Errores médicos en cirugía ginecológica: reclamación
Publicado el 29 de octubre de 2025
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Índice
- Qué es un error médico en cirugía ginecológica
- Tipos frecuentes de errores en cirugía ginecológica
- Derechos del paciente y consentimiento informado
- Pruebas y documentación necesaria
- Cómo iniciar una reclamación paso a paso
- Plazos y vías de reclamación
- Indemnización, daños y seguros
- Errores comunes al reclamar
- Caso práctico orientativo
- Preguntas frecuentes
Qué es un error médico en cirugía ginecológica
Un error médico en cirugía ginecológica es una actuación u omisión asistencial por debajo de la diligencia exigible a un profesional medio en circunstancias similares, que genera un daño evitable a la paciente. No se confunde con una complicación imprevisible o inevitable, sino que exige un nexo causal entre la conducta sanitaria y el perjuicio. En este ámbito, intervienen procedimientos como histerectomías, miomectomías, laparoscopias, cesáreas o cirugía de endometriosis, donde la precisión técnica, la correcta indicación y la adecuada información previa son esenciales para minimizar riesgos.
Para valorar si existió error, se analizan protocolos clínicos, guías de práctica y el estándar de cuidado del momento. La lex artis no obliga a garantizar resultados, pero sí a seguir procesos diagnósticos y terapéuticos razonables: solicitar pruebas oportunas, descartar contraindicaciones, obtener consentimiento informado específico y documentar de manera completa la evolución intra y postoperatoria. La ausencia de registros, la demora injustificada o la elección de una técnica inadecuada pueden evidenciar una actuación negligente.
Idea clave: la reclamación por errores médicos en cirugía ginecológica se sostiene en tres pilares: existencia de daño, incumplimiento de la lex artis y relación causal. Sin esos elementos, no procede indemnización.
También es relevante distinguir entre centros públicos y privados, pues la vía de reclamación y los plazos pueden variar. En ambos casos, la paciente puede exigir reparación por daños corporales, materiales, morales y pérdida de oportunidades, siempre que se acredite que el resultado desfavorable no responde a un riesgo típico aceptado e informado, sino a una actuación defectuosa evitable.
Tipos frecuentes de errores en cirugía ginecológica
En la práctica, los errores más habituales abarcan todas las fases del proceso quirúrgico. En la indicación, aparece la cirugía realizada sin agotar opciones conservadoras o sin valorar comorbilidades que elevan el riesgo. En la planificación, fallos en el reconocimiento anatómico por imagen o una preparación deficiente del quirófano y del equipo aumentan la probabilidad de eventos adversos. Durante la ejecución, son típicas las lesiones de estructuras vecinas —uréter, vejiga, intestino, vasos pélvicos— por mala visibilidad, uso inadecuado de energía o deficiente hemostasia.
En el postoperatorio, la vigilancia insuficiente retrasa el diagnóstico de hemorragias, infecciones, tromboembolismos o fístulas, empeorando el pronóstico. Otros errores frecuentes incluyen problemas de esterilidad y profilaxis antibiótica, conteo incorrecto de gasas o instrumental, elección equivocada entre abordaje abierto y laparoscópico, y fallos en el manejo del dolor que dificultan la deambulación temprana y aumentan complicaciones.
- Lesión ureteral no identificada intraoperatoriamente.
- Perforación intestinal durante adhesiolisis.
- Hemorragia no controlada por falta de hemostasia escalonada.
- Infección de herida por incumplir la profilaxis o técnica aséptica.
- Consentimiento informado genérico que omite riesgos específicos.
Consejo: anotar desde el primer día síntomas, fechas, visitas y pruebas. Un diario clínico personal ayuda a reconstruir el proceso y detectar fallos.
Derechos del paciente y consentimiento informado
La paciente tiene derecho a recibir información comprensible, veraz y suficiente sobre diagnóstico, alternativas, riesgos relevantes y pronóstico. En cirugía ginecológica, el consentimiento informado debe ser específico de la técnica y reflejar riesgos frecuentes y graves aunque sean infrecuentes, especialmente lesiones de órganos pélvicos, hemorragias, transfusiones, conversión a laparotomía, infertilidad o necesidad de reintervención. No basta con un formulario estandarizado; es necesario un proceso de diálogo y la oportunidad de plantear preguntas.
La historia clínica es titularidad de la paciente. Puede solicitar copia de informes, pruebas, registros anestésicos, hojas de seguimiento, indicaciones de alta y registros de enfermería. La negativa injustificada a facilitar documentación o la existencia de lagunas llamativas puede valorarse desfavorablemente para el centro. También tiene derecho a una segunda opinión y a ser tratada con respeto a su intimidad y autonomía, eligiendo, cuando sea posible, entre tratamientos equivalentes.
Recomendación práctica: pide el consentimiento firmado y cualquier anexo informativo. Si el documento es genérico o no coincide con la técnica realizada, señálalo en tu reclamación.
Pruebas y documentación necesaria
Para sostener una reclamación por errores médicos en cirugía ginecológica, la prueba documental es decisiva. Solicita la historia clínica completa, informes quirúrgicos, anestésicos y de anatomía patológica; hojas de medicación, constantes y cuidados de enfermería; resultados de laboratorio y pruebas de imagen pre y postoperatorias; partes de incidencias y consentimientos firmados. Complementa con fotografías de cicatrices, informes de rehabilitación y certificados de bajas laborales.
El peritaje médico es clave para valorar la adecuación de la actuación a la lex artis y cuantificar secuelas. Un perito en ginecología o cirugía general con experiencia en peritaciones revisará la documentación, te explorará y emitirá un informe con la cronología de hechos, análisis técnico, nexo causal y valoración del daño. Acompáñalo de un informe psicológico si hay afectación emocional significativa.
- Informes clínicos originales y copias selladas.
- Resguardos de gastos: desplazamientos, tratamientos, fármacos.
- Contratos y pólizas del seguro del centro o del profesional.
- Comunicación con el hospital y respuestas oficiales.
Truco: ordena todo por fechas y crea un índice de documentos. Facilita el trabajo pericial y acorta los tiempos de valoración.
Cómo iniciar una reclamación paso a paso
El proceso comienza con una consulta jurídica para evaluar viabilidad. Después, se solicita la historia clínica y se encarga el informe pericial. Con ambas piezas, se define la vía de reclamación: extrajudicial o judicial. En paralelo, conviene comunicar el siniestro al seguro de responsabilidad del profesional o del centro para abrir expediente.
La fase extrajudicial incluye un requerimiento formal con exposición de hechos, fundamentación técnica y jurídica, y una propuesta indemnizatoria basada en el daño. Si hay voluntad de acuerdo, puede cerrarse con indemnización y reconocimiento de responsabilidades sin acudir a juicio. Si no, se prepara la demanda con toda la prueba documental, testifical y pericial, ajustando el petitum a los daños corporales, morales y patrimoniales.
- Evaluación inicial y estrategia.
- Recopilación de documentación y peritaje.
- Requerimiento previo y negociación.
- Demanda y práctica de la prueba en sede judicial.
- Sentencia y ejecución, o acuerdo transaccional.
Nota: mantén un tono objetivo y profesional en todas las comunicaciones. Evita juicios de valor; céntrate en hechos, fechas y evidencias.
Plazos y vías de reclamación
El éxito de una reclamación por errores médicos en cirugía ginecológica depende también de respetar los plazos. Los plazos de prescripción varían según la relación con el centro (público o privado) y la normativa aplicable. Resulta esencial que consultes de inmediato para determinar la fecha de inicio del cómputo, que a menudo se vincula al alta o a la consolidación de secuelas. Cuando hay aseguradoras implicadas, también hay plazos y obligaciones de comunicación que conviene cumplir.
Respecto a las vías, en centros públicos se suele acudir a la responsabilidad patrimonial de la administración sanitaria; en privados, a la jurisdicción civil frente al profesional, centro y su aseguradora. En supuestos de especial gravedad, puede plantearse la vía penal si la conducta supera el umbral de imprudencia exigido. Cada vía implica trámites, tiempos y cargas probatorias distintos, por lo que la estrategia debe personalizarse en función del caso, la prueba disponible y el objetivo de la paciente (reparación, reconocimiento, cambios en protocolos).
Alerta procesal: si dudas del plazo, actúa por la vía más garantista y presenta reclamación previa para interrumpir prescripción mientras completas el peritaje.
Indemnización, daños y seguros
La indemnización persigue restituir, en la medida de lo posible, la situación anterior al daño. En cirugía ginecológica, las secuelas pueden abarcar lesiones urológicas o intestinales, infertilidad, dolor pélvico crónico, adherencias, cicatrices antiestéticas, fístulas y afectación psicológica. La valoración económica se apoya en baremos de daños, informes periciales y pruebas de gastos futuros. Incluye daño corporal (lesiones temporales y secuelas), daño moral (sufrimiento, pérdida de proyecto vital) y daño patrimonial (gastos médicos, farmacéuticos, desplazamientos, adaptaciones, pérdida de ingresos).
Las aseguradoras de centros y profesionales cubren, dentro de límites de póliza y exclusiones, la responsabilidad civil derivada de la asistencia. Abrir parte de siniestro pronto facilita peritaciones conjuntas y puede acelerar acuerdos. En la negociación, fundamenta cada partida con facturas, justificantes y dictámenes. Valora también la pérdida de oportunidad cuando el error impidió un resultado mejor probable (por ejemplo, diagnóstico y tratamiento oportunos que habrían evitado secuelas).
- Reúne facturas y presupuestos de tratamientos futuros.
- Incorpora informe psicológico para cuantificar daño moral.
- Solicita actualización de importes si el proceso se alarga.
Claves de negociación: ofrece una cifra global y un desglose por partidas con sustento probatorio. Evita reclamaciones genéricas sin soporte documental.
Errores comunes al reclamar
Incluso cuando existe un error médico, muchas reclamaciones fracasan por fallos formales o estratégicos. Uno de los más habituales es esperar demasiado y dejar que prescriba la acción. Otro es basarlo todo en el testimonio de la paciente sin prueba pericial sólida, o presentar un consentimiento informado que, aunque genérico, parece cubrir la intervención. La falta de cronología clara confunde el relato y reduce credibilidad.
También perjudican la causa las peticiones indemnizatorias desproporcionadas sin sustento, el desconocimiento de la vía adecuada (administrativa, civil o penal), y la omisión de demandar a todos los potenciales responsables (centro, profesional y aseguradora). La mala conservación de pruebas —no pedir copias íntegras, perder discos de imagen, no certificar comunicaciones— limita la capacidad probatoria. Finalmente, un tono emocional en escritos, sin datos verificables, resta fuerza a la argumentación.
- Controla plazos y deja constancia de interrupciones de prescripción.
- Aporta peritaje independiente y especializado.
- Cuida la coherencia entre hechos, prueba y petición económica.
Buen hábito: cada documento debe “hablar” por sí mismo: fecha, origen, firma o sello, y relación con el daño. Si no está claro, explícalo en un anexo.
Caso práctico orientativo
Imagina una paciente sometida a histerectomía laparoscópica por miomas sintomáticos. En el postoperatorio inmediato presenta dolor abdominal intenso y fiebre. El alta se produce a las 24 horas sin analítica ni imagen de control. A los tres días, acude a urgencias con empeoramiento clínico: se diagnostica peritonitis por perforación intestinal no identificada durante la cirugía. Requiere reintervención urgente, UCI, ostomía temporal y un largo proceso de rehabilitación con secuelas funcionales y emocionales.
La reclamación se articula sobre varios ejes: indicación y planificación (¿se valoró adecuadamente la adherenciolisis?), ejecución (uso de energía y reconocimiento anatómico), y seguimiento (¿era razonable el alta tan precoz con dolor y fiebre?). El perito concluye que la actuación se apartó de la lex artis por omitir protocolos de vigilancia y no sospechar complicación a tiempo. Se cuantifican daños: secuelas abdominales, baja laboral prolongada, daño moral y gastos. Se dirige reclamación contra el centro y la aseguradora, logrando acuerdo indemnizatorio tras mediación.
Lección: la combinación de cronología rigurosa, peritaje convincente y petición económica proporcionada favorece soluciones extrajudiciales eficientes.
Preguntas frecuentes
¿Cómo sé si lo que me ocurrió fue una complicación o un error? Una complicación puede ser un riesgo asumido e informado; el error deriva de apartarse de la lex artis. Un perito independiente revisará tu historia clínica y aclarará si la actuación fue diligente o no.
¿Puedo reclamar aunque firmara el consentimiento informado? Sí. El consentimiento no exime de responsabilidad si hubo negligencia. Además, debe ser específico y explicar riesgos relevantes; si fue genérico o insuficiente, puede reforzar tu reclamación.
¿Qué documentos necesito para empezar? Historia clínica completa, informes quirúrgicos y anestésicos, pruebas de imagen, analíticas, consentimientos y cualquier evidencia de gastos y secuelas. Con ello se encarga el peritaje.
¿Cuánto puede tardar un proceso? Depende de la vía elegida y de la complejidad probatoria. Un acuerdo extrajudicial bien fundamentado puede lograrse antes que una sentencia, que suele requerir más tiempo.
¿Qué indemnización puedo esperar? Se calcula según lesiones temporales, secuelas, daño moral y perjuicios económicos acreditados. Cada caso es distinto; un informe pericial sólido permite ajustar una horquilla realista.