Cómo reclamar por daños tras botox o rellenos

Cómo reclamar por daños tras botox o rellenos

Publicado el 25 de julio de 2025


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Responsabilidades y cuándo reclamar

Cuando un tratamiento de botox o rellenos dérmicos provoca daños, asimetrías, infecciones, necrosis, pérdida de sensibilidad o resultados contrarios a lo prometido, existe la posibilidad de reclamar daños por botox o rellenos. La clave es identificar la responsabilidad: puede recaer en la clínica, el profesional que realiza el procedimiento, el fabricante del producto (si hay defecto) o incluso en la cadena de distribución. En estética, la praxis profesional exige información adecuada, indicación correcta del tratamiento, consentimiento informado, técnica apropiada y seguimiento postoperatorio; el incumplimiento de cualquiera de estos deberes abre la puerta a una reclamación.

La responsabilidad puede ser contractual (la clínica promete un resultado o un estándar de cuidados) y extracontractual (daños causados por negligencia). Muchos centros publicitan resultados concretos, emplean “antes y después” idealizados o minimizan riesgos; si la realidad difiere de forma relevante, hablamos de expectativa frustrada. Por su parte, el profesional debe valorar contraindicaciones (embarazo, anticoagulantes, alergias, tratamientos previos), utilizar productos autorizados y respetar normas de higiene y trazabilidad del lote. El seguimiento es igualmente esencial: instrucciones escritas, control de efectos adversos y vías de contacto rápido.

Regla práctica: si hay lesión, empeoramiento estético, dolor persistente o gastos médicos imprevistos, conviene iniciar una consulta legal cuanto antes. Documentar desde el primer día aumenta las probabilidades de éxito.

  • Reclama si hubo falta de información, técnica inadecuada o ausencia de seguimiento.
  • También procede si el producto era defectuoso o estaba caducado.
  • Valora el impacto: secuelas físicas, psicológicas, laborales y económicas.

Pruebas imprescindibles y cómo conseguirlas

La prueba es el corazón de cualquier reclamación por daños tras botox o rellenos. Empieza por recopilar toda la documentación clínica: historia médica, consentimiento informado, fichas de producto (marca, lote, fecha de caducidad), facturas, presupuestos y comunicaciones (emails, WhatsApp, folletos). Si el centro no entrega copias, solicita por escrito el acceso a tu historia; tienes derecho a obtenerla. Las fotografías “antes y después” y los informes de urgencias u otro especialista que trató la complicación resultan determinantes para medir el daño estético y funcional.

El peritaje médico es pieza clave. Un perito (normalmente dermatólogo o cirujano plástico con experiencia en medicina estética) evaluará la praxis, la idoneidad del producto, la técnica de infiltración, la dosis, los planos anatómicos utilizados y el manejo de complicaciones (por ejemplo, uso de hialuronidasa ante oclusiones por ácido hialurónico). Su informe valorará causalidad, gravedad y secuelas, y ayudará a cuantificar la indemnización. Complementa con una pericial psicológica si hay ansiedad, depresión o alteración de la autoestima.

  • Guarda recibos de medicación, traslados, revisiones y bajas laborales.
  • Captura publicidad y promesas comerciales que indujeron la decisión.
  • Registra cronológicamente síntomas y visitas: un diario de evolución es útil.

Consejo práctico: solicita al centro la identificación exacta del producto y lote administrado. La trazabilidad puede descubrir problemas de calidad o almacenamiento que refuercen tu reclamación.

Plazos de reclamación y vías legales

El tiempo es esencial. Existen diferentes plazos de reclamación según la vía elegida. Frente a la clínica o profesional con el que contrataste, la acción suele ser de responsabilidad contractual; frente a aseguradora o a terceros (por ejemplo, si no hay contrato directo) se puede articular la responsabilidad extracontractual. Además de la vía civil, puede existir una vertiente administrativa (consumo, sanidad) y, en casos extremos de imprudencia grave, incluso penal. Paralelamente, si hay póliza de responsabilidad civil, la reclamación extrajudicial a la aseguradora puede acelerar una solución indemnizatoria.

Antes de demandar, agota la vía amistosa: burofax con relato de hechos, daños y petición concreta; ofrece un plazo razonable de respuesta. Registra tu queja en consumo y pide inspección sanitaria si detectas irregularidades. Si el diálogo fracasa, la demanda civil con informe pericial aporta el marco adecuado para reclamar daño estético, secuelas funcionales, gastos médicos futuros y perjuicio moral. En importes moderados cabe el juicio verbal; en supuestos complejos, el ordinario.

Actúa pronto. Aunque cada caso exige cómputo específico, lo prudente es iniciar pasos formales en cuanto obtengas diagnóstico de la complicación, para preservar pruebas y evitar prescripciones.

Cómo calcular la indemnización por daño estético

La indemnización por daño estético combina criterios médicos y jurídicos. Se valoran amplitud y visibilidad del defecto (asimetrías, irregularidades, cicatrices, hiperpigmentación, “efecto Tyndall”), su permanencia, la posibilidad de corrección y el impacto psicosocial. A ello se suman gastos sanitarios (tratamientos correctivos, medicamentos, consultas), lucro cesante (pérdidas de ingresos por bajas o cancelaciones profesionales) y daño moral por sufrimiento, ansiedad y afectación de la imagen personal. Un informe pericial riguroso traduce estos elementos en puntuaciones y cuantías orientativas.

La negociación con la aseguradora suele partir a la baja; por eso conviene respaldar cada partida con documentos: facturas, informes, fotografías seriadas y testimonios. Si se precisa cirugía reparadora o tratamientos repetidos (láser, hialuronidasa, terapia cicatricial), incorpora un plan de costes futuros. Considera también costes indirectos: transporte, consultas psicológicas, cremas médicas, fotoprotección, y limitaciones temporales que afecten a actividades remuneradas.

  • Separa “daño temporal” (días de curación) y “secuelas” (permanentes).
  • Aporta informes de evolución para sustentar la permanencia del daño.
  • Documenta intentos de mitigación: seguir pautas médicas y revisiones.

Regla de oro: no aceptes ofertas rápidas sin peritaje. Un cierre prematuro puede dejar fuera tratamientos correctores futuros y perjuicios aún no cuantificados.

Consentimiento informado y publicidad engañosa

El consentimiento informado no es un mero formulario estándar. Debe adaptarse a tu caso, explicar riesgos frecuentes y graves (hematomas, infección, oclusión vascular, necrosis, asimetrías), alternativas, cuidados postratamiento y probabilidades realistas de resultado. La firma sin explicación, la letra ilegible o formularios genéricos pueden ser insuficientes. Si no comprendiste los riesgos o no se respondieron dudas, existe déficit informativo susceptible de generar responsabilidad, incluso cuando el acto técnico fue correcto.

La publicidad engañosa también es relevante: promesas de “resultado garantizado”, “sin riesgos” o “rejuvenecimiento inmediato” pueden inducir a error. Conserva capturas del anuncio, web o redes. Si la decisión se basó en mensajes inexactos, la reclamación se refuerza con un enfoque de protección a consumidores. Y recuerda: el profesional debe valorar si eres candidata idónea; ante piel fina, tendencia a edema, zonas de alto riesgo vascular o historial de tratamientos previos, la prudencia es obligatoria.

  • Exige explicaciones orales y escritas comprensibles y personalizadas.
  • Evita consentimientos firmados apresuradamente en recepción.
  • Guarda capturas de anuncios y textos comerciales que te influyeron.

Si el centro usó imágenes “antes/después” sin advertir que son resultados orientativos y no garantizados, anótalo: puede probar expectativas generadas de forma inadecuada.

Clínicas, aseguradoras y hoja de reclamaciones

Antes de judicializar, activa mecanismos que pueden presionar para un acuerdo. Solicita la hoja oficial de reclamaciones de consumo; la clínica debe facilitarla. Expón hechos, fechas, profesionales implicados, producto utilizado y daños sufridos. Adjunta fotografías y facturas. Esta vía abre un expediente que, además de potencial sanción, empuja a la clínica y su aseguradora a negociar.

En paralelo, dirige escrito a la aseguradora de responsabilidad civil de la clínica o del profesional. Pide identificación de póliza y número de siniestro. Resume el caso, adjunta pruebas y formula una oferta indemnizatoria motivada (con peritaje, si lo tienes). Algunas aseguradoras proponen una pericial “neutral”; valora la independencia de esa pericia y, si aceptas, conserva tu derecho a un perito de parte. Mantén comunicación ordenada y por escrito.

  • Exige acuse de recibo y número de referencia en cada envío.
  • Reitera pedidos de historia clínica si hay silencio.
  • No firmes conformidades que impliquen renuncia total sin contrapartida.

Una estrategia combinada (consumo + aseguradora) suele acelerar respuestas y asentar el relato probatorio desde el inicio, facilitando un acuerdo justo.

Procedimiento paso a paso: de la queja a la demanda

Para reclamar daños por botox o rellenos con eficacia, sigue un itinerario claro. Paso 1: atención médica inmediata ante complicaciones (urgencias o especialista) y solicitud de informe. Paso 2: requerimiento al centro para copia de historia clínica y datos del producto. Paso 3: reporta por escrito la complicación y solicita solución (revisión, tratamiento corrector, devolución de importes). Paso 4: registra hoja de reclamaciones y notifica a consumo. Paso 5: encarga peritaje médico y, si procede, psicológico.

Paso 6: envío de burofax a clínica y aseguradora con reclamación económica detallada (daño estético, gastos, lucro cesante y moral), concediendo un plazo de respuesta. Paso 7: negociación y, en su caso, mediación. Paso 8: si falla el acuerdo, demanda civil con toda la prueba. Incluye fotografías comparativas, cronología, informes y testimonios. Solicita intereses, costas y medidas para preservar pruebas (como exhibición de historia o trazabilidad del producto) si hubo resistencia previa.

  • Mantén carpeta digital con todo el expediente y versiones fechadas.
  • Evita comunicaciones agresivas; prioriza claridad y hechos verificables.
  • No interrumpas tratamientos correctores sin consejo médico.

Un buen dossier, coherente y cronológico, acorta tiempos y mejora ofertas. La preparación es, a menudo, la diferencia entre una indemnización justa y una mínima.

Errores frecuentes que arruinan la reclamación

Hay tropiezos habituales que debilitan la reclamación. El primero es no pedir la historia clínica o conformarse con un extracto incompleto. El segundo, aceptar “arreglos” verbales sin dejar rastro documental. El tercero, publicar en redes acusaciones precipitadas: puede volverse en tu contra. Otro error es acudir a peritajes generalistas sin experiencia específica en medicina estética o no fotografiar la evolución de lesiones y asimetrías con fechas visibles.

También perjudica firmar acuerdos de renuncia a cambio de una sesión gratuita o un bono estético, y no calcular gastos futuros de corrección. La tardanza en actuar, por miedo o vergüenza, provoca pérdida de pruebas y riesgos de prescripción. Finalmente, confundir resultados razonables (efecto temporal o ajustes esperables) con negligencia real puede dispersar esfuerzos: un abogado experto te ayudará a discriminar y a fijar expectativas realistas.

  • Documenta todo y conserva embalajes si recibes producto para casa.
  • Evita mensajes emocionales; comunica hechos, fechas y pruebas.
  • No te sometas a nuevas infiltraciones sin valoración independiente.

Si dudas, prioriza preservar evidencia y consulta. Rectificar a tiempo es mejor que litigar con un expediente débil.

Modelos de comunicaciones y negociación efectiva

Una comunicación clara suele desbloquear soluciones. En tu primer escrito, identifica: fecha del tratamiento, profesional interviniente, producto y lote si consta, síntomas, diagnóstico, tratamientos correctivos y petición concreta (devolución, reparación, indemnización). Adjunta fotografías y facturas. Usa un tono firme y respetuoso; propone un plazo de 10-15 días para respuesta. Si contactas a la aseguradora, solicita confirmación de cobertura y apertura de siniestro.

En negociación, ancla con tu peritaje y desglosa partidas: daño estético, gastos presentes y futuros, lucro cesante, daño moral. Explica la metodología de cuantificación y la razonabilidad de cada cifra. Ofrece alternativas: pago único, calendario de pagos o coste de tratamientos reparadores asumidos por la clínica en un centro de tu elección. Evita aceptar tratamientos correctores en el mismo centro si desconfías de su solvencia técnica o ética.

  • Pide acuerdos por escrito, con cuantía, plazos y renuncias delimitadas.
  • Incorpora cláusulas de confidencialidad solo si la contraprestación es adecuada.
  • Prepara un “BATNA”: tu mejor alternativa si no hay acuerdo (demanda).

Negociar no es ceder: es maximizar tu resultado con el menor coste temporal y emocional. Mantén orden, constancia y asesoramiento especializado.

Preguntas frecuentes

¿Qué hago si tengo una complicación inmediata tras el botox o rellenos? Acude a urgencias o a un especialista para diagnóstico y tratamiento, y solicita informe. Notifica al centro por escrito y pide tu historia clínica y datos del producto.

¿Puedo reclamar si firmé un consentimiento informado? Sí, si el consentimiento fue deficiente (genérico, poco claro, sin explicación) o si hubo mala praxis técnica o publicidad engañosa. La firma no blinda a la clínica frente a negligencias.

¿Necesito perito para reclamar daños por botox o rellenos? Es muy recomendable. Un perito en estética acredita la relación causal, valora secuelas y sustenta la indemnización. Sin peritaje, la negociación suele ser desfavorable.

¿Qué puedo reclamar económicamente? Daño estético, gastos médicos presentes y futuros, lucro cesante por bajas o cancelaciones, y daño moral. Adjunta facturas y evidencia fotográfica para cada concepto.

¿Es mejor acuerdo extrajudicial o demanda? Depende del caso y de la oferta. Un acuerdo sólido, documentado y suficiente puede ser eficiente. Si las ofertas son bajas o niegan responsabilidad, la demanda es el camino.

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