
Cómo reclamar indemnización por lifting mal hecho
Publicado el 04 de agosto de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 9 min
Índice
- Qué se considera un lifting mal hecho
- Derechos del paciente y base legal
- Pruebas esenciales para la reclamación
- Plazos para reclamar y prescripción
- Cómo calcular la indemnización
- Proceso paso a paso para reclamar
- Clínica, aseguradora y vía judicial
- Errores comunes y cómo evitarlos
- Costes, honorarios y financiación
- Preguntas frecuentes
Qué se considera un lifting mal hecho
Hablar de lifting mal hecho implica identificar un resultado objetivamente deficiente, evitable y alejado de la lex artis médica. No se trata solo de una expectativa estética no cumplida; estamos ante una mala praxis cuando concurren errores técnicos o informativos que causan un daño: cicatrices hipertróficas o visibles en zonas no habituales, asimetrías marcadas, tirantez excesiva, necrosis cutánea, lesiones nerviosas (por ejemplo, parálisis facial parcial), infecciones por falta de asepsia o cuidados postoperatorios inadecuados, y resultados que requieren reintervención para ser corregidos. Además, el consentimiento informado insuficiente —sin explicar riesgos, alternativas o tiempos reales de recuperación— refuerza la existencia de responsabilidad.
Para clasificar un lifting como deficiente se combinan tres criterios: (1) técnico, si las maniobras o suturas fueron incorrectas o se seleccionó mal la técnica para la anatomía del paciente; (2) informativo, si faltó documentación y advertencia de riesgos; y (3) organizativo, cuando la clínica carece de protocolos de seguridad, esterilización, seguimiento y respuesta ante complicaciones. La suma de estos elementos determina si procede reclamar indemnización por lifting mal hecho.
Señales de alarma: dolor persistente e inusual, fiebre, hematomas que no remiten, pérdida de sensibilidad, desviaciones faciales, cicatrices ensanchadas o queloides, y fotos “antes/después” incongruentes con lo prometido.
- Daño objetivable (clínico y estético) y evitable con un proceder correcto.
- Incumplimiento de estándares: técnicas desaconsejadas para el caso concreto.
- Déficit de consentimiento informado: riesgos no explicados o documentos genéricos.
- Seguimiento posquirúrgico insuficiente o tardío ante complicaciones.
Con esta base, un perito en cirugía plástica podrá valorar la desviación respecto a la buena práctica y ayudar a definir el nexo causal entre la intervención y las secuelas del lifting, primer paso para una reclamación sólida.
Derechos del paciente y base legal
Todo paciente tiene derecho a recibir una asistencia conforme a la lex artis, a la información previa suficiente y comprensible, y a un consentimiento informado específico para la intervención. En procedimientos estéticos, estos deberes se intensifican porque la finalidad es no terapéutica y el umbral de exigencia informativa es mayor. Si se vulneran estos derechos y se produce un daño, nace la obligación de indemnizar. La responsabilidad puede ser contractual (clínica/paciente) o extracontractual (profesional/paciente), y la reclamación alcanza a la aseguradora de responsabilidad civil de la clínica o del cirujano.
La piedra angular es el consentimiento informado: debe detallar técnica, riesgos típicos, alternativas, material utilizado, periodo de recuperación y posibilidad de reoperación. Documentos genéricos o firmados minutos antes de la cirugía, sin explicación real, suelen considerarse inválidos. Junto con ello, los historiales clínicos, las hojas de enfermería y el plan postoperatorio permiten reconstruir si hubo diligencia en la asistencia y seguimiento. La ausencia, pérdida o entrega tardía de la historia clínica suele jugar en contra de la clínica.
Claves prácticas: pide la historia clínica por escrito, conserva publicidad y presupuestos, y guarda mensajes o emails que prometan resultados específicos; todo ello integra la base legal de tu reclamación.
- Derecho a la información veraz y comprensible antes de contratar.
- Obligación de diligencia técnica y control postoperatorio.
- Acción frente a clínica, profesional y su aseguradora.
- Reparación integral: daños físicos, estéticos, morales y económicos.
Con un marco de derechos claro, tu abogada podrá articular una demanda por lifting mal hecho apoyada en peritajes y documentación, reclamando la reparación de todas las consecuencias sufridas.
Pruebas esenciales para la reclamación
La solidez de una reclamación depende de las pruebas. En estética, la evidencia visual es determinante: fotografías y vídeos con buena iluminación y fecha, tomados antes y después del lifting, permiten apreciar asimetrías, cicatrices visibles y cambios indeseados. Complementan los informes médicos de tu médico de cabecera, dermatología o cirugía plástica que describan lesiones, tratamientos indicados y pronóstico. El informe pericial de un especialista en cirugía plástica analiza la técnica empleada, detecta errores y establece la relación causal entre el actuar y el daño.
Pide historia clínica completa: consentimiento informado, notas de quirófano, control anestésico, material utilizado, instrucciones de alta, curas y revisiones. Si la clínica se demora, solicita por burofax o mediante tu abogada. Conserva presupuestos, facturas y publicidad: promesas de resultados “sin cicatrices” o “recuperación exprés” son útiles para demostrar expectativas generadas. Guarda también mensajes y correos donde te den pautas o minimicen complicaciones.
Checklist de pruebas: fotos antes/después, historia clínica completa, consentimiento informado específico, informes de urgencias, partes de curas, recetas, tickets de medicación, justificantes laborales, y valoración psicológica si procede.
- Evidencia objetiva: imágenes cronológicas y de alta calidad.
- Documentación clínica: quirófano, anestesia, revisiones y complicaciones.
- Soporte económico: gastos, pérdidas de ingresos, tratamientos correctores.
- Peritaje: dictamen que cuantifica secuelas y recomienda reparación.
Cuanto más completa sea la carpeta probatoria, más opciones tendrás de lograr una indemnización por lifting mal hecho sin necesidad de juicio, ante la aseguradora.
Plazos para reclamar y prescripción
El tiempo es crítico. En estética privada, la acción habitual contra la clínica por incumplimiento o mala ejecución del servicio se canaliza por responsabilidad contractual, con un plazo de prescripción que comienza a contar desde que conoces el daño y puedes cuantificarlo con estabilidad (por ejemplo, tras el alta o al consolidarse las secuelas). En reclamaciones frente a profesionales sin relación contractual directa, puede aplicarse la vía extracontractual, con plazos más breves. Por ello, no demores la reclamación por lifting mal hecho; inicia cuanto antes la recopilación de pruebas y la comunicación fehaciente a la clínica.
La prescripción puede interrumpirse enviando burofax con acuse de recibo que identifique hechos, daños y pretensión indemnizatoria. Las negociaciones con la aseguradora también pueden suspender o interrumpir plazos en determinadas circunstancias. Ten presente que tratamientos correctores posteriores no reabren automáticamente los términos, aunque sí pueden incidir en la consolidación de las secuelas y su cuantificación.
Recomendación: agenda una primera consulta legal en cuanto detectes que el resultado del lifting es anómalo o persistente; así garantizas una estrategia probatoria y el control del calendario legal.
- El cómputo suele iniciar con el conocimiento efectivo del daño.
- Interrumpe plazos mediante reclamación fehaciente documentada.
- Evita “dejar pasar” revisiones sin dejar constancia en la historia clínica.
Cumplir los plazos te coloca en mejor posición negociadora y evita que tu caso se vea rechazado por prescripción.
Cómo calcular la indemnización
La indemnización por lifting mal hecho busca restituir íntegramente los perjuicios causados. Se valoran cuatro bloques: daño físico (lesiones, dolor, limitaciones), daño estético (cicatrices visibles, asimetrías, deformidades), daño moral (ansiedad, impacto en autoestima y vida social) y daño patrimonial (gastos médicos, correctores, farmacéuticos y pérdidas de ingresos). El peritaje asigna grados al perjuicio estético y funcional, mientras que la documentación económica cuantifica el desembolso real y previsible.
Para el daño estético, la valoración tiene en cuenta localización, visibilidad, tamaño y posibilidad de mejora. Una cicatriz preauricular ancha y notoria, por ejemplo, puntúa más que una discreta y bien situada. El daño moral se acredita con informes psicológicos, testimonios y coherencia entre el impacto y la lesión. En lo patrimonial, reúne facturas de tratamientos láser, cremas, consultas, reintervenciones y desplazamientos, además de nóminas o certificados de baja y reducción de jornada.
Método práctico: construye una tabla con conceptos, fecha, importe y justificante; asocia cada gasto al informe médico que lo motiva. Esto acelera la negociación con la aseguradora.
- Estético: visibilidad, permanencia y posibilidades de corrección.
- Físico-funcional: dolor, parestesias, limitación mímica.
- Moral: afectación emocional y social, documentada.
- Económico: gastos presentes y futuros, lucro cesante.
El objetivo es alcanzar una cifra que refleje el conjunto del perjuicio, respaldada por evidencia pericial y documental sólida, facilitando un acuerdo o una sentencia favorable.
Proceso paso a paso para reclamar
Inicia tu reclamación con una evaluación inicial: reúnete con una abogada especializada en negligencia estética para valorar viabilidad, estrategia y plazos. El segundo paso es activar el circuito probatorio: solicitar historia clínica completa, organizar fotografías cronológicas y programar un peritaje en cirugía plástica. Con esa base, se emite una reclamación extrajudicial a clínica y aseguradora, detallando hechos, daños, cuantía orientativa y documentación.
La aseguradora suele abrir un expediente y designar peritos. Aquí conviene mantener comunicación ordenada, aportando toda prueba con índice y foliado. Si la propuesta es insuficiente o niegan responsabilidad, se valora la mediación o demanda judicial. La demanda incluirá hechos, fundamentos, cuantificación y peritajes, además de la petición de costas. Durante el proceso, pueden solicitarse medidas de aseguramiento de prueba y reconocimientos médicos.
Timeline orientativo: 1) Consulta y análisis; 2) Recogida de pruebas; 3) Reclamación escrita; 4) Negociación con aseguradora; 5) Mediación/Peritaje conjunto; 6) Demanda; 7) Vista y sentencia; 8) Ejecución o acuerdo.
- Documenta cada contacto con fechas y adjuntos.
- No aceptes acuerdos sin revisar cuantías y renuncias.
- Cuida tu salud: sigue pautas médicas y pide derivaciones.
Un enfoque ordenado y técnico aumenta las probabilidades de obtener una indemnización por lifting mal hecho justa, evitando dilaciones innecesarias.
Clínica, aseguradora y vía judicial
En la práctica, el adversario real es la aseguradora de la clínica o del profesional, que evalúa el riesgo y decide si indemniza. Comienza con una reclamación a la clínica solicitando solución y, si procede, comunicando tu intención de reclamar daños. Paralelamente, se notifica a la aseguradora para que designe peritos. Un acuerdo extrajudicial es deseable cuando la cuantía cubre con suficiencia daño estético, físico y moral, y se abonan gastos presentes y futuros previsibles.
Si no hay acuerdo, la vía judicial es el cauce. Allí, la clave es el duelo pericial: la claridad del informe, la experiencia del perito y la coherencia entre lesiones y secuelas. La clínica puede alegar que los resultados estaban dentro de los riesgos típicos; tu defensa debe mostrar que hubo desviación de la técnica o falta de información relevante. En ocasiones, se discute la concurrencia de culpas (por ejemplo, incumplimiento de cuidados postoperatorios). Por eso, guarda pruebas de que seguiste las pautas médicas.
Negocia con criterio: exige desgloses de conceptos, evita renuncias generales a reclamaciones futuras si persisten secuelas, y condiciona el acuerdo al pago efectivo.
- Ruta 1: Acuerdo con aseguradora (rápido y menos costoso).
- Ruta 2: Demanda con peritaje robusto y cuantificación precisa.
- Ruta 3: Mediación o peritaje conjunto como vía intermedia.
La decisión entre negociar o demandar dependerá del importe ofrecido, la fortaleza probatoria y tus necesidades de reparación integral.
Errores comunes y cómo evitarlos
En las reclamaciones por lifting mal hecho se repiten tres errores: esperar demasiado para consultar, no recopilar pruebas desde el inicio y aceptar propuestas bajas por el deseo de cerrar el capítulo cuanto antes. Retrasar la valoración legal complica el control de plazos y la obtención de documentos. No sistematizar la evidencia visual y clínica resta fuerza a la negociación. Aceptar una cantidad insuficiente, además, suele exigir renuncias amplias que impiden futuras reclamaciones si las secuelas empeoran.
Evítalos con hábitos sencillos: toma fotos periódicas, registra síntomas y tratamientos, pide por escrito cada indicación médica y guarda todas las facturas. No faltes a revisiones y solicita derivaciones cuando algo no mejora. Rechaza indicaciones verbales ambiguas; pide que las anoten en la historia o te las faciliten por correo.
Kit antifallos: carpeta digital con secciones (clínica, imágenes, gastos, trabajo, comunicaciones), calendario de citas y recordatorios de plazos de reclamación.
- No firmes acuerdos sin revisión profesional.
- Formaliza las solicitudes de historia clínica por escrito.
- Contrasta opiniones médicas si te proponen reintervenir.
Una estrategia informada y metódica previene errores y potencia las opciones de una indemnización justa.
Costes, honorarios y financiación
Antes de iniciar la reclamación por lifting mal hecho, pide una propuesta de honorarios clara. Muchos despachos trabajan con combinación de fijo de arranque para cubrir estudio y requerimientos, más éxito (porcentaje sobre la indemnización lograda). Solicita el presupuesto del perito y plazos de entrega del informe, porque su calidad impacta directamente en el resultado. Pregunta también por costes de burofax, copias de historia clínica y eventuales tasas o depósitos judiciales si se demanda.
Explora vías de financiación: seguros de hogar a veces incluyen defensa jurídica con límites, y existen opciones de pago fraccionado. En acuerdos extrajudiciales, negocia que la aseguradora asuma parte de los gastos periciales y médicos correctores. Si el caso es muy sólido, algunos profesionales pueden flexibilizar el fijo inicial.
Transparencia: exige hoja de encargo con alcance, hitos, desglose de costes y escenarios (negociación, mediación, juicio). Evitarás sorpresas y mejorarás la coordinación del caso.
- Honorarios: fijo + % de éxito, pactados por escrito.
- Peritaje: presupuesto y cronograma de entregas.
- Gastos recuperables: incluye en la reclamación cada justificante.
Saber cuánto cuesta y cómo se paga te ayuda a tomar decisiones informadas y alinear expectativas con tu equipo legal.
Preguntas frecuentes
¿Puedo reclamar si firmé el consentimiento informado? Sí, siempre que exista desviación de la lex artis o el consentimiento sea genérico o insuficiente. Firmar no exonera errores técnicos ni omisiones informativas relevantes.
¿Qué pasa si la clínica ofrece reoperar gratis? Valora una segunda opinión independiente y no renuncies a derechos sin conocer riesgos. La reintervención no sustituye tu derecho a indemnización si hubo mala praxis.
¿Cuánto tarda el proceso? La negociación con la aseguradora puede resolverse en meses si la prueba es sólida; el juicio, si es necesario, puede prolongarse más. Depende de agenda pericial y carga de los juzgados.
¿Necesito perito sí o sí? En la práctica, sí. El peritaje en cirugía plástica es determinante para probar el error técnico y cuantificar daño estético y funcional.
¿Qué cuantías son habituales? Dependen de la visibilidad de cicatrices, afectación funcional, necesidad de tratamientos correctores y repercusión emocional. Un cálculo serio exige informe pericial y soporte económico completo.
Consejo final: actúa pronto, documenta todo y busca un equipo especializado. Así maximizarás las opciones de una indemnización por lifting mal hecho adecuada a tu caso.