
¿Qué pruebas necesitas para denunciar error médico?
Publicado el 02 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 9 min
Índice
- Panorama general: qué es error médico y qué debes probar
- Historia clínica completa: cómo solicitarla y revisarla
- Informes y pruebas diagnósticas: imágenes, analíticas y trazabilidad
- Consentimiento informado y protocolos: documentos clave
- Informe pericial médico: funciones, coste y criterios (lex artis, causalidad)
- Conservar y autenticar evidencias: cadena de custodia y copias
- Cuantificación del daño: secuelas, pérdida de ingresos y nexo causal
- Preguntas frecuentes
Panorama general: qué es error médico y qué debes probar
Para reunir pruebas para denunciar error médico conviene entender primero qué se considera un error y qué elementos han de acreditarse. En términos generales, un error médico es una actuación u omisión que se aparta de la lex artis, es decir, del estándar de diligencia exigible al profesional en las circunstancias concretas del caso. No basta con un resultado adverso: hay que demostrar que el daño se produjo por una atención por debajo de lo esperable y que existe un nexo causal entre esa actuación y la lesión sufrida.
Con ese marco, el objetivo probatorio se resume en tres ejes: (1) la existencia de un daño cierto (lesión física, secuelas psicológicas, pérdidas económicas); (2) la infracción de la lex artis (errores diagnósticos o terapéuticos, falta de monitorización, incumplimiento de protocolos o de consentimiento informado); y (3) la causalidad (que el daño no se habría producido sin la actuación negligente). Cada eje exige tipos de evidencia distintos y complementarios.
- Documental clínica: historia clínica completa, informes, hojas de evolución, interconsultas, analíticas, pruebas de imagen y hojas de tratamiento.
- Documental administrativa: protocolos aplicables, guías internas, consentimiento informado, registros de quirófano y de medicación.
- Testifical: declaraciones del paciente, familiares y, cuando procede, del personal sanitario.
- Pericial médica: valoración independiente que analiza el cumplimiento de la lex artis y el nexo causal.
- Daños y perjuicios: informes de secuelas, bajas, gastos, facturas, nóminas, y toda traza de pérdidas económicas.
Consejo práctico: empieza cuanto antes a recopilar documentación. Anota cronológicamente fechas, síntomas, visitas y decisiones clínicas. Conserva correos, partes, justificantes y cualquier comunicación. Esta cronología te ayudará a detectar lagunas y a orientar el encargo pericial desde el primer momento.
Si bien algunas pruebas pueden parecer menos determinantes por sí solas, su valor conjunto es decisivo. Un informe de alta con datos incompletos, una imagen radiológica mal correlacionada o un consentimiento genérico quizá no prueban la negligencia individualmente, pero sí pueden evidenciar una cadena de fallos cuando se analizan junto a la pericial. El objetivo es construir un relato probatorio coherente, verificable y trazable.
Historia clínica completa: cómo solicitarla y revisarla
La historia clínica es el pilar de las pruebas para denunciar error médico. Debe recoger la evolución del paciente: antecedentes, anamnesis, exploraciones, indicaciones terapéuticas, pruebas realizadas, interconsultas, consentimiento informado y altas. Tienes derecho a obtener copia de tu historia clínica y de los informes relevantes. La solicitud puede presentarse por escrito al centro sanitario, identificando episodio y fechas, y pidiendo copia íntegra, no solo el informe de alta.
Al recibirla, comprueba que incluya: hojas de urgencias, hospitalización, quirófano, anestesia, medicación, hojas de enfermería, protocolos de actuación aplicados, interconsultas, pruebas diagnósticas y sus informes. Pide también la trazabilidad de modificaciones o accesos si sospechas que hay registros añadidos o cambiados con posterioridad. Si la documentación llega incompleta, presenta un escrito de ampliación de la solicitud señalando concretamente qué falta.
- Coherencia temporal: revisa si las fechas de pruebas, tratamientos y evoluciones cuadran entre sí.
- Concordancia clínica: ¿las decisiones terapéuticas se justifican con los hallazgos? ¿hay alternativas mencionadas?
- Registros de riesgos: monitorización, constantes, alertas y planes de contingencia.
Tip útil: construye una línea de tiempo con todos los hitos (síntomas, visitas, pruebas, decisiones). Esta herramienta ayuda a localizar omisiones (p. ej., pruebas indicadas pero no realizadas) y a preparar preguntas para el perito.
Cuando detectes lagunas —por ejemplo, ausencia de notas de evolución en días críticos, falta de registros de medicación o de monitorización— documenta cada ausencia. No acuses: señala objetivamente lo que falta y por qué es relevante para el análisis pericial. Una historia clínica coherente pero incompleta puede ser tan reveladora como una abiertamente contradictoria.
Informes y pruebas diagnósticas: imágenes, analíticas y trazabilidad
Las pruebas diagnósticas respaldan la secuencia clínica y pueden revelar retrasos o interpretaciones erróneas. Solicita siempre las imágenes originales en formato digital (p. ej., DICOM) además de los informes escritos. Pide la trazabilidad del estudio: fecha y hora de adquisición, equipo utilizado, parámetros técnicos y comentarios del radiólogo o del laboratorio. En analíticas, conserva los resultados completos con rangos de referencia, no solo el resumen.
Contrasta los informes con la evolución: un hallazgo significativo debería generar decisiones clínicas acordes (nuevas pruebas, derivaciones, tratamientos). La ausencia de correlación puede apuntar a un fallo diagnóstico o de seguimiento. En pruebas seriadas, observa tendencias y tiempos de respuesta: demoras injustificadas en pruebas críticas pueden resultar decisivas.
- Imagenología: TC, RM, radiografías, ecografías con sus metadatos originales y descripción.
- Laboratorio: biomarcadores, cultivos, antibiogramas, curvas.
- Pruebas funcionales: ECG, pruebas de esfuerzo, espirometrías, monitorizaciones.
Valora una segunda lectura: un radiólogo o especialista independiente puede reinterpretar imágenes y detectar discrepancias. Su dictamen técnico, anexado al informe pericial, refuerza el análisis de la lex artis y el nexo causal.
Si el centro sanitario solo entrega impresiones en papel o CDs sin metadatos, solicita expresamente copias digitales con formato estándar. La calidad de la evidencia depende de que sea verificable y reproducible. Recuerda que este bloque documental se integra con el resto de pruebas para denunciar error médico y será clave para que el perito explique, de forma didáctica, dónde se produjo la desviación del estándar asistencial.
Consentimiento informado y protocolos: documentos clave
El consentimiento informado acredita que el paciente recibió información comprensible sobre diagnóstico, riesgos frecuentes y relevantes, alternativas razonables y consecuencias de no tratarse. Para que sea una prueba útil, debe ser específico para el procedimiento realizado, legible, estar firmado y fechado, e incluir la identificación del profesional que informa. Los consentimientos genéricos o con casillas preimpresas sin personalización pierden fuerza probatoria.
Además del consentimiento, solicita los protocolos y guías internas vigentes al momento de los hechos. Estos documentos permiten comparar lo ocurrido con lo que debió hacerse según la práctica aceptada. Pueden incluir vías clínicas, checklists de seguridad, escalas de riesgo, circuitos de derivación y tiempos máximos de respuesta. La divergencia sistemática y no justificada respecto a estos estándares puede evidenciar infracción de la lex artis.
- Verifica contenido: diagnóstico, procedimiento, riesgos, alternativas, y espacio para preguntas.
- Comprueba forma: datos del paciente, firma identificable, fecha y hora, sello del centro.
- Relaciona con la praxis: ¿se documentan incidencias intraoperatorias o cambios de plan?
Si falta el consentimiento: registra por escrito esa ausencia en tu cronología y pídele al perito que valore el impacto en la toma de decisiones y en los riesgos asumidos. La omisión no prueba por sí sola la negligencia, pero sí puede agravarla o revelar defectos informativos sustanciales.
Este conjunto documental, junto con la historia clínica y las pruebas diagnósticas, compone uno de los bloques esenciales de las pruebas para denunciar error médico. Cuanto más concreto y contextualizado sea el consentimiento, más fácil será valorar si la actuación profesional se ajustó a la información suministrada y a los protocolos vigentes.
Informe pericial médico: funciones, coste y criterios (lex artis, causalidad)
La pericial médica es la pieza técnica que articula toda la evidencia. El perito analiza la documentación, entrevista al paciente si procede, revisa bibliografía y protocolos aplicables y emite un dictamen motivado. Su función no es “acusar”, sino explicar si la actuación se apartó de la lex artis, qué consecuencias tuvo y si existe relación causal con el daño. Un buen informe será claro, ordenado, pedagógico y apoyado en datos verificables.
La selección del perito es clave: busca especialidad acorde al caso (p. ej., ginecología, traumatología, anestesia), experiencia clínica y pericial, y solvencia para defender el dictamen en sede judicial. Solicita hoja de encargo escrita que detalle alcance, honorarios, plazos y necesidad —o no— de pruebas complementarias. Pregunta si elaborará cronología clínica, análisis de causalidad y valoración de daños, y si contempla informe de réplica en caso de contrapericia.
- Criterios habituales: estándar de diligencia, previsibilidad del riesgo, evitabilidad, adherencia a guías.
- Metodología: revisión integral de historia, análisis crítico de pruebas, correlación clínico-radiológica.
- Conclusiones: juicios claros sobre desviación, causalidad y repercusión en el pronóstico.
Valor añadido: la pericial ordena y conecta el resto de evidencias, facilitando que el juez comprenda por qué, cuándo y cómo se produjo el daño. Es, a menudo, la diferencia entre impresiones y convicción judicial.
Recuerda que la pericial no sustituye a la documentación: la fortaleza probatoria surge de su coherencia con la historia clínica, los consentimientos y las pruebas diagnósticas. Preparar bien el dossier antes de encargar el dictamen reduce costes, tiempos y la necesidad de ampliaciones.
Conservar y autenticar evidencias: cadena de custodia y copias
La cadena de custodia asegura que la prueba que presentas es la misma que se generó y no ha sido alterada. En documentación clínica, esto se traduce en copias íntegras, legibles y, cuando sea posible, certificadas o con sellos del centro. En soportes digitales, conserva archivos originales con sus metadatos, así como los sobres o medios físicos (CD, USB) en los que fueron entregados. Evita manipular archivos: trabaja sobre duplicados y guarda los originales intactos.
Organiza tu repositorio probatorio con un índice: identifica cada documento, su fecha, origen y relevancia. Para correos, mensajes o comunicaciones, descarga versiones en formatos que conserven marcas temporales y cabeceras. Si aportas fotografías (p. ej., de lesiones), añade fecha y contexto y evita ediciones que alteren la fidelidad. Cuando falte algún documento o esté ilegible, solicita subsanación por escrito, dejando constancia de la petición y de la respuesta.
- Digital: guarda copias en dos ubicaciones seguras, con respaldo en la nube y en un soporte físico.
- Físico: utiliza fundas, carátulas y separadores. No subrayes originales; usa post-its o copias.
- Registro: anota cuándo recibes cada documento y quién te lo entrega.
Buenas prácticas: numerar todas las páginas, crear un “índice maestro” y emplear nombres de archivo consistentes (fecha_tipo_descripción). Esto simplifica el trabajo del perito y del juzgado, y robustece las pruebas para denunciar error médico.
Si sospechas alteración de documentos, el perito puede solicitar auditorías de acceso o peritajes informáticos. Cuanto antes plantees estas cuestiones, más fácil será preservar evidencias y pedir medidas de aseguramiento.
Cuantificación del daño: secuelas, pérdida de ingresos y nexo causal
Demostrar la existencia de un error no basta: hay que cuantificar el daño. Para ello, recopila informes de especialistas sobre secuelas físicas y psicológicas, partes de baja y alta laboral, rehabilitaciones, fármacos, dispositivos y desplazamientos. Conserva facturas, tickets y justificantes de gastos relacionados. Si hubo pérdida de ingresos, reúne nóminas, contratos, declaraciones fiscales y cualquier documento que acredite la merma. En autónomos, aporta libros de ingresos y gastos y certificados de colegiación.
La pericial de daño corporal traduce estas evidencias en parámetros objetivos: limitaciones funcionales, dolor, necesidad de ayuda de tercera persona, adaptación de vivienda o vehículo y, en su caso, pérdida de oportunidad terapéutica. Es esencial diferenciar lo que deriva del proceso patológico natural de lo que se debe a la actuación negligente: aquí el nexo causal vuelve a cobrar protagonismo, apoyado en cronologías y literatura científica.
- Documentos clave: informes de alta, revisiones, psicología/psiquiatría, rehabilitación, pruebas complementarias.
- Gastos: asistencia privada, medicamentos, desplazamientos, bajas no cubiertas, cuidadores.
- Ingresos: nóminas, facturación, certificados de empresa, bases de cotización.
Estrategia: presenta primero el daño “visible” (lesión y secuelas) y luego el daño “invisible” (impacto psicológico, pérdida de oportunidades, coste futuro). Ordenar la prueba de mayor a menor obviedad facilita la comprensión judicial y refuerza tu reclamación.
En definitiva, la cuantificación integra documentos clínicos, justificantes económicos y un análisis experto. Este bloque consolida la vertiente resarcitoria de las pruebas para denunciar error médico y conecta el relato clínico con la reparación solicitada.
Preguntas frecuentes
¿Puedo denunciar sin tener toda la historia clínica? Es posible iniciar asesoramiento y recopilar pruebas en paralelo, pero lo ideal es contar con la historia completa. Si el centro entrega documentación incompleta, solicita ampliación por escrito identificando qué falta (p. ej., hojas de enfermería, trazas de imagen, registros de medicación). Esta constancia es útil si más adelante hay que acreditar omisiones o pedir medidas de aseguramiento.
¿Qué pesa más: testigos o informe pericial? Son complementarios. Los testigos aportan contexto y percepción de hechos; la pericial traduce la clínica a criterios técnicos (lex artis y causalidad). En materia sanitaria, la pericial suele ser decisiva porque explica el estándar de diligencia y el impacto real de cada decisión. Aun así, las declaraciones ordenadas y coherentes refuerzan la narrativa y pueden aclarar vacíos documentales.
¿Cómo elijo un buen perito? Prioriza especialidad afín al caso, experiencia clínica reciente y solvencia didáctica. Pide hoja de encargo con alcance, honorarios y tiempos, y solicita ejemplos anonimizados de dictámenes. Valora si ofrece reunión previa para delimitar hipótesis y si prevé contrapericial o asistencia a juicio. La claridad expositiva y la metodología son tan importantes como el currículum.
¿Qué hago si el hospital se niega a dar copias digitales de las imágenes? Reitera la solicitud especificando formato estándar y metadatos. Si persiste la negativa, conserva prueba de tus requerimientos y entrega lo recibido al perito, que podrá valorar pedir una segunda lectura o peritaje informático. Mantén siempre los originales y trabaja con duplicados para no comprometer la cadena de custodia.
¿Necesito abogado desde el principio? Contar con asesoramiento jurídico temprano ayuda a ordenar la recogida de evidencias, priorizar solicitudes al centro y optimizar el encargo pericial. Un abogado acostumbrado a negligencias médicas te orientará sobre la estrategia probatoria y la vía más adecuada según el caso, sin perjuicio de que la decisión final dependa de la solidez de las pruebas reunidas.