Cómo reclamar por infección hospitalaria

Cómo reclamar por infección hospitalaria

Publicado el 12 de septiembre de 2025


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Qué es una infección hospitalaria

Una infección hospitalaria, también denominada infección nosocomial o asociada a la asistencia sanitaria, es aquella que el paciente contrae durante su estancia en un hospital o centro sanitario y que no estaba presente ni en incubación en el momento del ingreso. Estas infecciones pueden aparecer durante la hospitalización o después del alta, si están relacionadas con procedimientos, dispositivos o cuidados recibidos en el centro. Ejemplos frecuentes incluyen infecciones del sitio quirúrgico, bacteriemias asociadas a catéter, neumonías asociadas a ventilación mecánica y infecciones urinarias por sondaje.

La relevancia jurídica de la infección hospitalaria radica en determinar si el centro y su personal adoptaron las medidas de prevención y control exigibles. La keyword principal “reclamar por infección hospitalaria” cobra sentido cuando se analiza si el evento era evitable con protocolos adecuados de higiene, esterilización, profilaxis antibiótica, aislamiento, vigilancia microbiológica o formación del personal. No toda infección supone negligencia; sin embargo, ante determinados fallos organizativos o técnicos, la responsabilidad sanitaria puede activarse.

Idea clave: Diferenciar entre riesgo inherente a la asistencia sanitaria y mala praxis es el primer paso para valorar una reclamación.

Desde la óptica del paciente y su familia, es fundamental documentar síntomas, fechas y profesionales implicados. Anotar cuándo comenzó la fiebre, qué tratamientos se administraron, qué cultivos se solicitaron y cuáles fueron sus resultados ayudará a construir una cronología sólida. Esta cronología será la base para analizar la causalidad: si el germen aislado está asociado habitualmente a infecciones nosocomiales, si hubo lapsos en la asepsia, o si existió demora injustificada en el diagnóstico o en el inicio del tratamiento antimicrobiano adecuado.

  • Infecciones del sitio quirúrgico (superficiales y profundas).
  • Bacteriemia secundaria a catéter venoso periférico o central.
  • Neumonía asociada a ventilación mecánica.
  • Infección urinaria asociada a sonda vesical.
  • Brotes por microorganismos multirresistentes.

Comprender estos conceptos permite iniciar la evaluación legal con criterio, evitando reclamaciones infundadas y reforzando las que tienen visos de prosperar. En las siguientes secciones explicaremos los fundamentos de la responsabilidad sanitaria, qué pruebas necesitas y cómo estructurar, paso a paso, una reclamación sólida.

Responsabilidad sanitaria y negligencia

La responsabilidad sanitaria puede derivarse de un incumplimiento de los protocolos de prevención, de una mala organización del servicio o de actos concretos de los profesionales que se apartan de la lex artis. En términos prácticos, para reclamar por infección hospitalaria se analizan tres ejes: (i) la existencia de un daño (lesión, secuelas, fallecimiento); (ii) la relación causal entre el daño y la asistencia sanitaria; y (iii) la antijuridicidad o negligencia, esto es, que no se adoptaron las medidas exigibles para evitar el daño.

En centros públicos, la reclamación puede articularse como responsabilidad patrimonial de la administración sanitaria, donde basta demostrar el funcionamiento anormal del servicio y el nexo causal. En centros privados, suele formularse como responsabilidad civil por mala praxis, donde la carga probatoria sobre la culpa puede ser más intensa, aunque la doctrina y la jurisprudencia admiten presunciones cuando hay pérdida de historia clínica, incumplimiento de protocolos de aislamiento o ausencia de medidas básicas de bioseguridad.

Claves jurídicas: protocolos de higiene de manos, esterilización, control de antibióticos, vigilancia epidemiológica y registro clínico completo. La ausencia o incumplimiento puede ser indicio de negligencia.

La carga de la prueba es un aspecto sensible. Aunque el paciente deba acreditar el vínculo con la asistencia, cuando el centro incumple deberes documentales (historias incompletas, falta de consentimiento informado para procedimientos invasivos, ausencia de cultivos o registros de temperatura), pueden operar reglas de inversión o atenuación de la carga probatoria. Con apoyo pericial, se valorará si la infección era evitable con medidas razonables y si hubo demora diagnóstica o terapéutica que agravó el cuadro.

  • Lex artis: estándar de diligencia aplicable al caso concreto.
  • Organización del servicio: dotación de personal, formación y supervisión.
  • Protocolos: existencia y cumplimiento verificable.
  • Registro clínico: trazabilidad de decisiones y actuaciones.

Con este marco, una reclamación bien construida debe exponer de forma ordenada cómo el incumplimiento del estándar de cuidado derivó en la infección, apoyándose en evidencia médica, documentos del hospital y dictámenes periciales.

Pruebas imprescindibles y cadena de evidencia

La fortaleza de tu reclamación dependerá de la calidad de las pruebas. Solicita cuanto antes una copia íntegra de la historia clínica, incluyendo informes de ingreso, quirófano y alta; hojas de enfermería; registros de temperatura y constantes; protocolos aplicados; resultados de cultivos, antibiogramas y pruebas de imagen; medicación administrada y sus horarios; partes de incidencias; y, si existe, actas del comité de infecciones o de control de calidad relativas al caso.

Mantén una cadena de evidencia clara. Conserva originales, pide copias compulsadas cuando sea posible y anota fechas de entrega y recepción. Si sospechas pérdida o manipulación de documentos, deja constancia por escrito. La pericial microbiológica y de medicina preventiva adquiere especial relevancia: el perito evaluará si el microorganismo identificado se asocia típicamente a infecciones nosocomiales, si hubo fallos en la profilaxis antibiótica, si existió contaminación cruzada o si el hospital no implementó medidas de aislamiento oportunas.

  • Historia clínica íntegra y legible.
  • Resultados de laboratorio: hemocultivos, urocultivos, cultivo de herida, antibiogramas.
  • Registro de medicación y tiempos de administración.
  • Protocolos y checklists de quirófano y esterilización.
  • Partes de incidencias, hojas de seguimiento y consentimientos informados.

Además de la documentación clínica, agrega pruebas del impacto en tu vida: partes de baja, informes de incapacidad temporal o permanente, gastos farmacéuticos, facturas de transporte y asistencia, testimonio de cuidadores, y evidencia de pérdida de calidad de vida. Estas pruebas serán determinantes para cuantificar la indemnización. Una cronología detallada —día a día— de síntomas, fiebre, cambios de antibiótico y resultados de cultivos permite al perito y al juzgador visualizar si la actuación sanitaria fue adecuada y oportuna.

Pasos para reclamar por infección hospitalaria

Para reclamar por infección hospitalaria conviene seguir un itinerario ordenado que maximice la probabilidad de éxito y minimice los tiempos. El primer paso es la recopilación de pruebas y la evaluación pericial. Un abogado especializado coordinará la solicitud de historia clínica y la valoración por peritos en medicina preventiva, microbiología y/o cirugía, según el caso. Con la pericial preliminar se define la estrategia: reclamación extrajudicial, responsabilidad patrimonial o demanda civil.

  • 1. Solicita la historia clínica: por registro del hospital o vía burofax.
  • 2. Evalúa con perito: determina causalidad y desviación de protocolos.
  • 3. Calcula daños: secuelas, días de baja, gastos y lucro cesante.
  • 4. Reclamación previa: carta de reclamación o responsabilidad patrimonial.
  • 5. Negociación: intento de acuerdo y mediación sanitaria.
  • 6. Vía judicial: demanda con informe pericial robusto.

Consejo práctico: centraliza toda la comunicación por escrito y guarda acuses de recibo. La trazabilidad acelera y fortalece tu caso.

En paralelo, considera las medidas cautelares para asegurar pruebas si temes su pérdida (por ejemplo, muestreo de material o preservación de dispositivos). La reclamación bien documentada, con lenguaje claro y estructurado, facilita que la aseguradora del centro valore tempranamente el riesgo y proponga soluciones indemnizatorias sin necesidad de juicio.

Plazos, prescripción y caducidad

Los plazos para reclamar por infección hospitalaria son determinantes. Aunque varían según el régimen aplicable (público/privado) y reformas legales, la regla de oro es actuar cuanto antes. La identificación tardía de la infección o su relación con la asistencia sanitaria puede desplazar el inicio del cómputo a la fecha de estabilización de las secuelas o a la obtención de la pericial que revela el nexo causal. En todo caso, la interrupción de la prescripción mediante reclamación fehaciente resulta esencial para ganar tiempo y evitar la pérdida del derecho.

Documenta las fechas clave: ingreso, intervención, aparición de síntomas, diagnósticos, altas y reingresos. Si dudas sobre el plazo, formula una reclamación previa de forma conservadora y solicita la historia clínica de inmediato. Un enfoque proactivo previene caducidades y permite negociar con margen.

Tip: utiliza un calendario de hitos y notificaciones para no dejar pasar plazos y registrar cada actuación (envíos, recepciones, respuestas).

Cálculo de indemnización y daños reclamables

La indemnización en casos de infección hospitalaria busca restituir, en la medida de lo posible, el perjuicio sufrido. Se consideran días de perjuicio personal, secuelas, daños morales, perjuicio patrimonial (gastos médicos, farmacéuticos, desplazamientos, cuidadores), pérdida de ingresos y, en su caso, adecuación de vivienda o ayudas técnicas. En supuestos graves (sepsis, amputaciones, discapacidad), el cálculo debe proyectar necesidades futuras: fisioterapia, material ortoprotésico, atención psicológica o soporte domiciliario.

Para argumentar las cuantías, acompaña informes de valoración del daño corporal, escalas funcionales y presupuestos. Aporta también prueba de impacto psicosocial y laboral: certificados de empresa, nóminas comparativas y testimonios. Si hubo fallecimiento, los familiares directos pueden reclamar daños morales y patrimoniales, incluyendo gastos funerarios y pérdida de ayudas familiares, conforme a su relación y dependencia económica.

  • Días de perjuicio: hospitalización, UCI y convalecencia.
  • Secuelas: físicas, neurológicas, estéticas y psicológicas.
  • Gastos acreditados: medicamentos, traslados, cuidados.
  • Lucro cesante: pérdida de ingresos por incapacidad.
  • Daño moral y pérdida de calidad de vida.

Nota: una tabla comparativa de ofertas de aseguradora vs. cuantificación pericial ayuda a negociar y evidencia la razonabilidad de tu pretensión.

Vías extrajudiciales y judiciales

Antes de acudir a juicio, la vía extrajudicial puede resolver el conflicto con menor coste y tiempo. Una reclamación formal, clara y documentada, dirigida al hospital y su aseguradora, abre la puerta a la negociación. La mediación sanitaria y los servicios de atención al paciente también pueden facilitar acuerdos. Si no hay respuesta o la oferta es insuficiente, la demanda judicial, apoyada en pericial sólida, permite obtener una resolución con fuerza ejecutiva.

La demanda debe exponer los hechos y la cronología, detallar los incumplimientos de protocolos, razonar la causalidad con apoyo pericial y justificar las cuantías reclamadas. En caso de responsabilidad patrimonial, se tramita el procedimiento administrativo previo y, si procede, el contencioso-administrativo. En el ámbito privado, la vía civil exige acreditar la culpa o, al menos, la concurrencia de indicios serios que, unidos a la falta de registro adecuado, sostengan la pretensión.

  • Extrajudicial: reclamación con acuse, negociación, mediación.
  • Judicial: demanda con pericial, proposición de prueba, vista y sentencia.
  • Ejecución: si hay condena o acuerdo homologado, cumplimiento y liquidación.

Elegir la vía adecuada dependerá de la entidad del daño, la solidez probatoria y la disposición del centro al acuerdo. Un asesoramiento especializado puede marcar la diferencia entre un cierre rápido y un proceso largo.

Errores frecuentes y cómo evitarlos

En reclamaciones por infección hospitalaria, ciertos errores se repiten y debilitan los casos: demorar la solicitud de historia clínica, no conservar justificantes, confiar en comunicaciones verbales, no cuantificar adecuadamente los daños o presentar reclamaciones genéricas sin pericial. Evitarlos requiere método y disciplina documental.

  • Retrasar la recogida de pruebas: actúa en cuanto sospeches la infección.
  • No seguir la cronología: un timeline claro facilita la pericial y la decisión del juez.
  • Cuantías sin sustento: adjunta facturas, informes y proyecciones realistas.
  • Ignorar la vía extrajudicial: puede aportar soluciones rápidas y satisfactorias.
  • Desatender plazos: usa recordatorios y burofax para interrumpir prescripción.

Checklist rápido: historia clínica completa, cultivos y antibiogramas, informe pericial, cronología, cálculo de daños, reclamación fehaciente.

La prevención de errores mejora la capacidad de negociación con aseguradoras y, en su caso, fortalece la posición en juicio. La claridad y la documentación meticulosa son tus mejores aliados.

Preguntas frecuentes

¿Toda infección hospitalaria implica negligencia? No. Algunas infecciones son riesgos inherentes incluso con protocolos correctos. La clave es demostrar incumplimientos o demoras que pudieron evitarla o agravarla.

¿Qué debo pedir al hospital? La historia clínica completa, resultados de cultivos y antibiogramas, registros de medicación, consentimientos informados y constancia de protocolos aplicados.

¿Cuánto tiempo tengo para reclamar? Depende del régimen aplicable. Actúa cuanto antes y usa una reclamación fehaciente para interrumpir la prescripción mientras recabas pericial.

¿Puedo alcanzar un acuerdo sin juicio? Sí. Muchas reclamaciones bien documentadas se resuelven por vía extrajudicial con la aseguradora del centro.

¿Qué daños se indemnizan? Días de perjuicio, secuelas, gastos sanitarios y de cuidado, lucro cesante y daño moral, acreditados con informes y facturas.

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