Negligencias médicas en cirugía torácica

Negligencias médicas en cirugía torácica

Publicado el 26 de octubre de 2025


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Qué es una negligencia en cirugía torácica

La cirugía torácica engloba procedimientos en órganos dentro de la cavidad torácica —pulmones, pleura, mediastino, pared torácica y, en algunas ocasiones, esófago— realizados a cielo abierto o mediante técnicas mínimamente invasivas como la videotoracoscopia (VATS) o la cirugía robótica. Se considera negligencia médica cuando, existiendo una obligación de medios, el profesional o el centro se apartan de la lex artis ad hoc, es decir, de la práctica aceptada por la comunidad científica en un caso concreto, y esa desviación provoca un daño evitable al paciente.

No toda complicación quirúrgica implica mala praxis. Muchas intervenciones torácicas conllevan riesgos inherentes —sangrado, fuga aérea, infección, dolor neuropático— que, si se informan correctamente y se gestionan con diligencia, no constituyen negligencia. La clave radica en determinar si la actuación fue diligente en la indicación, preparación, ejecución quirúrgica, anestesia, monitorización y cuidados postoperatorios. Además, es esencial que el consentimiento informado se haya otorgado de forma libre, específica y comprensible, detallando riesgos relevantes y alternativas terapéuticas.

Resumen práctico: existe base para reclamar cuando la actuación se aparta de protocolos y guías, se omiten pruebas imprescindibles, se actúa fuera de indicación o se produce un error técnico evitable que genera un daño cierto, valorable y trazable a la actuación.

  • Obligación de medios: el cirujano debe actuar conforme a estándares.
  • Daño: lesión corporal, secuelas, pérdida de oportunidad o fallecimiento.
  • Nexo causal: conexión médico-quirúrgica entre actuación y resultado.

Causas frecuentes y escenarios de riesgo

Entre las causas más habituales de negligencias médicas en cirugía torácica destacan los errores en la indicación (operar sin la evaluación funcional adecuada del paciente con EPOC severa), fallos en la planificación (no revisar exhaustivamente TC, PET-TC o broncoscopia), y problemas técnicos durante la intervención (lesión iatrogénica de vasos pulmonares, nervio frénico o recurrente, o resecciones inadecuadas del parénquima). En VATS, las complicaciones pueden derivar de una colocación errónea de trócares, control insuficiente del hilio pulmonar o manejo inadecuado de fugas aéreas persistentes.

Otros escenarios incluyen la mala profilaxis antibiótica en pacientes colonizados, el tratamiento tardío de complicaciones (hemotórax no evacuado, empiema no drenado, fuga aérea prolongada ignorada), y errores anestésicos (intubación selectiva fallida, ventilación unipulmonar inadecuada, manejo deficiente del dolor posoperatorio con repercusión ventilatoria). También son relevantes las deficiencias en la monitorización de coagulación, el posicionamiento del paciente y el recuento instrumental —retención de gasas o cuerpos extraños—, todos ellos prevenibles con listas de verificación.

  • Indicaciones quirúrgicas sin estudio funcional respiratorio (espirometría/ DLCO).
  • Errores técnicos con sangrado masivo o lesión de estructuras nobles.
  • Consentimiento informado genérico sin riesgos torácicos específicos.
  • Alta precoz sin control de drenajes o sin criterios de estabilidad.

Alerta: la falta de trazabilidad en la historia clínica y registros de quirófano es un indicador frecuente de mala práctica organizativa.

Síntomas, consecuencias y daños reclamables

Las consecuencias de una intervención torácica mal ejecutada pueden abarcar desde dolor neuropático intercostal crónico, infecciones de herida, neumonías, empiema, fístulas broncopleurales y hemorragias tardías, hasta insuficiencia respiratoria, discapacidad significativa e incluso el fallecimiento. Los síntomas suelen incluir disnea persistente, tos productiva con mal olor (empiema), fiebre, dolor torácico agudo, crepitación subcutánea por neumotórax y pérdida de rendimiento físico. En resecciones oncológicas inadecuadas, el daño puede materializarse en la pérdida de oportunidad terapéutica por márgenes positivos o estadificación incompleta.

En sede indemnizatoria, los daños reclamables comprenden el daño corporal (lesiones, secuelas), el daño moral (sufrimiento, pérdida de calidad de vida), el lucro cesante (ingresos dejados de percibir), los gastos futuros (rehabilitación, fármacos, dispositivos), y la necesidad de ayuda de tercera persona. En fallecimientos, pueden reclamarse perjuicios por muerte, incluidos los daños morales de los allegados conforme a baremos aplicables.

  • Secuelas respiratorias: restricción, disminución de DLCO, dolor neuropático.
  • Complicaciones infecciosas: empiema, mediastinitis, sepsis.
  • Pérdida de oportunidad: retraso diagnóstico/terapéutico oncológico.

Consejo: documentar la evolución con espirometrías, TC de control y partes de urgencias refuerza la valoración médico-legal del daño.

Cómo acreditar la negligencia: pruebas clave

Para sostener una reclamación por negligencias médicas en cirugía torácica es vital reunir documentación clínica completa: historia médica, informes de quirófano y anestesia, hojas de enfermería, registros de monitorización, resultados de imagen (TC, radiografías, PET), broncoscopias, informes anatomopatológicos y protocolos de alta. El consentimiento informado —firmado y específico— es un documento central: su ausencia, deficiencia o carácter genérico puede evidenciar falta de información adecuada.

La pericial médica especializada en cirugía torácica y anestesia valora si la actuación siguió la lex artis, analiza protocolos, calcula el nexo causal y cuantifica daños y secuelas. Las fotografías de heridas, listados de medicación, citas perdidas por convalecencia y documentación laboral (bajas, nóminas) completan el cuadro probatorio. Cuando la historia clínica presenta lagunas, pueden solicitarse diligencias preliminares para requerir su entrega íntegra y sin tachaduras.

  • Solicita la historia clínica por escrito al centro (con comprobante de entrega).
  • Guarda las imágenes DICOM y pide copia digital de broncoscopias.
  • Encarga una pericial de cirugía torácica y otra de anestesia si procede.
  • Recoge testimonio de cuidadores y familiares sobre limitaciones diarias.

Extra probatorio: los registros de recuento instrumental y checklists quirúrgicas pueden ser decisivos en casos de objeto retenido o fallos de seguridad.

Protocolo para reclamar: paso a paso

El itinerario de reclamación varía según sea sanidad pública o privada. En centros públicos, suele iniciarse con una reclamación administrativa patrimonial ante la Administración sanitaria. En sanidad privada, es habitual reclamar frente al centro, el profesional y su aseguradora. La vía penal se reserva para supuestos de imprudencia grave con resultado lesivo relevante. En paralelo, puede explorarse una solución extrajudicial mediante negociación con compañías de seguros, apoyada en informes periciales sólidos.

Pasos recomendados: 1) Obtención de historia clínica y recopilación de pruebas; 2) Valoración por abogado especializado y peritos; 3) Reclamación previa o requerimiento a la aseguradora; 4) Negociación con oferta motivada y, si falla, 5) Demanda judicial en la jurisdicción competente. En todo momento, cuida los plazos, pues su incumplimiento puede cerrar definitivamente la vía de reclamación. Documenta también los gastos (desplazamientos, fármacos, rehabilitación) y conserva facturas.

  • Esquema de decisión: pública → vía administrativa; privada → civil.
  • Explora acuerdos si la aseguradora reconoce responsabilidad parcial.
  • Considera medidas cautelares cuando existan necesidades asistenciales urgentes.

Tip práctico: un burofax con pericial preliminar y desglose de daños incrementa la probabilidad de acuerdo temprano.

Indemnizaciones y cálculo del daño

La cuantía indemnizatoria se fundamenta en el daño corporal, secuelas y perjuicios económicos. En lesiones respiratorias, la limitación funcional se objetiva con espirometría (FEV1, FVC, DLCO), pruebas de esfuerzo y necesidad de oxigenoterapia. El dolor neuropático intercostal crónico puede requerir fármacos específicos y rehabilitación, lo que incrementa gastos futuros. En pérdida de oportunidad oncológica, la discusión pericial cuantifica la probabilidad de curación si el acto hubiese sido correcto.

Se valoran además bajas laborales, adaptación del hogar, asistencia de tercera persona y tratamientos psicológicos. En supuestos de fallecimiento, se indemniza a los perjudicados por relación de afecto, edad y dependencia económica. Es aconsejable presentar una tabla de daños con evidencias y cuantificación individual: días de perjuicio, secuelas, gastos acreditados y proyección futura.

  • Cuadro de secuelas: respiratorias, dolor crónico, cicatrices, ansiedad.
  • Gastos acreditables: fármacos, rehabilitación, transporte, ayudas técnicas.
  • Actualiza cifras con informes y facturas recientes para negociación.

En la práctica: la pericial económica y la médico-legal deben dialogar para evitar duplicidades o lagunas en la cuantificación.

Plazos de prescripción y tiempos procesales

Los plazos son determinantes. En el ámbito público, la responsabilidad patrimonial suele tener un plazo breve desde la consolidación del daño. En la sanidad privada, el plazo civil puede variar según la acción ejercitada y el régimen contractual. Por ello, conviene interrumpir la prescripción mediante reclamación fehaciente tan pronto como se disponga de un mínimo soporte probatorio. El dies a quo puede computarse desde el alta o desde que el paciente conoce la magnitud del daño y su relación con el acto médico, extremo que suele requerir apoyo pericial.

A nivel práctico, el tiempo total del procedimiento dependerá de la carga de trabajo del juzgado, la complejidad probatoria y la disponibilidad de peritos. Aunque una solución negociada puede acortar plazos de manera significativa, no debe aceptarse una oferta insuficiente si las evidencias respaldan una cuantía superior.

  • Interrumpe la prescripción con burofax y conserva el acuse de recibo.
  • Recopila pruebas antes de agotar los plazos para evitar indefensión.
  • Valora medios alternativos de resolución si hay buena fe de la aseguradora.

Recordatorio: los plazos varían; solicita asesoramiento jurídico específico para tu caso concreto.

Prevención y buenas prácticas quirúrgicas

La mejor defensa ante las negligencias médicas en cirugía torácica es la prevención. Los equipos deben aplicar listas de verificación quirúrgica, briefing y debriefing, verificación de lateralidad y recuento instrumental. La adecuada selección de pacientes exige evaluación funcional exhaustiva, optimización preoperatoria (abandono de tabaco, fisioterapia respiratoria), y planificación multimodal de analgesia para reducir complicaciones respiratorias. La monitorización posoperatoria debe estandarizarse con criterios claros de retirada de drenajes, radiografías de control y educación del paciente en signos de alarma.

En términos organizativos, la trazabilidad digital de la historia clínica, la formación continua y la auditoría de eventos adversos fomentan una cultura de seguridad. Para el paciente, comprender el consentimiento informado, preguntar dudas y seguir las pautas de recuperación acelerada (ERAS) mejora resultados y reduce riesgos. En oncología torácica, la discusión en comité multidisciplinar garantiza que la indicación quirúrgica se alinee con guías y alternativas terapéuticas.

  • Checklist de seguridad y verificación de lateridad.
  • Plan analgésico multimodal y fisioterapia temprana.
  • Protocolos ERAS y comités multidisciplinares.

Cultura de seguridad: medir, aprender y corregir tras cada evento evita recurrencias y fortalece la calidad asistencial.

Preguntas frecuentes

¿Toda complicación tras una cirugía torácica es negligencia? No. Las cirugías torácicas conllevan riesgos inherentes. Será mala praxis si hubo desviación de la lex artis o falta de información adecuada que, de haber seguido el estándar, habría evitado el daño.

¿Qué documentos debo solicitar al hospital? Historia clínica completa, parte quirúrgico y anestésico, hojas de enfermería, pruebas de imagen y anatomía patológica, registros de drenajes y checklists, así como el consentimiento informado específico.

¿Cómo se calcula la indemnización? Con informes periciales que cuantifican secuelas, días de perjuicio, gastos médicos y pérdidas económicas, además del daño moral y, en su caso, pérdida de oportunidad terapéutica.

¿Qué plazo tengo para reclamar? Depende de si la atención fue pública o privada y del tipo de acción ejercitada. Es crucial interrumpir la prescripción cuanto antes con reclamación fehaciente.

¿Puedo llegar a un acuerdo sin ir a juicio? Sí. Con base pericial sólida, muchas aseguradoras exploran acuerdos extrajudiciales. No aceptes ofertas insuficientes si la evidencia sostiene una cuantía mayor.

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