero formulario.
- Riesgos frecuentes y raros pero graves.
- Alternativas, beneficios y consecuencias.
- Lenguaje claro y momento oportuno.
Cómo detectar que no te informaron
Muchas personas descubren que no recibieron información adecuada cuando, después de una complicación, el médico afirma que “era un riesgo conocido”. Sin embargo, que sea conocido para el profesional no significa que se comunicara correctamente. Para valorar si tu médico no informó de riesgos debes analizar qué te dijeron antes de la intervención, cómo y cuándo. Pregúntate si tuviste ocasión real de resolver dudas y si comprendiste la probabilidad y gravedad de los resultados adversos que finalmente ocurrieron.
Un indicador típico de falta de información es la firma de un consentimiento tipo en el último momento, sin explicación oral detallada o con términos técnicos ininteligibles. Otro signo es la ausencia de anotaciones en la historia clínica sobre la conversación informativa (fecha, contenidos, preguntas del paciente). También es relevante si el documento entregado es genérico, no menciona el procedimiento concreto o no recoge el riesgo que se materializó.
Recuerda que el consentimiento puede ser verbal para actuaciones menores, pero en intervenciones invasivas normalmente debe constar por escrito y precedido de información suficiente. Si no se te ofrecieron alternativas o se minimizó un riesgo grave (“casi imposible”), puede haberse vulnerado el estándar de información. Asimismo, si existían factores personales que aumentaban el riesgo (edad, comorbilidades) y no te lo explicaron, la omisión es más grave.
Señales de alarma: hoja firmada sin charla previa, términos técnicos sin traducción, falta de registro en la historia clínica, ausencia de alternativas, presión de tiempo.
- ¿Te explicaron probabilidad y gravedad?
- ¿Pudiste decidir sin prisa ni coacción?
- ¿Figura la conversación en tu historia clínica?
- ¿El documento era genérico o incompleto?
Primeros pasos y pruebas
Ante la sospecha de que el médico no informó de riesgos, conviene actuar con orden. El primer paso es solicitar por escrito tu historia clínica completa, incluidos consentimientos, hojas de información, protocolos de enfermería y registros de evolución. Tienes derecho a obtener copia; pide que te certifiquen la integridad del expediente y la fecha de emisión. Paralelamente, anota tu cronología: cuándo te dieron cita, qué dijeron en consultas, quién te acompañó, cuándo firmaste, qué preguntas hiciste y qué respuestas recibiste.
Es recomendable guardar pruebas objetivas: mensajes, correos, citas de agenda, folletos entregados y cualquier documento con fechas. Si hubo testigos (familiares, acompañantes) pide que escriban un breve relato firmado. También resulta útil consignar cómo era tu vida antes y después de la complicación: limitaciones, secuelas, gastos, bajas laborales y apoyos necesarios. Estas evidencias permiten valorar el daño y vincularlo con la falta de información.
Solicita una segunda opinión clínica para entender el nexo entre el riesgo materializado y la decisión que habrías tomado con información adecuada. Una pericial médica podrá determinar si el estándar de información fue insuficiente y si, de haber sido informado, un paciente razonable (o tú, en tu caso concreto) habría optado por otra alternativa o pospuesto la intervención.
Checklist inicial: historial completo, cronología detallada, testigos, gastos y secuelas, segunda opinión y valoración pericial.
- Solicita historia clínica y consentimientos.
- Guarda correos, citas, folletos y registros.
- Recaba testimonios de acompañantes.
- Documenta las consecuencias y gastos.
Recopilar historial y evidencias
La fortaleza de tu reclamación depende de la calidad de las evidencias. La historia clínica debe incluir informes de consulta, pruebas diagnósticas, consentimientos, notas de enfermería, registro anestésico, altas y revisiones. Revisa si existen discrepancias de fechas o documentos añadidos retrospectivamente. El orden y la consistencia en el expediente son indicios importantes: un consentimiento “insertado” tras la complicación suscita dudas sobre su autenticidad o sobre la oportunidad en que se informó.
Complementa la documentación médica con evidencia socioeconómica: nóminas que acrediten pérdida de ingresos, facturas de tratamientos, adaptaciones en el domicilio, gastos de desplazamiento y cuidado. Añade evidencia fotográfica de lesiones y diarios de dolor o limitaciones funcionales. Este material no solo cuantifica el perjuicio; también ayuda a que el perito describa el impacto real en tu vida.
Una pieza clave es el informe pericial. El perito analizará si el riesgo era típico y relevante, si debió ser comunicado, cómo se registró la información y si existían alternativas razonables. Además, evaluará si la complicación se habría evitado con otra elección, o si, aun siendo inevitable, la falta de información vulneró tu derecho a decidir. Este segundo escenario también puede generar indemnización por daño moral, independiente de la corrección técnica del acto médico.
Consejo: conserva el sobre original de entrega de la historia clínica, sella tu solicitud y guarda copia. La trazabilidad temporal refuerza tu posición ante una posible controversia sobre documentos añadidos tarde.
- Historia clínica íntegra y ordenada.
- Evidencia económica y funcional.
- Fotografías y diarios de síntomas.
- Informe pericial independiente.
Reclamación al centro y mediación
Antes de acudir a la vía judicial, es aconsejable realizar una reclamación interna al centro sanitario o al servicio de atención al paciente. Este escrito debe ser claro y respetuoso, describiendo los hechos, la ausencia de información sobre los riesgos, la cronología y las consecuencias. Solicita una respuesta motivada y la apertura de un expediente de calidad asistencial. En el ámbito privado, también puedes dirigirte a la compañía aseguradora de responsabilidad civil del centro o del profesional.
La mediación sanitaria ofrece un canal para resolver conflictos con rapidez, confidencialidad y menor coste. Puede facilitar explicaciones, disculpas y acuerdos compensatorios. Aunque no sustituye la responsabilidad cuando corresponde, a veces permite cerrar el conflicto con una indemnización adecuada sin litigar. Si optas por esta vía, acude con tu evidencia preparada y con una estimación orientativa de los daños (gastos, lucro cesante, secuelas y daño moral por vulneración del consentimiento informado).
En los servicios públicos, existen procedimientos administrativos y responsabilidad patrimonial de la administración. Conviene presentar la reclamación dentro de los plazos y acompañarla de la historia clínica y el informe pericial preliminar. La respuesta del centro o de la administración puede aportar información adicional, protocolos aplicables y la posición oficial sobre la existencia (o no) de información suficiente.
Objetivo de esta fase: obtener reconocimiento de la falta de información, acceso a documentación adicional y explorar un acuerdo razonable que repare el perjuicio sin demoras innecesarias.
- Escrito claro y cronológico al centro.
- Opción de mediación sanitaria.
- Responsabilidad patrimonial en lo público.
- Contactar con la aseguradora en lo privado.
Vía legal, responsabilidad y daños
Cuando el médico no informó de riesgos y ello afectó a tu decisión, la reclamación puede articularse por dos vías principales: la vulneración del derecho a la información/autonomía y la responsabilidad por daños derivados. La primera reconoce un daño moral por haber privado al paciente de decidir con conocimiento de causa, incluso si el acto médico fue técnicamente correcto. La segunda exige, además, acreditar nexo causal entre la omisión informativa y el perjuicio: que con información adecuada habrías elegido otra opción razonable o rechazado el procedimiento.
En clínica privada, la acción suele dirigirse contra el profesional y su aseguradora, y/o contra el centro por responsabilidad propia o vicaria. En sanidad pública, se plantea un procedimiento de responsabilidad patrimonial ante la administración competente. En ambos casos, el informe pericial es determinante para fijar el estándar de información aplicable, valorar la previsibilidad del riesgo y cuantificar el daño.
Los daños reclamables incluyen gastos médicos y farmacéuticos, pérdida de ingresos, necesidad de ayuda de terceros, adaptaciones, secuelas funcionales y daño moral específico por privación del consentimiento informado. También puede solicitarse indemnización por pérdida de oportunidad cuando la falta de información impidió escoger una alternativa con menor riesgo o mejor pronóstico.
Puntos clave para el éxito: pericial sólida, relato coherente de qué habrías decidido con información adecuada, documentación económica del perjuicio y cumplimiento estricto de los plazos.
- Daño moral por falta de información.
- Daños materiales y secuelas.
- Pérdida de oportunidad.
- Acción contra aseguradora y/o administración.
Plazos y prescripción
Respetar los plazos es tan importante como reunir evidencias. Aunque varían según el régimen (público o privado) y cambios normativos, de forma orientativa en el ámbito público los plazos para responsabilidad patrimonial suelen contarse desde la estabilización de las secuelas o desde que el afectado pudo conocer el alcance del daño y su posible relación con la falta de consentimiento informado. En el ámbito privado, los plazos de prescripción civil se computan desde la fecha en que pudo ejercitarse la acción con conocimiento suficiente del daño y del responsable.
Determinar el dies a quo requiere analizar la evolución clínica y cuándo tuviste acceso a la historia o a informes que revelan la omisión informativa. Para evitar controversias, se recomienda interrumpir la prescripción mediante reclamación fehaciente (burofax, registro electrónico) y guardar el acuse de recibo. En procedimientos donde existen secuelas que evolucionan, es prudente documentar la estabilización con informes médicos para fijar el momento a partir del cual se cuantifican los daños.
Si la reclamación se dirige contra aseguradoras, conviene revisar las pólizas y sus límites temporales. En sanidad pública, presentar la reclamación administrativa en plazo es requisito previo para, en su caso, acudir a la vía contencioso-administrativa. El asesoramiento especializado ayuda a no perder acciones por formalismos y a escoger la vía más eficaz según tu caso.
Acción inmediata: anota fechas clave, pide historias y pericial preliminar cuanto antes, y remite una reclamación formal para interrumpir la prescripción.
- Anota el día de la intervención y de la complicación.
- Marca la fecha de estabilización de secuelas.
- Interrumpe la prescripción por escrito fehaciente.
- Conserva acuses y respuestas del centro.
Errores comunes que evitar
En reclamaciones por falta de consentimiento informado, algunos errores frecuentes debilitan la posición del paciente. El primero es confiar únicamente en la memoria sin pedir la historia clínica completa. La documentación oficial es el eje probatorio: si no la solicitas temprano, pueden perderse registros o surgir dudas sobre su integridad. Otro fallo común es no plasmar por escrito la cronología y las consecuencias en la vida diaria, lo que dificulta cuantificar el daño moral y material.
También es un error enfocarlo como una crítica genérica a la atención, en lugar de delimitar claramente qué riesgos no se explicaron y cómo esa omisión afectó a tu decisión. Las reclamaciones más sólidas especifican: procedimiento realizado, riesgo materializado, estándar de información aplicable, alternativas que habrías considerado y por qué. Igualmente, renunciar a una pericial independiente o basarse en informes del propio centro reduce credibilidad y objetividad.
Finalmente, es una equivocación infravalorar los plazos o iniciar conversaciones informales sin enviar reclamación fehaciente que interrumpa la prescripción. Evita publicaciones en redes que revelen detalles sensibles; centra tu comunicación en canales formales. No te precipites a aceptar ofertas de compensación sin valoración integral de daños y sin revisar cláusulas de renuncia.
Evita: reclamar sin documentos, no cuantificar el perjuicio, ignorar plazos y aceptar acuerdos apresurados. Haz: solicitar historia, pericial y asesorarte antes de firmar.
- Solicita documentación desde el inicio.
- Define riesgo omitido y alternativas.
- Pericial independiente y cronología precisa.
- Interrumpe prescripción y negocia con datos.
Cómo calcular la indemnización
La indemnización por falta de información persigue reparar íntegramente los daños. Se suele distinguir entre daño moral por vulneración de la autonomía del paciente y daños materiales (gastos, pérdida de ingresos, secuelas). El daño moral aparece cuando el paciente fue sometido a un procedimiento sin conocer riesgos relevantes y, por tanto, sin poder decidir libremente. Su cuantía depende de la gravedad del riesgo materializado, la intensidad del sufrimiento, la pérdida de oportunidad y la conducta del centro (transparencia, disculpas, reparación).
Para los daños materiales, recopila facturas y justificantes: tratamientos adicionales, medicación, rehabilitación, dispositivos, desplazamientos y cuidados. Si hubo baja laboral, acredita salarios dejados de percibir y afectación a la carrera profesional. Las secuelas físicas o psicológicas requieren informe pericial que valore grado de limitación, dolor crónico, necesidad de ayuda y adaptaciones. La pericial comparará tu situación actual con el escenario alternativo razonable si hubieras sido informado y hubieses elegido otra opción.
En la práctica, se emplean criterios orientativos y baremos análogos para cuantificar lesiones, pero cada caso exige personalización. Un enfoque riguroso presenta una tabla con partidas, fechas y fuentes probatorias, facilitando la negociación con aseguradoras o la fundamentación judicial.
Método práctico: lista de daños, evidencia asociada y cuantía estimada; suma parcial por categorías (gastos, ingresos, secuelas) y cuantía propuesta de daño moral con justificación narrativa.
- Separar daño moral y material.
- Justificar cada partida con documentos.
- Valorar secuelas con pericial clínica.
- Presentar cuadro económico claro y verificable.
Preguntas frecuentes
¿Puedo reclamar si el resultado era un riesgo conocido pero no me lo dijeron? Sí. La reclamación por falta de consentimiento informado se centra en la omisión de la información relevante, no necesariamente en el error técnico. Si el riesgo era previsible y no te lo explicaron de forma suficiente y oportuna, puedes reclamar por daño moral y, en su caso, por los daños materiales derivados.
Firmé un papel minutos antes de la cirugía, ¿sirve como consentimiento válido? La firma apresurada sin explicación personalizada rara vez cumple el estándar. La información debe darse con antelación razonable, en lenguaje claro y con opción real de decidir. La falta de charla previa, alternativas y oportunidad de preguntas suele evidenciar un consentimiento defectuoso.
¿Qué necesito para empezar? Solicita tu historia clínica completa, el consentimiento firmado y cualquier folleto informativo; redacta una cronología; recaba testigos; y pide una pericial preliminar. Con ese material, evalúa si procede reclamación interna, mediación o vía legal.
¿Cuánto tiempo tengo para reclamar? Los plazos dependen del régimen y se computan desde que conoces el daño y su alcance. Para evitar riesgos, interrumpe la prescripción con una reclamación fehaciente cuanto antes y conserva el acuse de recibo.
Si la técnica fue correcta, ¿aun así hay indemnización? Es posible reclamar por el daño moral de haber sido sometido a una intervención sin información adecuada. Además, si con información completa habrías elegido otra alternativa menos lesiva, puede existir pérdida de oportunidad y daños materiales indemnizables.
Resumen: cuando el médico no informó de riesgos relevantes, protege tu derecho: reúne evidencia, interrumpe plazos, busca pericial y elige la vía más eficaz para reparar el daño.