Preguntas Frecuentes

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Un abogado especializado puede evaluar tu caso revisando la documentación médica, consultando peritos médicos y determinando si existen pruebas suficientes para demostrar la negligencia.
No aceptes una oferta sin antes consultar con un abogado. Las aseguradoras suelen ofrecer montos menores a los que realmente corresponden. Un abogado puede negociar una indemnización justa.
Sí, si las secuelas fueron causadas por un error médico evitable, una falta de seguimiento postoperatorio o un procedimiento mal realizado, puedes presentar una reclamación por negligencia médica.
Los tiempos varían según la complejidad del caso y la carga de trabajo de los tribunales, pero un juicio por negligencia médica puede durar entre uno y tres años, dependiendo del país y del sistema judicial.
Si un menor de edad es víctima de una negligencia médica, sus padres o tutores pueden presentar la reclamación en su nombre. La indemnización puede incluir daños futuros, como tratamientos adicionales o pérdida de oportunidades laborales debido a secuelas.
Si un hospital o centro médico se niega a entregarte tu historial clínico, puedes presentar una solicitud formal por escrito. Si persiste la negativa, un abogado puede ayudarte a exigirlo legalmente, ya que es un derecho del paciente.
Se considera negligencia médica cuando un profesional de la salud incumple los estándares de atención esperados, causando daño al paciente. Esto puede incluir diagnósticos erróneos, retrasos en el tratamiento, errores quirúrgicos o falta de consentimiento informado.
Para presentar una reclamación médica, es necesario demostrar que existió una negligencia, que esta causó un daño directo al paciente y que hay pruebas suficientes (como informes médicos y peritajes) que respalden la demanda.
El plazo para presentar una reclamación por negligencia médica varía según el país o jurisdicción. En general, oscila entre 1 y 5 años desde que ocurrió el daño o desde que el paciente tuvo conocimiento de la negligencia.
Se pueden reclamar daños económicos (gastos médicos, pérdida de ingresos), daños físicos (secuelas, discapacidades) y daños morales (sufrimiento emocional, impacto en la calidad de vida).