
Cómo denunciar errores en tratamientos dentales
Publicado el 30 de julio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 10 min
Índice
- Qué es un error en tratamiento dental
- Señales y pruebas para demostrar la mala praxis
- Primeros pasos tras sospechar de un error
- Reclamación amistosa y peritaje odontológico
- Vías legales: civil, penal, consumo y seguros
- Plazos y prescripción de la acción
- Cómo se calcula la indemnización
- Cómo redactar la denuncia o la demanda
- Errores comunes al reclamar y cómo evitarlos
- Preguntas frecuentes
Qué es un error en tratamiento dental
Denunciar errores en tratamientos dentales parte de entender qué es, jurídicamente, un “error” o una “mala praxis” odontológica. No todo resultado insatisfactorio constituye negligencia. En términos generales, existe responsabilidad cuando el profesional vulnera la lex artis, es decir, el conjunto de reglas de buena práctica que rigen la odontología. Si el dentista actúa por debajo del estándar que cabría esperar de un profesional medio en las mismas circunstancias y ello provoca un daño, puede hablarse de mala praxis.
Los errores más habituales incluyen diagnósticos incorrectos o tardíos, planificación deficiente, fallos en la ejecución de endodoncias, implantología con colocación errónea o sin estudio previo de hueso, prótesis mal ajustadas que causan dolor o infecciones, extracciones con lesiones nerviosas, ausencia de consentimiento informado específico, falta de higiene o esterilización, y carencia de seguimiento postoperatorio adecuado. También es frecuente la publicidad engañosa sobre resultados o garantías irreales en tratamientos complejos como la ortodoncia invisible o la carga inmediata en implantes.
Para que prospere una reclamación, deben concurrir tres elementos: una actuación contraria a la lex artis, un daño cierto (físico, estético, psicológico o económico) y una relación causal entre ambos. En la mayoría de tratamientos dentales hablamos de obligaciones de medios —no de resultado—, por lo que la clave será probar que el profesional no puso los medios adecuados. Esto no exime de responsabilidad cuando, por ejemplo, se omite una prueba diagnóstica básica o se ignoran contraindicaciones evidentes. Comprender estas bases te ayudará a enfocar correctamente la recopilación de pruebas y la estrategia para denunciar errores en tratamientos dentales de forma efectiva.
Idea clave: La responsabilidad surge cuando el tratamiento se aleja de la buena práctica y ese desvío causa un daño evaluable. Resultado malo no siempre es mala praxis; falta de medios adecuados, sí.
Señales y pruebas para demostrar la mala praxis
El éxito de cualquier reclamación por negligencia odontológica depende de las pruebas. Las señales que pueden apuntar a un error incluyen dolor persistente no explicado, movilidad dental tras implantes, supuración, mal olor o inflamación prolongada, alteraciones de la mordida, pérdida de sensibilidad en labios o lengua, fracturas repetidas de la prótesis o resultados estéticos manifiestamente defectuosos. Si notas cualquiera de estos indicios, documenta desde el primer día.
Las pruebas esenciales son: 1) Historia clínica completa, con anotaciones, consentimientos informados, presupuestos, facturas y hojas de seguimiento. Tienes derecho de acceso a tu historia clínica; solicita copia por escrito. 2) Pruebas diagnósticas: radiografías periapicales, ortopantomografías, TAC/CBCT y fotografías intra y extraorales antes, durante y después del tratamiento. 3) Evidencia económica: recibos de pago, financiación, gastos de desplazamiento, bajas laborales y facturas de tratamientos de reparación. 4) Comunicaciones con la clínica: correos, WhatsApp y cualquier intercambio donde se reconozcan incidencias o se prometan soluciones.
Además, es muy útil registrar en un diario las fechas de cada síntoma, visitas y actuaciones. Si cambias de clínica, pide un informe del nuevo odontólogo. Aunque no tiene por sí solo valor pericial, ayuda a orientar el futuro peritaje odontológico. Recuerda que manipular pruebas (por ejemplo, someterte a un retratamiento sin documentar el estado previo) puede dificultar la cadena causal. Por eso, antes de actuar, valora con un abogado y un perito la estrategia para preservar y producir la evidencia de forma sólida cuando decidas denunciar errores en tratamientos dentales.
Checklist rápido: solicita historia clínica, guarda radiografías y TAC, conserva recibos y comunicaciones, y fotografía periódicamente los avances o retrocesos del tratamiento.
Primeros pasos tras sospechar de un error
Cuando surgen dudas razonables sobre la corrección de un tratamiento dental, la prioridad es proteger la salud y, a la vez, preparar el terreno para una posible reclamación. En primer lugar, solicita una visita de revisión con el mismo profesional para que valore la complicación y deje constancia escrita. Esta anotación en la historia clínica puede revelar si el problema era previsible, si se ofrecieron alternativas o si se omitieron controles.
En paralelo, considera una segunda opinión independiente. Busca un odontólogo sin vínculo con la clínica original, capaz de realizar un examen objetivo y, si es posible, pruebas de imagen comparables. Evita iniciar tratamientos de reparación sin documentar el estado previo; lo ideal es obtener fotografías, radiografías y un informe donde se describan hallazgos y posibles causas. Si el dolor o la infección requieren actuación urgente, pide al nuevo profesional que incorpore un parte clínico detallado con imágenes.
A nivel administrativo, presenta cuanto antes una hoja de reclamaciones en la clínica y en la autoridad de consumo de tu comunidad autónoma. Este paso no sustituye la vía judicial, pero presiona para soluciones tempranas y deja rastro oficial. También puedes comunicar la incidencia al seguro de responsabilidad civil de la clínica, si te facilitan los datos. Finalmente, consulta con un abogado especializado en negligencia odontológica para valorar si conviene denunciar errores en tratamientos dentales por vía civil o, en supuestos graves, penal. La asesoría temprana evita perder plazos y ayuda a cuantificar daños, incluidos los estéticos y psicológicos.
Consejo práctico: combina atención sanitaria de urgencia con preservación de evidencias. Documenta cada paso y prioriza informes objetivos que acrediten el estado bucal antes de cualquier retratamiento.
Reclamación amistosa y peritaje odontológico
Antes de acudir a los tribunales, es razonable intentar una solución extrajudicial. La reclamación amistosa suele iniciarse con un escrito dirigido a la clínica donde se exponen los hechos, el daño sufrido y la propuesta de reparación: devolución total o parcial de lo pagado, asunción de los costes de rehacer el tratamiento con otro profesional, indemnización por lesiones, o una combinación de estas medidas. Acompaña el escrito con la documentación básica (historia clínica, imágenes, presupuestos) y ofrece un plazo breve para responder.
En esta fase, el peritaje odontológico es diferencial. Un perito —normalmente un odontólogo con formación pericial— analiza la historia clínica, explora al paciente y revisa pruebas de imagen para determinar si hubo desviación de la lex artis y cuantificar las secuelas. El informe pericial aporta la base técnica para negociar con el seguro de responsabilidad civil de la clínica. Un buen peritaje incluye: descripción del diagnóstico correcto, plan de tratamiento indicado, actos realizados, errores detectados, relación causal con el daño y propuesta de indemnización según baremos orientativos de lesiones y daños estéticos.
Si la clínica ofrece rehacer el tratamiento, valora la propuesta con cautela. En ocasiones compensa aceptar una solución mixta: arreglo por otro profesional elegido por ti, pagado por la clínica, más compensación por el perjuicio ya causado. Documenta el acuerdo por escrito. Si no hay respuesta o la oferta es insuficiente, el peritaje servirá para fundamentar la demanda y denunciar errores en tratamientos dentales con mayores garantías de éxito.
Clave: sin informe pericial, la negociación se desequilibra. Invierte en un perito temprano; suele ahorrar tiempo y mejorar el resultado económico del caso.
Vías legales: civil, penal, consumo y seguros
Para denunciar errores en tratamientos dentales existen varias vías. La más habitual es la responsabilidad civil frente al profesional o la clínica, donde se reclama la reparación íntegra del daño: gastos sanitarios, secuelas, lucro cesante, daño moral y estético. En el ámbito privado, la relación suele considerarse contractual, por lo que se pueden invocar incumplimientos específicos (falta de consentimiento informado, no realización de pruebas necesarias, uso de materiales inadecuados).
La vía penal se reserva para supuestos graves: lesiones por imprudencia profesional o actuaciones dolosas (por ejemplo, ejercer sin titulación, falsificar historiales o administrar tratamientos contraindicados conscientemente). No es la vía común, pero puede ser necesaria cuando la conducta excede el mero error técnico.
En paralelo, la vía de consumo permite tramitar la hoja de reclamaciones, mediaciones y arbitrajes de consumo cuando la clínica está adherida. Es útil para recuperar importes o ajustar soluciones rápidas, aunque no siempre cubre daños corporales complejos. Por último, interviene el seguro de responsabilidad civil del profesional, que asume la defensa y, llegado el caso, el pago de la indemnización hasta sus límites. Identificar la póliza y comunicar el siniestro agiliza la negociación.
Elegir la vía correcta depende de la gravedad del daño, la evidencia disponible y la estrategia de tiempos. Un abogado especializado te ayudará a priorizar pasos: reclamación previa, peritaje, negociación con el seguro, y, si fracasa, demanda judicial.
Estrategia: combina consumo para presión temprana, civil para reparación integral y, solo si procede, penal para conductas especialmente graves.
Plazos y prescripción de la acción
Uno de los puntos críticos al denunciar errores en tratamientos dentales es respetar los plazos. En el ámbito privado y contractual, el plazo de prescripción suele ser más largo que en el extracontractual, pero puede variar según el caso y la normativa aplicable. Además, cuando intervienen aseguradoras, hay plazos específicos para comunicar el siniestro. Por eso, conviene actuar pronto: solicitar historia clínica, presentar reclamación escrita y buscar asesoría para interrumpir la prescripción si fuera necesario.
La dificultad práctica radica en determinar cuándo empieza a correr el plazo: a veces no es el día del tratamiento, sino cuando el daño se manifiesta o se fija el alcance de la secuela (por ejemplo, tras comprobar la pérdida de un implante por mala planificación). Para evitar sorpresas, utiliza burofax o comunicaciones fehacientes que interrumpan plazos y conserven prueba de la fecha. En tratamientos prolongados, el cómputo puede interpretarse de forma distinta si se considera una unidad terapéutica o actos separados; esta distinción puede cambiar por completo la ventana para reclamar.
Si has sido atendido en la sanidad pública, los procedimientos y tiempos administrativos suelen ser distintos, con plazos específicos para reclamar por responsabilidad patrimonial. En cualquier escenario, la recomendación es la misma: no demores la consulta con un especialista en negligencias odontológicas. Identificar y asegurar el plazo temprano te permitirá centrarte en la prueba y en la cuantificación del daño sin el riesgo de perder el caso por prescripción.
Acción inmediata: solicita la historia clínica y envía una reclamación fehaciente cuanto antes para interrumpir la prescripción mientras reúnes el peritaje.
Cómo se calcula la indemnización
La cuantía de la indemnización en casos de negligencia odontológica se apoya en el daño real sufrido. Se distinguen tres grandes bloques: daño personal (dolor, lesiones, secuelas, daño estético), daño patrimonial (gastos médicos pasados y futuros, retratamientos, prótesis, medicamentos, desplazamientos) y perjuicios económicos (bajas laborales, pérdida de oportunidades, lucro cesante). El informe pericial odontológico, a menudo complementado con valoración del daño corporal, es la base para traducir los hallazgos clínicos en cifras.
En estética dental, el impacto visual y social del resultado es relevante: fracturas en piezas visibles, prótesis desalineadas o un implante fallido en zona anterior pueden conllevar un daño moral significativo. La reparación no siempre se limita a rehacer el tratamiento; puede incluir tratamientos de mayor complejidad (injertos, regeneración ósea, ortodoncia) y tiempo de recuperación prolongado. Todo esto debe presupuestarse con detalle por un profesional independiente para que la reclamación refleje el coste real de volver al estado anterior —o al más cercano posible—.
A nivel práctico, conviene presentar un cuadro económico claro: tabla de gastos acreditados, presupuestos de reparación, y una explicación de cómo el daño ha afectado tu vida diaria. Mientras más ordenada y completa sea la justificación, más opciones tendrás de cerrar un acuerdo con el seguro o de obtener una sentencia favorable.
Pauta útil: adjunta facturas y presupuestos comparables, especifica materiales (por ejemplo, tipo de implante o prótesis) y detalla tiempos de tratamiento y revisiones futuras previstas.
Cómo redactar la denuncia o la demanda
Redactar correctamente la denuncia o la demanda es crucial para denunciar errores en tratamientos dentales con éxito. El escrito debe comenzar con una relación cronológica clara: antecedentes médicos, diagnóstico ofrecido, consentimiento informado (o su ausencia), actos clínicos realizados, incidencias y síntomas posteriores. Aporta desde el inicio la documentación ordenada en anexos: historia clínica, imágenes, comunicaciones y facturas.
En la fundamentación, explica la infracción de la lex artis con apoyo del informe pericial: qué actuaciones fueron contrarias al estándar profesional, por qué eran previsibles las complicaciones y cómo se podrían haber evitado con los medios adecuados (pruebas de imagen, planificación implantológica, aislamiento del campo en endodoncia, etc.). Añade la relación causal con el daño y describe las secuelas actuales y futuras, incluyendo impacto estético y psicológico.
El suplico debe concretar lo que pides: cantidad reclamada desglosada, intereses y costas; o, si se trata de vía penal, la calificación de los hechos y la responsabilidad civil derivada. Si optas por una reclamación previa, incluye propuesta de acuerdo y un plazo para el pago o para autorizar la reparación con un tercero de tu elección. Por último, cuida el tono: firme, técnico y respetuoso. Un escrito claro y bien respaldado facilita acuerdos y refuerza tu posición ante el juzgado.
Estructura mínima: hechos, pruebas, informe pericial, fundamento técnico-jurídico, cuantificación del daño y petición concreta.
Errores comunes al reclamar y cómo evitarlos
Incluso con buenos argumentos, muchas reclamaciones fracasan por errores evitables. El primero es actuar sin documentación: iniciar retratamientos sin conservar radiografías o fotografías del estado previo dificulta probar la causa del daño. Asegúrate de solicitar y guardar la historia clínica completa y, si la clínica se retrasa, deja constancia por escrito.
Otro fallo habitual es centrar el caso en el resultado y no en la falta de medios adecuados. En odontología, el estándar es de medios; por tanto, describe con precisión qué pruebas o protocolos se omitieron (por ejemplo, TAC previo a implantes, aislamiento absoluto en endodoncia, ajuste oclusal en prótesis). Igualmente, evita cuantificar sin peritaje. Una cifra arbitraria debilita la negociación; respáldala con presupuestos y valoración del daño corporal.
También se pierde fuerza al ignorar los plazos o al usar comunicaciones informales que no interrumpen la prescripción. Prioriza burofax o medios fehacientes. Por último, caer en mensajes emocionales sin contenido técnico puede hacer que tu queja sea percibida como una discrepancia subjetiva. Mantén un tono profesional, apóyate en el perito y ordena la evidencia en un dossier claro. Estas pautas aumentan sensiblemente las posibilidades de acuerdo y, si es necesario, de éxito judicial.
Evita: falta de pruebas, retrasos, pedir “reparaciones” en la misma clínica sin garantías, y aceptar acuerdos verbales sin documento firmado.
Preguntas frecuentes
- ¿Necesito siempre un perito? En la práctica, sí. El peritaje odontológico traduce hechos clínicos en conclusiones técnicas y económicas. Sin él, la probabilidad de éxito disminuye notablemente.
- ¿Puedo seguir tratándome mientras reclamo? Sí, pero documenta el estado previo y pide al nuevo profesional que detalle hallazgos y tratamientos. Evita perder la cadena de pruebas.
- ¿Qué hago si la clínica no me entrega la historia clínica? Reitéralo por escrito y con prueba de envío. Si persiste la negativa, valora acciones legales para su obtención; es un derecho del paciente.
- ¿Es mejor acuerdo o juicio? Depende del caso. Si la oferta cubre reparación e indemnización razonables, el acuerdo ahorra tiempo y costes. Si la oferta es baja o niegan la mala praxis, la demanda es el camino.
- ¿Qué costes tendré? Peritaje, honorarios legales y tasas si proceden. Muchos despachos ofrecen hoja de encargo con variables según resultado; pide transparencia y desglose.
Recuerda: denunciar errores en tratamientos dentales requiere método: pruebas, plazos, peritaje y una estrategia legal coherente aumentan las opciones de una reparación íntegra.