¿Cómo reclamar por un error en pruebas médicas?

¿Cómo reclamar por un error en pruebas médicas?

Publicado el 11 de agosto de 2025


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¿Qué es un error en pruebas médicas?

Un error en pruebas médicas es cualquier actuación u omisión durante la solicitud, preparación, realización, interpretación o comunicación de una prueba diagnóstica que se desvía de la lex artis y provoca un daño o agrava el estado del paciente. La expresión abarca desde análisis de laboratorio y pruebas de imagen (radiografías, TAC, resonancias) hasta exploraciones funcionales, test genéticos o cribados preventivos. No basta con que exista un resultado desfavorable: para hablar de reclamación viable, debe acreditarse una actuación contraria a la buena práctica y un nexo causal con el perjuicio sufrido.

La cadena de la prueba empieza en la indicación: ¿era necesaria? ¿Se eligió la técnica idónea? Continúa con la ejecución: preparación del paciente, calibrado de equipos, protocolos de seguridad, identificación correcta de muestras y registros. Prosigue en la interpretación: lectura adecuada, contraste con la historia clínica y la evolución. Y termina en la comunicación: informar resultados a tiempo, con claridad y con recomendaciones accionables. Un fallo en cualquiera de estos eslabones puede constituir mala praxis si no se ajusta a los estándares exigibles.

Ejemplos ilustrativos: etiqueta de muestra errónea que lleva a diagnóstico equivocado; informe radiológico que omite una lesión visible; retraso injustificado en entregar resultados críticos; realización de una prueba con contraindicaciones no valoradas; falta de consentimiento informado para procedimientos invasivos.

Para reclamar por un error en pruebas médicas, el análisis inicial debe centrarse en tres preguntas: (1) ¿Cuál es el estándar aplicable para ese procedimiento en ese momento y lugar? (2) ¿Qué conducta concreta se apartó de dicho estándar? (3) ¿Qué daño físico, psicológico o patrimonial se produjo por esa desviación? Responder con rigor a estas cuestiones permite perfilar la estrategia probatoria y escoger la vía de reclamación más adecuada.

Plazos y prescripción para reclamar

El tiempo es determinante. Los plazos de prescripción varían según la vía. En la esfera pública, las reclamaciones patrimoniales frente a la Administración deben presentarse dentro del plazo legal contado desde la consolidación del daño o desde que sea posible su determinación. En la práctica, conviene iniciar gestiones en cuanto se detecta el error, sin agotar el margen temporal, para preservar pruebas y coordinar el peritaje.

En el ámbito privado, la acción de responsabilidad civil contractual frente al centro o aseguradora tiene su propio plazo, al igual que la extracontractual respecto a profesionales o terceros intervinientes. Además, en supuestos de gravedad excepcional o conducta dolosa, puede valorarse la vía penal, con sus plazos de prescripción y exigencias probatorias. La complejidad aumenta cuando el daño se descubre tarde (p. ej., un cáncer no detectado en una mamografía anterior) y hay que computar el plazo desde el momento de conocimiento razonable del perjuicio.

  • No demores la solicitud de historia clínica: acelera el reloj probatorio.
  • Anota fechas clave: realización de la prueba, entrega del informe, conocimiento del daño.
  • Valora mecanismos que interrumpan la prescripción, como reclamaciones fehacientes.

Recomendación práctica: consulta temprana con un despacho especializado para fijar el calendario y evitar perder acciones por el transcurso del tiempo. Un cálculo preciso del dies a quo puede salvar tu reclamación.

Documentación y evidencias necesarias

Una reclamación sólida se construye con documentos. Solicita íntegramente la historia clínica, incluyendo peticiones de pruebas, consentimientos, protocolos, registros de identificación de muestras, hojas de trabajo de laboratorio, informes preliminares y definitivos, trazabilidad de reactivos, calibraciones de equipos y comunicaciones al paciente. En pruebas de imagen, pide DICOM originales y no solo el informe textual. En laboratorio, solicita valores crudos, controles de calidad internos y externos y registro de incidencias del día de la analítica.

Complementa con evidencia extrahospitalaria: bajas laborales, gastos médicos, farmacias, desplazamientos, informes de especialistas y psicología, fotografías de lesiones o evolución, y cualquier comunicación (correos, portales del paciente, llamadas) que demuestre retrasos o información deficiente. Mantén un listado cronológico de hechos y un cuadro de daños con facturas y justificantes.

  • Conserva copias digitales organizadas por fecha y tipo de prueba.
  • Si hubo segunda opinión, incorpora el dictamen comparativo.
  • Documenta el impacto en tu vida diaria y en el trabajo (lucro cesante).

Cuanta más trazabilidad, más fácil será demostrar que el error en pruebas médicas no fue un hecho aislado sino una desviación objetiva de los protocolos que causó un daño concreto y evaluable.

Pasos de la reclamación (paso a paso)

La hoja de ruta estándar combina acciones asistenciales, administrativas y jurídicas. Primero, asegura tu salud: solicita revisión clínica para corregir el diagnóstico, repetir pruebas si es preciso y evitar daños añadidos. Segundo, pide la historia clínica completa y recopila evidencias. Tercero, valora con un abogado especializado la vía adecuada (administrativa, civil, penal) según el centro y el tipo de daño.

  • Reclamación interna: registro en atención al paciente del hospital o clínica, detallando el error y el perjuicio.
  • Reclamación a aseguradora: comunicación fehaciente al seguro de responsabilidad con relato y documentación.
  • Vía administrativa: en centros públicos, expediente de responsabilidad patrimonial con informe pericial.
  • Vía civil: demanda de responsabilidad contra centro/profesionales para resarcimiento de daños.
  • Vía penal: en supuestos graves; exige pericial robusta y evaluación de riesgos procesales.

Antes de acudir a juicio, explora acuerdos extrajudiciales con base en un informe pericial independiente. Una oferta motivada y realista puede acelerar la indemnización y reducir la incertidumbre.

Durante todo el proceso, mantén comunicación clara y documentada, registra plazos y responde a requerimientos. La consistencia del relato, la coherencia documental y la objetividad del peritaje son determinantes para que prospere tu reclamación por error en pruebas médicas.

Peritaje médico: clave del éxito

El peritaje médico es el pilar que sostiene la reclamación. Su misión es comparar la actuación concreta con la lex artis y explicar si hubo desviación y cómo esta provocó el daño. Un buen perito examina minuciosamente la historia clínica, revisa imágenes originales, contrasta resultados con guías y protocolos y redacta un informe claro, didáctico y defendible en sede judicial. En pruebas de laboratorio, revisará controles de calidad, valores de referencia y posibles interferencias; en imagen, analizará técnica, calidad de adquisición y hallazgos omitidos.

Al elegir perito, prioriza especialidad afín a la prueba (p. ej., radiología, anatomía patológica, análisis clínicos), experiencia en informes y solvencia para declarar en juicio. Define con él el objeto pericial: preguntas concretas sobre el error, el nexo causal y las secuelas. Solicita que el informe incluya metodología, fuentes técnicas y anexos con imágenes o tablas clave. Si es necesario, plantea una junta pericial o un segundo informe para reforzar conclusiones.

Recuerda: el peritaje no sustituye la decisión jurídica, pero traduce la ciencia en argumentos entendibles para el juez y para la aseguradora. Una pericia sólida eleva notablemente las opciones de indemnización.

Coordina tiempos: el informe pericial consume semanas y debe estar listo antes de la reclamación formal o, al menos, en fase temprana. Comparte con el perito un índice de documentos, cronología de hechos y objetivos del caso para que su análisis responda a lo que realmente importa a la hora de reclamar por un error en pruebas médicas.

Indemnización: daños y cálculo

La indemnización persigue restituir, en lo posible, la situación anterior al daño. Se compone de daño corporal (lesiones temporales y secuelas), daño moral, gastos médicos y de apoyo, y perjuicio económico (lucro cesante y daño emergente). En errores diagnósticos, es frecuente el retraso terapéutico que agrava el pronóstico, la realización de tratamientos innecesarios o la ansiedad por información errónea. Debes cuantificar cada concepto con base documental: informes médicos, facturas, nóminas, certificados y dictámenes periciales.

El cálculo requiere metodología: valoración del daño corporal según baremos y tablas, análisis del impacto laboral presente y futuro, y actualización de cuantías con intereses. En reclamaciones frente a Administraciones o aseguradoras, es habitual negociar sobre horquillas en función de la solidez probatoria. Un caso bien documentado —donde el error en pruebas médicas y el nexo causal están claros— permite aspirar a una compensación adecuada sin prolongar innecesariamente el litigio.

  • Recopila recibos de desplazamientos, terapias y fármacos.
  • Acredita pérdida de ingresos con contratos, nóminas y certificados.
  • Incluye apoyo psicológico si hubo ansiedad o depresión vinculada al error.

Consejo: presenta un cuadro-resumen de daños con importes, fechas y soporte documental. Facilita la lectura y fortalece tu posición negociadora.

Tipos de errores comunes en pruebas

Los fallos se agrupan a menudo en fases preanalítica, analítica y postanalítica. En laboratorio, los preanalíticos incluyen identificación errónea del paciente, mala conservación o transporte de muestras, tiempos inadecuados o interferencias por fármacos no consignados. En la fase analítica, destacan equipos mal calibrados, reactivos caducados o protocolos no actualizados. En la postanalítica, errores de transcripción, validación deficiente y comunicación tardía de resultados críticos.

En imagen, son frecuentes exposiciones inadecuadas, artefactos por mala preparación, cortes incompletos o informes que omiten hallazgos relevantes. En pruebas invasivas (biopsias, endoscopias), el riesgo incluye muestras insuficientes, contaminación cruzada o complicaciones no informadas. También hay errores en cribados poblacionales, como mamografías o pruebas de sangre oculta, cuando se incumplen intervalos o no se notifican resultados anómalos.

  • Identificación y etiquetado: origen de cascadas diagnósticas incorrectas.
  • Interpretación: sesgos cognitivos (anclaje, confirmación) que nublan la lectura.
  • Comunicación: resultados críticos que no llegan al clínico o al paciente a tiempo.

Detectar el tipo de error ayuda a encajar la responsabilidad y a diseñar la prueba pericial que demuestre la desviación de la lex artis. Esta clasificación también guía medidas para evitar la repetición.

Estrategia, negociación y consejos prácticos

Una estrategia realista combina firmeza y oportunidad. Evalúa la fortaleza del caso con una auditoría temprana: estándares aplicables, gravedad del daño, viabilidad del nexo causal y solvencia del responsable. Define objetivos (indemnización, disculpa, mejora de procesos) y elige la vía más eficiente. A menudo, una reclamación bien fundamentada con informe pericial independiente y cuantificación clara abre la puerta a un acuerdo con la aseguradora sin necesidad de juicio.

Cuida la narrativa: cronología clara, lenguaje técnico comprensible y peticiones concretas. Evita hipérboles y céntrate en hechos verificables. Negocia sobre posiciones basadas en pruebas, no en expectativas. Si recibes una oferta, contrástala con tu cuadro de daños y con criterios periciales; una contraoferta razonada suele mejorar el resultado.

  • Centraliza la gestión documental en una carpeta estructurada.
  • Usa comunicaciones fehacientes para interrumpir plazos.
  • Prepara testificales (familiares, cuidadores) que acrediten el impacto diario.

Recuerda que reclamar por un error en pruebas médicas es una maratón, no un sprint. La paciencia, el orden y el asesoramiento experto marcan la diferencia entre una queja estéril y una indemnización justa.

Preguntas frecuentes

¿Necesito siempre un informe pericial? En la práctica, sí. El peritaje traduce la desviación de la lex artis y el nexo causal en conclusiones objetivas. Sin él, la reclamación pierde fuerza probatoria.

¿Qué hago si el hospital no entrega la historia clínica completa? Solicítala por escrito, identifica los documentos faltantes (imágenes DICOM, hojas de laboratorio, consentimientos) y, si persiste la negativa, recurre a la vía de reclamación correspondiente para que se requiera su entrega.

¿Puedo reclamar si el error no me causó daño físico, pero sí ansiedad o gastos? Sí, el daño moral y los gastos derivados pueden reclamarse si se acreditan y guardan relación con el error en pruebas médicas.

¿Es mejor acuerdo o juicio? Depende de la solidez del caso y de la oferta. Un acuerdo temprano con cuantificación justa evita tiempos y costes; el juicio puede ser necesario si la aseguradora niega responsabilidad o minimiza daños.

¿Cómo afecta el consentimiento informado? Si la prueba era invasiva o de riesgo y no se informó adecuadamente, la falta de consentimiento puede generar responsabilidad autónoma o reforzar la reclamación principal.

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