
Cómo reclamar por prótesis mal colocada en cirugía
Publicado el 27 de septiembre de 2025
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Índice
Qué es una prótesis mal colocada
Cuando hablamos de una prótesis mal colocada en cirugía nos referimos a aquella intervención en la que el implante (por ejemplo, de cadera, rodilla, hombro, columna o dental) no se ha posicionado conforme a los estándares clínicos aceptados, de modo que su alineación, fijación o anclaje no permiten un funcionamiento correcto y seguro. Este desajuste puede deberse a errores en la planificación preoperatoria, a la técnica quirúrgica empleada, a la elección inadecuada del tamaño o modelo del implante, o a una ausencia de control intraoperatorio y postoperatorio suficiente. El resultado suele traducirse en dolor persistente, limitación funcional, inestabilidad articular, desgaste acelerado de componentes, pinzamientos, luxaciones o necesidad de reintervención.
Es clave diferenciar entre complicaciones inherentes a cualquier cirugía (que pueden ocurrir incluso con una correcta praxis) y los supuestos donde la desviación de los protocolos y guías clínicas evidencia una actuación negligente. En la práctica jurídica, el foco se sitúa en si el profesional actuó conforme a la lex artis, es decir, según los conocimientos y medios disponibles en el momento de la intervención. Una prótesis puede fracasar por múltiples razones, pero la responsabilidad surge cuando se demuestra que el mal resultado está ligado a una falta de diligencia o a una omisión de controles razonables.
Idea clave: no todo mal resultado implica negligencia. La reclamación prospera cuando se acredita que la colocación de la prótesis se apartó de los estándares médicos, produciendo un daño evitable.
- Desalineación o mal eje del componente.
- Fijación insuficiente o inestabilidad primaria.
- Selección inadecuada del tamaño del implante.
- Ausencia de control radiológico intraoperatorio cuando es exigible.
Síntomas y señales de alerta
Tras una cirugía con prótesis, es normal experimentar dolor y limitación temporal. Sin embargo, determinados signos persistentes deben activar la alerta. El dolor intenso que no disminuye con el tiempo, la sensación de que la articulación “falla” o se desplaza, chasquidos mecánicos, rangos de movimiento muy reducidos, inflamación desproporcionada, calor local mantenido o inestabilidad franca al caminar pueden indicar que la prótesis no está en su posición correcta o que existe un problema de fijación. Igualmente, luxaciones recurrentes, diferencias de longitud de extremidades, cojera marcada o la necesidad de ayudas técnicas que no estaban previstas en la recuperación deben ser valoradas de inmediato.
En el plano diagnóstico, las imágenes iniciales (radiografías de control) son reveladoras cuando muestran ángulos fuera de los márgenes recomendados, migración del componente o contactos indebidos con estructuras óseas o tejidos blandos. La clínica del paciente complementa el cuadro, y la evolución en semanas aporta información valiosa: si no hay mejoría objetiva con la rehabilitación indicada, es imprescindible solicitar una segunda opinión especializada. En reclamaciones por prótesis mal colocada, la cronología de síntomas y controles médicos será determinante para acreditar la relación causal entre la técnica empleada y el daño.
Señales frecuentes: dolor persistente e incapacitante, inestabilidad, luxaciones, chasquidos, limitación severa del movimiento, discrepancia de longitud y necesidad de reintervención.
- Dolor que no cede con analgesia y fisioterapia.
- Inestabilidad al cargar peso o subir/bajar escaleras.
- Ruidos mecánicos o sensación de roce interno.
- Radiografías con ángulos fuera de rangos estándar.
Pruebas y evidencias imprescindibles
Para reclamar con éxito, la prueba es el corazón del caso. El primer paso es recopilar toda la documentación clínica: historia médica completa, consentimiento informado firmado, informes preoperatorios, hoja quirúrgica, registros anestésicos, radiografías y TC/RM postoperatorias, informes de rehabilitación y consultas de seguimiento. Esta trazabilidad permite comparar la planificación prevista con la ejecución real y la evolución clínica. Las imágenes radiológicas, interpretadas por un perito en traumatología u ortopedia, ayudan a objetivar la mala alineación o el fallo en la fijación del implante.
Es muy útil solicitar copia de las imágenes DICOM para un análisis pericial detallado, ya que aportan mediciones precisas de ángulos y desplazamientos. El informe pericial debe explicar de forma pedagógica cuáles eran los estándares aplicables, en qué se apartó la técnica y cómo ese apartamiento causó el daño. Complementariamente, conviene recabar testimonios de la evolución funcional: informes de fisioterapia, bajas laborales, limitaciones en actividades de la vida diaria y cualquier registro de dolor (escalas analógicas, consumo de medicación).
Checklist probatorio: historia clínica, consentimiento informado, parte quirúrgico, imágenes DICOM con mediciones, informes de seguimiento y peritaje especializado que relacione técnica y daño.
- Solicita toda la historia clínica por escrito.
- Pide copia de radiografías y TC/RM en formato DICOM.
- Encarga un informe pericial independiente en traumatología/ortopedia.
- Documenta gastos, bajas y secuelas con rigor.
Responsabilidad médica y marco legal
En el ámbito sanitario, la responsabilidad se analiza a la luz de la lex artis y del deber de información. Aunque el resultado curativo no está garantizado, sí lo está la diligencia en la actuación. Si la prótesis quedó mal colocada por una técnica inadecuada, ausencia de controles razonables o deficiente planificación, puede existir responsabilidad del profesional o del centro sanitario. Además, el consentimiento informado debe ser suficiente, concreto y comprensible: explicar riesgos típicos, alternativas y expectativas realistas. Un consentimiento genérico o incompleto no exime de una mala praxis si la técnica fue incorrecta, y su insuficiencia puede originar una responsabilidad añadida por vulneración del derecho de información.
En términos de vías de reclamación, pueden coexistir varias: la extrajudicial (reclamación al centro y a su aseguradora), la civil (indemnizatoria), e incluso la contencioso-administrativa cuando el servicio es público. La clave es articular una estrategia probatoria sólida, basada en peritajes y en la conexión causal entre el apartamiento de la lex artis y el daño sufrido. No debe olvidarse la posible responsabilidad del fabricante del implante si existe un defecto de producto, si bien ello se diferencia de la mala colocación, que remite primariamente a la técnica quirúrgica.
Puntos jurídicos clave: lex artis, deber de información, vías de reclamación según el tipo de centro, y diferenciación entre error técnico y defecto del producto.
Cómo reclamar paso a paso
El proceso para reclamar por una prótesis mal colocada empieza por ordenar la evidencia. Primero, solicita la historia clínica completa al hospital o clínica; tienen la obligación de facilitarla en un plazo razonable. Segundo, reúne las imágenes diagnósticas y pide los archivos DICOM. Tercero, contacta con un despacho especializado para coordinar un informe pericial independiente, pues será la columna vertebral del caso. Con este material, se elabora una reclamación extrajudicial dirigida al centro y su aseguradora médica, identificando de forma clara el hecho lesivo, la conducta contraria a la lex artis y el nexo causal con los daños y secuelas.
Si la negociación no prospera, se valorará la vía judicial correspondiente, adaptando la estrategia a si el centro es público o privado. En todo momento, es esencial respetar los plazos de prescripción y cuantificar los daños con rigor: secuelas funcionales, dolor crónico, días de curación, reintervenciones, gastos médicos, prótesis de revisión, rehabilitación, adaptación del hogar y perjuicios laborales. Un buen dossier debe incluir también propuestas de solución, como la asunción de costes de revisión quirúrgica y la indemnización proporcional al perjuicio.
Ruta práctica: solicita historia clínica → obtiene imágenes DICOM → encarga peritaje → reclama a aseguradora → negocia → demanda si no hay acuerdo.
- Centraliza la documentación en un solo expediente.
- Conserva justificantes de todos los gastos vinculados.
- No firmes acuerdos sin valoración pericial previa.
- Controla los plazos de prescripción desde el alta o estabilización de secuelas.
Indemnizaciones y cálculo de daños
La cuantificación de una indemnización por prótesis mal colocada debe atender a criterios objetivos: días de curación y rehabilitación, dolor y padecimiento, secuelas funcionales (limitación de movilidad, pérdida de fuerza, cojera, discrepancias de longitud), reintervenciones y complicaciones, gastos sanitarios presentes y futuros, ayudas técnicas, adaptación de vivienda, pérdida de ingresos o afectación profesional, y perjuicio moral. La valoración pericial traduce el impacto médico en parámetros indemnizatorios, apoyándose en escalas funcionales y pruebas de imagen.
Es recomendable presentar una liquidación detallada, con partidas separadas y justificantes. Un enfoque profesional diferencia entre el daño emergente (gastos), el lucro cesante (ingresos dejados de percibir) y el perjuicio moral. La transparencia en el cálculo favorece la negociación con aseguradoras y refuerza la posición en juicio. Recuerda que, si la mala colocación obliga a una cirugía de revisión, el coste de la intervención, el tiempo de recuperación adicional y el riesgo acumulado deben formar parte de la reclamación.
Consejo: anexa presupuestos, facturas, partes de baja/alta, informes de incapacidad y conclusiones periciales que respalden cada partida reclamada.
- Daño emergente, lucro cesante y perjuicio moral.
- Secuelas y limitaciones objetivadas por perito.
- Coste de reintervenciones y prótesis de revisión.
- Impacto laboral y necesidad de adaptación del hogar.
Plazos de prescripción y fechas clave
El tiempo es un factor crítico. En reclamaciones sanitarias, los plazos de prescripción varían según la vía y el tipo de centro. La práctica forense exige determinar cuándo el paciente tuvo conocimiento del daño y su alcance, y desde qué momento puede vincularse razonablemente a la mala colocación de la prótesis. A partir de ahí, se computan los plazos aplicables a la acción elegida. Por ello, es prudente interrumpir la prescripción con escritos formales mientras se completa el peritaje y la recopilación de pruebas. La demora injustificada puede comprometer un caso con base sólida, de modo que conviene calendarizar todas las actuaciones desde el inicio.
Además de la prescripción, no hay que perder de vista los tiempos asistenciales: revisiones médicas, listas de espera para pruebas, evaluaciones de incapacidad y eventuales procedimientos de mediación o conciliación. Un buen control de agenda garantiza que, cuando llegue el momento de negociar o demandar, el expediente esté maduro y el plazo, intacto.
Acción inmediata: solicita historia clínica cuanto antes e inicia comunicación fehaciente con el centro o aseguradora para interrumpir plazos mientras se perita el caso.
- Fecha de alta o de estabilización de secuelas como hitos de cómputo.
- Interrupción de plazos mediante reclamación extrajudicial.
- Coordinación entre peritaje y estrategia procesal.
Errores comunes y cómo evitarlos
Muchos casos se debilitan por fallos evitables. El primero es iniciar una reclamación sin tener toda la historia clínica, lo que impide delimitar la hipótesis técnica y el nexo causal. El segundo, apresurarse a firmar acuerdos sin una valoración pericial independiente. El tercero, descuidar los plazos de prescripción por centrarse solo en la negociación informal. También es frecuente infraestimar el alcance del daño: no incluir partidas futuras (revisión protésica, rehabilitación prolongada, ayudas técnicas) deja sin cubrir necesidades reales del paciente.
Para evitar estos tropiezos, conviene trabajar con una hoja de ruta clara: recopilación documental exhaustiva, obtención de imágenes en DICOM, peritaje cualificado, interrupción de plazos, y propuesta indemnizatoria transparente y razonada. Si existe duda entre defecto del producto o error técnico, se puede abrir una línea probatoria alternativa, sin renunciar a ninguna vía hasta que el peritaje lo aclare. Asimismo, mantener un registro de dolores, limitaciones y consumo de medicación ayuda a traducir la experiencia del paciente en evidencia objetiva.
Evita: reclamar sin peritaje, dejar vencer plazos, aceptar ofertas a la baja y perder comprobantes de gasto. Aplica: método, disciplina documental y asesoramiento experto.
- Expediente clínico completo antes de negociar.
- Perito independiente y especializado en la articulación afectada.
- Control de plazos con comunicaciones fehacientes.
- Cuantificación cerrada con anexos probatorios.
Preguntas frecuentes
¿Cómo sé si mi prótesis está mal colocada? Si el dolor intenso no remite, hay inestabilidad, chasquidos, luxaciones o las radiografías muestran ángulos fuera de rango, es recomendable una segunda opinión y un peritaje. La combinación de clínica persistente y hallazgos de imagen es el mejor indicador.
¿Necesito un informe pericial? Sí. En la práctica, el informe de un traumatólogo/ortopeda independiente es esencial para demostrar el apartamiento de la lex artis y el nexo causal con el daño. Sin peritaje es difícil que prospere la reclamación.
¿Qué puedo reclamar? Gastos médicos y de rehabilitación, pérdida de ingresos, dolor y secuelas, cirugías de revisión, ayudas técnicas y adaptación del hogar. Todo debe cuantificarse con facturas, partes médicos e informes.
¿Es lo mismo mala colocación que defecto de la prótesis? No. La mala colocación remite a la técnica quirúrgica; el defecto del producto al fabricante. En algunos casos se investigan ambas vías hasta aclarar el origen con pruebas periciales.
¿Qué hago primero? Solicita la historia clínica completa y las imágenes DICOM, encarga un informe pericial y envía una reclamación fehaciente al centro/aseguradora para interrumpir plazos mientras negocias o preparas la demanda.