Indemnización por daños psicológicos tras cirugía fallida

Indemnización por daños psicológicos tras cirugía fallida

Publicado el 18 de octubre de 2025


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Daños psicológicos tras cirugía fallida: qué son y cómo se prueban

Los daños psicológicos tras una cirugía fallida abarcan un conjunto de trastornos y secuelas emocionales que se manifiestan a raíz de una intervención que no ha alcanzado el resultado esperado o ha generado complicaciones evitables. Entre las manifestaciones más comunes se encuentran el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión reactiva, los trastornos de ansiedad, las crisis de pánico, la hipocondría o la pérdida de autoestima y confianza en el propio cuerpo y en el sistema sanitario. A diferencia del daño físico, cuya visibilidad suele ser inmediata, el daño psicológico puede aflorar de forma progresiva, con síntomas fluctuantes que afectan al sueño, la concentración, el rendimiento laboral y las relaciones personales.

Para que estos daños sean indemnizables, es clave que exista un nexo causal entre la actuación sanitaria y la lesión psíquica. Este vínculo se acredita mediante informes clínicos y periciales que describen el diagnóstico, su desarrollo temporal y el impacto funcional. El hecho de que una cirugía tenga riesgos no exime automáticamente de responsabilidad: lo relevante es determinar si hubo una actuación contraria a la lex artis (estándares profesionales) o si faltó información suficiente para que el consentimiento fuera verdaderamente informado. Asimismo, la incertidumbre tras el evento médico, las revisiones invasivas y la necesidad de cirugías de revisión pueden reforzar la aparición y mantenimiento de las secuelas psíquicas.

Claves probatorias: diagnóstico psicológico/psiquiátrico claro, cronología coherente con la cirugía fallida, evolución sintomática documentada y valoración del impacto en la vida diaria (ámbito personal, social y laboral).

  • Registros de terapia y medicación ansiolítica o antidepresiva.
  • Partes laborales o informes sobre disminución de rendimiento y bajas médicas.
  • Testimonios de familiares o personas cercanas que acrediten cambios conductuales.

Pruebas y documentación imprescindible

Una reclamación sólida se construye con pruebas clínicas y periciales coherentes. La historia clínica completa es el punto de partida: incluye hojas de consentimiento, informes preoperatorios, protocolos intraoperatorios, evolución postquirúrgica, partes de incidencias, alta hospitalaria y consultas sucesivas. En paralelo, es esencial el informe pericial psicológico o psiquiátrico, que debe describir diagnóstico, afectación funcional, relación causal con el evento quirúrgico y pronóstico. Pruebas psicométricas estandarizadas (p. ej., PCL-5 para TEPT, BDI-II para depresión, BAI para ansiedad) aportan objetividad a la valoración.

También resultan útiles los informes de trabajo social, certificados de baja laboral, informes de terapia, facturas de psicoterapia, medicación y desplazamientos. Si existe cirugía de revisión o nuevas intervenciones derivadas de la primera, debe documentarse el itinerario completo. Cuando el problema reside en la información insuficiente, la ausencia de documentación clara del consentimiento puede jugar a favor del paciente. Los testimonios de familiares y la correspondencia con el centro (reclamaciones internas, hojas de quejas, emails) pueden completar el expediente.

Tip de maquetación de dossier: organiza la documentación en secciones numeradas (clínica, psicológica, económica, comunicaciones) con un índice y cronología resumida en una primera hoja para facilitar el análisis pericial y judicial.

  • Historia clínica y consentimientos firmados.
  • Informes psicológicos/psiquiátricos con pruebas objetivas.
  • Facturas de terapias, fármacos y desplazamientos.
  • Pruebas del impacto laboral: nóminas, vida laboral, bajas.

Cálculo de la indemnización

El cálculo de la indemnización por daños psicológicos tras cirugía fallida combina criterios médicos, jurídicos y económicos. En primer lugar, se valora el daño moral, que retribuye el sufrimiento psíquico, la ansiedad, el miedo, la pérdida de confianza corporal y el impacto en la vida cotidiana. En segundo lugar, se cuantifican los gastos de asistencia psicológica/psiquiátrica, medicación y tratamientos complementarios, así como los desplazamientos. En tercer lugar, se estiman los perjuicios económicos derivados de bajas laborales o disminución de ingresos (lucro cesante) y, si procede, la afectación a la carrera profesional.

Para objetivar la cuantía, los tribunales atienden a la intensidad y duración de los síntomas, al pronóstico (curación, cronificación, necesidad de seguimiento) y a la capacidad funcional remanente. Aunque algunos baremos de referencia se usan de forma orientativa para homogeneizar cuantías, cada caso exige una justificación individualizada del daño psicológico, evitando analogías mecánicas. La pericial debe explicar por qué la cirugía fallida desencadena o agrava el trastorno, aportar pruebas psicométricas y calibrar el impacto en ámbitos esenciales: autonomía personal, relaciones, ocio y trabajo.

Recomendación: acompaña la pericial psicológica de un informe económico que cuantifique pérdidas de ingresos, gastos y previsión de costes futuros, con facturas y justificantes.

  • Daño moral por sufrimiento psíquico y pérdida de calidad de vida.
  • Gastos presentes y futuros de terapia y medicación.
  • Lucro cesante y daño emergente acreditados documentalmente.

Plazos y prescripción

El éxito de una reclamación depende en gran medida del respeto a los plazos. En el sector público, la responsabilidad patrimonial de la Administración sanitaria suele exigir la presentación de la reclamación en el plazo de un año desde la estabilización de las secuelas. En el ámbito privado, la acción puede articularse por la vía contractual o extracontractual; los plazos de prescripción varían según la base jurídica elegida y la normativa aplicable. Resulta esencial que un profesional analice la fecha de conocimiento del daño, la de consolidación de secuelas y las interrupciones de la prescripción (p. ej., por reclamación extrajudicial fehaciente).

Cuando las secuelas psicológicas emergen de forma progresiva, se atiende al momento en que el daño es objetivable con informes clínicos. La obtención tardía de historia clínica o la necesidad de dictámenes especializados no deben dilatar en exceso la decisión de reclamar. Como práctica prudente, conviene interrumpir la prescripción mediante una comunicación formal al centro o aseguradora mientras se completa la pericial y se recaban documentos, dejando constancia de la fecha y el contenido.

Consejo operativo: solicita por escrito la historia clínica lo antes posible y guarda el acuse. Si no llega completa, reitera y deja constancia; los plazos siguen corriendo.

  • Identifica con precisión la fecha de estabilización de las secuelas.
  • Valora la vía pública o privada y sus consecuencias en plazos.
  • Interrumpe la prescripción con requerimientos fehacientes.

Procedimiento paso a paso

El itinerario práctico para reclamar la indemnización por daños psicológicos tras cirugía fallida comienza con una evaluación jurídica inicial, donde se revisan antecedentes médicos, cronología y viabilidad. Después, se solicita la historia clínica completa y se encarga el informe pericial psicológico/psiquiátrico (y, si procede, quirúrgico) para cimentar el nexo causal y el alcance del daño. Con la prueba preparada, se formula una reclamación previa al centro o aseguradora detallando hechos, fundamentos y cuantía orientativa, acompañada de la documentación.

Si no hay acuerdo, se inicia el procedimiento formal: en la sanidad pública, expediente de responsabilidad patrimonial; en la privada, demanda civil frente al profesional, centro y/o aseguradora. Durante el proceso pueden explorarse vías de resolución alternativa, como mediación sanitaria o negociación con la compañía. La estrategia probatoria en juicio incluirá ratificación pericial, prueba documental y, en su caso, testifical. Una vez dictada resolución, se ejecutará la indemnización y se planificará el seguimiento terapéutico, incluyendo la cobertura de costes futuros si fue reconocida.

Documentos clave del escrito inicial: relato cronológico, diagnóstico psicológico, impacto funcional, gastos acreditados, fundamentación de responsabilidad y propuesta de cuantificación motivada.

  • Revisión de viabilidad y solicitud de historia clínica.
  • Pericial psicológica/psiquiátrica + pericial médica si procede.
  • Reclamación previa, negociación y, en su caso, demanda.

Casos frecuentes y ejemplos orientativos

Existen patrones de casos donde el daño psicológico adquiere especial relevancia. En cirugías estéticas, el resultado no deseado, cicatrices visibles o asimetrías pueden desencadenar ansiedad social, depresión y aislamiento. En cirugías traumatológicas o abdominales, complicaciones evitables o demoras diagnósticas pueden derivar en dolor persistente, miedo a nuevas intervenciones y TEPT. También son habituales los supuestos de consentimiento informado defectuoso, en los que el paciente no fue advertido de riesgos relevantes y su materialización produce un impacto emocional mayor por la sensación de sorpresa y desprotección.

En la práctica, la cuantía indemnizatoria se ve influida por la duración del trastorno, la intensidad de los síntomas y la necesidad de tratamiento a medio/largo plazo. No existen “tarifas” fijas: la argumentación pericial y la coherencia de la prueba marcan la diferencia. Una línea estratégica efectiva combina informes psicológicos robustos con documentación económica y un relato claro del antes y el después en la vida del paciente, evidenciando los cambios de rutina, el impacto en el trabajo y las relaciones.

Buenas prácticas: fotografías clínicas cuando sean pertinentes, diarios de síntomas y asistencia regular a terapia para demostrar esfuerzo de mitigación del daño.

  • Cirugía estética con resultado disconforme y afectación de la autoimagen.
  • Complicaciones postoperatorias no detectadas a tiempo.
  • Falta de información adecuada de riesgos y alternativas.

Errores comunes a evitar

Entre los errores más frecuentes se encuentran dejar pasar los plazos, reclamar sin base pericial sólida o presentar una documentación desordenada. También perjudica la falta de seguimiento terapéutico: los tribunales valoran que la persona lesionada busque activamente su recuperación. Minimizar síntomas en consultas médicas por vergüenza o por miedo a ser estigmatizado puede debilitar la trazabilidad clínica del daño. Otro fallo habitual es centrarlo todo en el resultado estético sin analizar el proceso asistencial y el cumplimiento de la lex artis, donde a menudo radica la clave de la responsabilidad.

Igualmente, conviene evitar cuantificaciones “al alza” sin sustento técnico: una cifra poco justificada resta credibilidad. Lo adecuado es presentar una horquilla razonada, apoyada en informes, facturas y proyecciones realistas de terapia y medicación. Finalmente, no olvides documentar todas las comunicaciones con el centro o aseguradora y utilizar vías fehacientes (burofax o equivalentes) para interrumpir plazos.

Evita: dejar la historia clínica para el final, acudir a juicio sin pericial psicológica y omitir el impacto laboral o académico en la cuantificación.

  • Desorden documental y cronologías confusas.
  • Infravalorar síntomas por estigma o miedo.
  • Cuantías no justificadas pericialmente.

Preguntas frecuentes

¿Necesito siempre un informe pericial psicológico? Sí. Es la pieza central para acreditar diagnóstico, nexo causal y pronóstico. Sin pericial, la reclamación pierde solidez.

¿Puedo reclamar si firmé el consentimiento informado? Firmar no exime de responsabilidad si faltó información relevante, si no se explicaron alternativas razonables o si la actuación se apartó de la lex artis.

¿Cómo se determina la cuantía del daño moral? Se valora la intensidad y duración de los síntomas, la afectación funcional y el pronóstico. La pericial y la prueba económica sustentan la cifra.

¿Qué plazo tengo para reclamar? Depende de la vía (pública o privada) y del tipo de acción. Actúa cuanto antes y usa comunicaciones fehacientes para interrumpir la prescripción.

¿Y si mis síntomas aparecieron meses después? Es frecuente en daños psicológicos. Lo importante es documentar la evolución y fijar la estabilización de secuelas con informes clínicos.

Checklist rápido para tu reclamación

Utiliza esta lista para ordenar tu caso de indemnización por daños psicológicos tras cirugía fallida y no olvidar pasos críticos. Puedes integrarla en tu gestor de tareas o imprimirla para trabajarla con tu abogado/a y tu perito.

  • Solicitar por escrito la historia clínica completa.
  • Encargar pericial psicológica/psiquiátrica con pruebas psicométricas.
  • Recopilar facturas y justificantes (terapias, medicación, desplazamientos).
  • Reunir pruebas del impacto laboral/ académico (bajas, nóminas, vida laboral).
  • Analizar la vía adecuada (pública/privada) y plazos de prescripción.
  • Enviar reclamación fehaciente para interrumpir plazos mientras completas pruebas.
  • Valorar mediación/negociación con aseguradora antes de la vía judicial.
  • Preparar demanda con relato cronológico claro y cuantificación motivada.

Resultado esperado: un expediente ordenado, verificable y persuasivo, que facilite el acuerdo o robustezca tu posición procesal ante el juez.

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