
Reclamación por secuelas en cirugía bariátrica
Publicado el 03 de octubre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 11 min
Índice
- Qué son las secuelas en cirugía bariátrica
- Cuándo existe responsabilidad sanitaria (lex artis)
- Documentación imprescindible para la reclamación
- Peritaje médico y cálculo de la indemnización
- Plazos de prescripción y elección de vía
- Cómo redactar y presentar la reclamación previa
- Negociación con aseguradoras y estrategias probatorias
- Casos frecuentes de secuelas y cómo acreditarlas
- Vía judicial: civil, contencioso y penal
- Preguntas frecuentes
Qué son las secuelas en cirugía bariátrica
La cirugía bariátrica (manga gástrica, bypass gástrico, mini-bypass o derivaciones mixtas) es un tratamiento eficaz para la obesidad mórbida, pero, como todo acto médico invasivo, puede generar complicaciones y secuelas. En el ámbito legal, llamamos secuelas a los daños permanentes o duraderos que persisten tras el periodo de convalecencia y que afectan a la salud, la funcionalidad o la calidad de vida del paciente. En una reclamación por secuelas en cirugía bariátrica, no basta con demostrar que el resultado fue insatisfactorio; es necesario identificar la existencia de un daño cierto, su relación causal con el procedimiento y, en su caso, el incumplimiento de la lex artis o del deber de información.
Las secuelas más reportadas incluyen estenosis anastomóticas que dificultan la alimentación, fístulas y fugas con infecciones asociadas, desnutrición crónica por malabsorción, reflujo gastroesofágico severo, síndrome de dumping, hernias internas, carencias vitamínicas con neuropatías, alopecia persistente, osteoporosis acelerada y alteraciones psicológicas vinculadas a la cirugía y al cambio brusco de hábitos. También existen secuelas estéticas (cicatrices hipertróficas) y funcionales (debilidad muscular por pérdidas masivas de peso sin soporte nutricional adecuado) que pueden ser indemnizables si derivan de un manejo inadecuado.
No todas las secuelas implican responsabilidad. Algunas son riesgos típicos del procedimiento, descritos en la literatura científica y que pueden aparecer aun con una actuación correcta. La clave para la reclamación es analizar si la complicación fue evitable con un diagnóstico, técnica o seguimiento adecuados; si se retrasó la detección de signos de alarma (dolor intenso, taquicardia, fiebre, peritonitis) o si el consentimiento informado no reflejaba los riesgos relevantes y alternativos terapéuticos. La evaluación experta determinará si se incumplieron protocolos, si el centro no disponía de medios adecuados o si hubo fallos de coordinación entre cirujanos, anestesistas, nutricionistas y atención primaria.
Idea clave: una secuela indemnizable en cirugía bariátrica exige probar daño, nexo causal y, en su caso, mala praxis o déficit de información. Documentarlo desde el primer momento es esencial para el éxito de la reclamación.
Cuándo existe responsabilidad sanitaria (lex artis)
La responsabilidad sanitaria se analiza a la luz de la lex artis ad hoc, el estándar de actuación diligente que se espera del profesional en el momento de intervenir, considerando los medios disponibles y la complejidad del caso. En reclamaciones por secuelas en cirugía bariátrica, suele discutirse si la indicación quirúrgica fue correcta (IMC, comorbilidades, intentos previos de pérdida de peso), si se eligió la técnica adecuada, si se aplicaron protocolos de profilaxis tromboembólica y antibiótica, y si la sutura, grapado o anastomosis cumplieron con la buena práctica.
La responsabilidad puede apreciarse por errores técnicos (por ejemplo, una calibración inadecuada de la manga que favorece estenosis o fugas), por demoras diagnósticas (no valorar signos de sepsis postoperatoria), por falta de seguimiento nutricional (déficits graves prevenibles) o por fallos organizativos (ausencia de un circuito de revisión precoz). Igualmente, la insuficiencia del consentimiento informado —por ser genérico, no personalizado o por omitir riesgos graves como la fístula— puede generar responsabilidad, incluso si la técnica se ejecutó correctamente, cuando la secuela era un riesgo significativo que el paciente no aceptó con conocimiento real.
En centros públicos, rige la responsabilidad patrimonial de la Administración por funcionamiento normal o anormal del servicio. En el sector privado, aplican las reglas civiles y contractuales frente a la clínica, el seguro y, en su caso, el profesional. En ambos ámbitos, el análisis probatorio se centra en historias clínicas completas, registros de quirófano, hojas de enfermería, pruebas de imagen y analíticas, además de guías clínicas y protocolos vigentes en la fecha de los hechos. La existencia de comorbilidades del paciente no elimina la responsabilidad si la complicación era previsible y evitable con las medidas adecuadas.
- Indicaciones y selección del paciente ajustadas a guías.
- Técnica quirúrgica correctamente ejecutada y documentada.
- Vigilancia postoperatoria efectiva y respuesta rápida a alarmas.
- Plan nutricional y controles de vitaminas y oligoelementos.
- Consentimiento informado específico, claro y comprensible.
Documentación imprescindible para la reclamación
Una reclamación sólida por secuelas en cirugía bariátrica se construye desde la prueba documental. Solicita por escrito la historia clínica completa al centro (quirófano, anestesia, enfermería, urgencias, interconsultas, nutrición, radiología y laboratorio). Incluye informes de reintervención, altas, consultas posteriores y cualquier atención en otros centros relacionados con la complicación. La cronología médica precisa permitirá al perito identificar hitos críticos: cuándo aparecieron los síntomas, qué pruebas se pidieron, qué decisiones se adoptaron y cuánto se retrasó cada actuación.
Reúne también el consentimiento informado firmado y todos los documentos preoperatorios (valoración psicológica, nutricional, riesgos anestésicos). Si el CI es genérico, sin mención clara a riesgos graves como fístula, estenosis severa o malabsorción sostenida, su debilidad puede ser un eje de la reclamación. Añade pruebas actuales de la secuela: endoscopias, TAC con contraste, analíticas que evidencien anemia, hipoalbuminemia o déficits vitamínicos, y valoraciones de rehabilitación o psiquiatría si hay afectación emocional.
En el plano económico, conserva facturas y justificantes de gastos médicos, farmacéuticos, desplazamientos, bajas laborales, adaptaciones dietéticas, suplementos nutricionales y asistencia de terceros. Documenta el impacto laboral (IT, incapacidad parcial o total, pérdida de oportunidades). Estos elementos serán clave para cuantificar la indemnización. Si hubo comunicaciones con el centro o su aseguradora, guarda correos y burofaxes; la trazabilidad de tus reclamaciones extrajudiciales ayuda a fijar fechas de conocimiento y puede interrumpir la prescripción.
Checklist útil: historia clínica completa, CI específico, pruebas diagnósticas recientes, informe de nutrición, partes de urgencias, listados de medicación y suplementos, justificantes de gastos, informes laborales y de dependencia, y un diario de síntomas con fechas.
Peritaje médico y cálculo de la indemnización
El informe pericial es la piedra angular de la reclamación por secuelas en cirugía bariátrica. Un perito especializado en cirugía general o aparato digestivo analizará la documentación y explorará al paciente para describir el daño, establecer la relación causal y valorar si hubo infracción de la lex artis. Este análisis incluye comparar la actuación con guías clínicas y estándares de centros de referencia, evaluar la oportunidad de las pruebas solicitadas y determinar si la respuesta a las complicaciones fue rápida y adecuada.
Para el cálculo de la indemnización se suelen utilizar baremos y criterios de daños personales que ponderan días de perjuicio (impeditivo, moderado, básico), secuelas con puntuación, perjuicio estético, pérdida de calidad de vida, daños morales y lucro cesante. También se cuantifican gastos futuros previsibles (suplementos vitamínicos crónicos, revisiones periódicas, reintervenciones, psicoterapia, rehabilitación). En reclamaciones frente a administraciones públicas, además del nexo causal, se pondera la antijuridicidad del daño; en el ámbito privado, rigen además criterios contractuales y la cobertura de pólizas de responsabilidad civil.
Una valoración robusta incluye escenarios alternativos: ¿qué habría ocurrido con una actuación correcta y oportuna? Si el perito concluye que la complicación era evitable o que se agravó por falta de vigilancia, la indemnización debe reflejar esa diferencia. Si el consentimiento informado fue deficiente, puede reconocerse un daño moral por pérdida de oportunidad de decidir. La coherencia entre narración clínica, pruebas y conclusiones periciales es esencial para persuadir a la aseguradora o al juez.
- Cuantifica días de baja y periodos de hospitalización.
- Pondera secuelas físicas, estéticas y psíquicas.
- Incluye gastos acreditados y futuros previsibles.
- Valora el impacto laboral y en actividades esenciales.
- Argumenta con guías clínicas y literatura especializada.
Plazos de prescripción y elección de vía
En una reclamación por secuelas en cirugía bariátrica, respetar los plazos de prescripción es crítico. El cómputo suele iniciarse cuando el paciente conoce la entidad de la secuela y su posible relación con la actuación sanitaria, lo que en ocasiones coincide con el alta de secuelas o con la consolidación del daño. La presentación de reclamaciones extrajudiciales fehacientes puede interrumpir o suspender estos plazos, por lo que conviene actuar con rapidez y asesoramiento especializado.
La elección de la vía depende del centro: si es público, la reclamación patrimonial se presenta ante la Administración sanitaria, con posibilidad posterior de recurso contencioso-administrativo. Si es privado, se dirige contra la clínica y su aseguradora ante la jurisdicción civil. En supuestos excepcionales con conductas dolosas o imprudencia grave, puede valorarse la vía penal, aunque no suele ser la preferente en medicina electiva salvo daños muy graves o fallecimientos.
También es posible combinar estrategias: interponer reclamación administrativa y, si no prospera, acudir a los tribunales; o abrir negociación directa con la aseguradora en el sector privado mientras se controla el reloj de la prescripción con un burofax. Un buen análisis inicial ahorra tiempo y costes: identificar el responsable (centro, profesional, aseguradora), el régimen jurídico aplicable, la prueba disponible y la viabilidad económica (costes periciales frente a expectativa de indemnización).
Consejo práctico: pide cuanto antes la historia clínica y encarga un preinforme pericial para fijar cronología y causa. Con esa base, decide la vía y presenta una reclamación que interrumpa la prescripción.
Cómo redactar y presentar la reclamación previa
La reclamación previa debe ser clara, ordenada y probatoria. Empieza con un relato cronológico objetivo: indicación de la cirugía bariátrica, fecha de intervención, evolución inmediata, aparición de síntomas, visitas a urgencias, pruebas realizadas, diagnósticos, reintervenciones y estado actual. Evita valoraciones subjetivas extensas; deja el juicio técnico al perito. Adjunta un índice de documentos y numéralos para facilitar su revisión por la Administración o la aseguradora.
En el fundamento médico-legal, expón de forma comprensible por qué la actuación se apartó de la lex artis (técnica, vigilancia, tiempos, coordinación) o por qué el consentimiento informado fue insuficiente (omisión de riesgos relevantes, falta de individualización). Incorpora extractos clave del informe pericial que vinculen hechos con conclusiones. Señala el daño y su carácter permanente (secuelas), describiendo cómo afectan a la vida diaria, al trabajo, a la alimentación y al bienestar psicológico.
Finaliza con una petición cuantificada, aunque sea provisional: días de perjuicio, puntuación de secuelas, daños morales, gastos presentes y futuros, lucro cesante. Indica expresamente que la cuantía podrá ajustarse tras nuevas pruebas. Si tu reclamación se dirige a un servicio público, cita la normativa aplicable de responsabilidad patrimonial; si es privada, referencia la responsabilidad contractual y la cobertura de la póliza. Solicita copia íntegra del expediente y la práctica de pruebas.
- Usa un tono profesional y objetivo; evita adjetivaciones innecesarias.
- Aporta documentos ordenados y legibles; incluye informes recientes.
- Concreta el nexo causal y las desviaciones de protocolo.
- Incluye petición de indemnización desglosada y actualizable.
- Envía por vía fehaciente para dejar constancia e interrumpir plazos.
Negociación con aseguradoras y estrategias probatorias
Tras la reclamación inicial, es habitual abrir una negociación con la aseguradora del centro o con la Administración, que puede proponer una transacción. En esta fase, tu mejor palanca es la calidad de la prueba: un peritaje convincente, cronología precisa y daños bien cuantificados. Mantén la coherencia del relato, evita contradicciones y responde a los argumentos técnicos con apoyo documental (guías clínicas, tiempos de actuación, escalas de riesgo, resultados esperados).
La aseguradora intentará cuestionar el nexo causal, atribuyendo la secuela a factores del paciente (comorbilidades, falta de adherencia nutricional) o presentándola como riesgo inherente asumido. Anticípate con evidencia de que el seguimiento recomendado no se ofreció o se demoró, o de que la información preoperatoria fue insuficiente. Si hubo reingresos repetidos por los mismos síntomas sin test diagnósticos concluyentes, subráyalo. Si la literatura recomienda actuar en menos de 24–48 horas ante determinados signos, cítalo en términos accesibles.
En cuanto a estrategia, plantea escenarios de BATNA (mejor alternativa a un acuerdo): costes de litigar y tiempos frente a la probabilidad de éxito. Un buen preacuerdo puede incluir provisión para tratamientos futuros, sesiones de psicología o reintervención reparadora. No aceptes ofertas globales sin desglose; exige la justificación de cada partida. En el sector público, la resolución motivada de la Administración es recurrible; el expediente y los informes de la inspección médica son revisables por el juez.
Punto crítico: documenta la adherencia del paciente a pautas médicas y nutricionales. Demuestra que, pese a cumplir indicaciones, la complicación se produjo o se agravó por la actuación sanitaria. Esto fortalece el nexo causal en la negociación.
Casos frecuentes de secuelas y cómo acreditarlas
En cirugía bariátrica, ciertos patrones de complicación aparecen de forma recurrente. Conocer cómo se acreditan ayuda a estructurar tu reclamación por secuelas. Las fístulas y fugas tras manga o anastomosis se demuestran con TAC con contraste, clínica de sepsis, drenajes y tiempos de respuesta. El argumento suele pivotar en si el centro identificó signos precoces (taquicardia, dolor, fiebre) y si realizó pruebas y reintervino a tiempo. Las estenosis se acreditan con endoscopia, necesidad de dilataciones repetidas y limitación funcional para ingerir alimentos; si la calibración inicial fue deficiente, el perito lo señalará.
La desnutrición crónica y los déficits vitamínicos se prueban con analíticas seriadas, informes de nutrición y síntomas asociados (fatiga, neuropatías, pérdida de cabello persistente, alteraciones cognitivas). Si no hubo seguimiento estructurado ni suplementación pautada, o si se ignoraron analíticas alteradas, la responsabilidad se fortalece. El reflujo severo y el síndrome de dumping requieren endoscopia, pHmetría o documentación clínica de episodios repetidos, con impacto en calidad de vida.
Las hernias internas post-bypass se detectan con clínica de obstrucción intermitente y hallazgos en imagen o laparoscopia; la clave probatoria puede estar en la técnica (cierre de mesenterio) y en la demora diagnóstica. Las secuelas estéticas y funcionales tras grandes pérdidas ponderales se fundamentan con informes de cirugía plástica y rehabilitación; si eran previsibles y no se ofreció plan integral de soporte, se puede reclamar su impacto.
- Fístulas/fugas: TAC + cronología de signos de sepsis + tiempos de reintervención.
- Estenosis: endoscopia + dilataciones + limitación funcional y pérdida de peso excesiva.
- Déficits: analíticas seriadas + pautas de suplementación ausentes o tardías.
- Hernias internas: imagen/quirófano + técnica quirúrgica documentada.
- Daño psíquico: informes psicológicos con diagnóstico y tratamiento.
Vía judicial: civil, contencioso y penal
Si la negociación no prospera, la vía judicial permite obtener una resolución. En el sector privado, se acude a la jurisdicción civil contra la clínica y su aseguradora. La demanda debe integrar relato fáctico, fundamentos jurídicos y un sólido soporte pericial. La prueba pericial suele ser decisiva; además del informe de parte, el juez puede designar peritos judiciales. El objetivo: acreditar desviación de la lex artis, nexo causal y daño cuantificado. Los tiempos procesales exigen paciencia y rigor documental.
Frente a centros públicos, el contencioso-administrativo revisa la resolución que desestimó —total o parcialmente— tu reclamación patrimonial. El expediente administrativo, con informes de inspección y protocolos internos, entra en juego. Es vital identificar contradicciones, ausencias documentales y criterios utilizados por la Administración para negar el nexo o la antijuridicidad. La Sala valorará la pericial y la consistencia de la cronología clínica.
La vía penal queda reservada a supuestos de imprudencia grave o hechos dolosos, como omisiones manifiestas ante signos de gravedad o alteración de historias clínicas. Aunque puede tener efecto palanca en negociación, conlleva riesgos y estándares probatorios más altos. La elección estratégica debe basarse en la fuerza de la prueba, los plazos y el impacto emocional y económico para el paciente.
Recomendación: antes de demandar, revisa con tu perito la consistencia interna del caso, simula objeciones habituales de la defensa y prepara respuestas documentadas. Una demanda bien cerrada reduce sorpresas procesales.
Preguntas frecuentes
¿Todas las complicaciones dan derecho a indemnización? No. Solo aquellas que constituyen secuelas y pueden vincularse causalmente a una actuación contraria a la lex artis o a un consentimiento informado insuficiente. Las complicaciones inherentes, correctamente informadas y manejadas con diligencia, suelen quedar fuera, salvo que el manejo posterior haya sido negligente y aumentara el daño.
¿Qué importancia tiene el consentimiento informado? Es crucial. Debe ser específico, comprensible y personalizado. Si omite riesgos graves y previsibles —como fugas, estenosis severas o desnutrición— o no fue explicado adecuadamente, puede dar lugar a indemnización por pérdida de oportunidad, incluso si la técnica fue correcta. Conservar una copia firmada es esencial para tu reclamación por secuelas en cirugía bariátrica.
¿Necesito siempre un informe pericial? Prácticamente sí. La pericial traduce la historia clínica a conclusiones técnicas entendibles por el juez o la aseguradora: qué debió hacerse, qué se hizo y cómo ello causó o agravó la secuela. Sin peritaje, la reclamación pierde fuerza probatoria y suele fracasar.
¿Qué gastos puedo reclamar? Gastos sanitarios, farmacéuticos y de suplementos, desplazamientos, bajas laborales, rehabilitación, psicoterapia, asistencia de terceros, reintervenciones y daños futuros previsibles. También el lucro cesante por pérdida de ingresos o de oportunidades profesionales y el perjuicio moral por el sufrimiento asociado.
¿Cuánto tarda el proceso? Depende de la vía y de si hay acuerdo. Una negociación bien documentada puede cerrarse en meses; un proceso judicial puede extenderse más. Por eso, prepara desde el inicio una prueba sólida para maximizar opciones de acuerdo y, si no llega, sostener con garantías el litigio.
- Solicita la historia clínica completa de inmediato.
- Encarga un preinforme pericial antes de elegir vía.
- Interrumpe la prescripción con una reclamación fehaciente.
- Cuantifica daños con criterios objetivos y actualizables.
- Conserva toda la documentación de gastos y secuelas.